Ardiendo

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Narra Lucía:

Cuando entramos a la habitación de hotel, me lleva a la pared y me encierra con su cuerpo. Me encanta que se esté comportando de está manera, que me tome con fuerza, que se comporte como un animal y me tenga encerrada.

Mis manos quieren apoyarse en su pecho pero me toma de las muñecas y las lleva hacia la pared, arriba de mi cabeza.

Utiliza una mano para dejarme así y con la otra empieza a sacarme la ropa. Su respiración es pesada y su mirada es tan electrizante que me hace mojar por completo.

Mi ropa queda en el piso y quito mis manos de su agarre para hacer lo mismo con el. Sus manos se mueven vigorosas por mi piel, ruborizando mis mejillas y sensibiliza cada parte de mi cuerpo donde me toca.

Mis labios lo besan con paciencia, sus besos húmedos me llegan hasta el alma y me toma con cuidado de la cabeza, atrayéndome más a su boca y sus labios me comen.

Sus besos casi me desconcentran de lo que quiero hacer, lo despojo de su ropa y gruñe en voz baja cuando empiezo a besar su pecho desnudo. Mis manos van a su cinturón y se lo saco rápidamente, en continuación, le desabrocho los pantalones y los bajo junto a sus boxers.

Bajo la cabeza y me muerdo los labios al verlo tan grande y erecto.

Tomo el control de la situación cuando tomo su mano y lo llevo a la cama, el se acuesta sobre el colchón y subo enseguida. Me siento a horcajadas y me inclino para pasar mi lengua en sus labios.

Eso lo enloqueció por completo porque toma mis brazos pero no me dejo controlar, no hasta que termine con el primero.

Su respiración es pesada cuando me muevo hacia atrás, estoy cerca de su entrepierna hinchada y la tomo sin mediar palabra. Mi agarre es suave y la muevo hacia abajo, masturbándolo y su gruñido es más alto.

Me gusta como gime, es tan excitante ver como se pone y eso que recién estoy empezando.

Sigo moviendo mi mano, arriba abajo, una y otra vez hasta que utilizo mi lengua y lamo la punta, está se humedece por su liquido pre seminal y lo meto a mi boca, un gemido sale de su boca y toma mi cabello con delicadeza.

Muevo mi cabeza rápidamente, chupando su pene y lo siento temblar, lo está disfrutando y me está pidiendo que pare.

Lo estoy volviendo loco y eso es lo que quiero. Su respiración es pesada y casi no puede hablar. Se que se está por venir y me quita enseguida.

Me deja sobre el borde de la cama y me besa intensamente, su arrebato es potente y sus ojos están rojos.

Separa mis piernas y no pierde el tiempo, me hace sexo oral y su lengua me lame con una destreza impresionante. Su lengua electrizante me hace gemir enseguida cuando serpentea sobre mi clítoris.

Sus manos aprietan mis senos mientras bebe de mi feminidad, me mojo de nuevo al sentir un éxtasis intenso y cierro los ojos, dejándome llevar. Me entrego a su merced y arrugo el rostro cuando su lengua se mueve en círculos, ahogándome en mareas enérgicas de placer.

Soy incapaz de cerrar mi boca debido a los gemidos que suelto, mi cuerpo es tan liviano y ya no me responde gracias a la lengua profesional de Marcos.

Echo la cabeza hacia atrás y mis piernas tiemblan, apretando su cabeza y tiro de su cabello al sentirme sobre pasada por la lujuria.

Sigue adelante y siento que me voy a venir en cualquier momento, sigo gimiendo, gritando su nombre y con sus labios toma mi clítoris, estirándolo como si fuera un chicle.

Eso provoco mi perdición, me vine por completo en su boca y bebe de mi por completo. Mi respiración es lenta mientras busco un poco de oxigeno para mis pulmones, mi pecho sube y baja rápidamente y trago saliva.

-Eres tan deliciosa. -Suspira.

Muevo mi cabeza para mirarlo y mi aire se corta cuando lo veo mirándome como si fuera un león que quiere despedazarme.

Se mueve lentamente, como un animal salvaje que quiere agarrar a su presa y antes de tomar mi cuerpo, mi celular empieza a sonar y suspira decepcionado.

-No contestes.

El celular no deja de sonar y tengo que contestar al ver que es Héctor, me pongo un poco nerviosa y Marcos se siente a mi lado.

-Hola...

-Hola mi amor. -Lo escucho. -Hoy no pude llamarte porque estaba lleno de trabajo, ¿Cómo te fue?

-Muy bien, estuvo todo tranquilo y ahora estoy muy cansada.

-Me imagino y yo molestándote a está hora.

En ese momento, la mano de mi amante se mueve sobre mi vientre hasta llegar a mi monte de venus, muevo la cabeza para reprenderlo pero no le importa, es más, sigue adelante y procede en besar mi cuello.

-No te preocupes.

Contengo la respiración cuando introduce dos dedos en mi vagina, moviéndolos suavemente y me hace temblar de pies a cabeza. Muerdo mis labios para no gemir y apoyo mi nuca en su hombro.

-Te extraño Lucía... se que regresas dentro de dos días pero no es lo mismo sin ti.

-Lo se...

Marcos sigue moviendo sus dedos, lo hace más rápido y me tapo la boca porque casi se me escapa un gemido, me está torturando y a medida que pasa el tiempo siento que me estoy derritiendo.

No quiero que me deje de tocar y el no tiene intenciones de hacerlo, creo que lo hace para marcar su territorio y lo está haciendo muy bien porque me está enloqueciendo.

-Héctor... mañana hablamos... -Respiro agitada.

Empeora la situación cuando palmea mi vagina y muerdo mis labios.

-Hasta mañana...

Corto la llamada sin dejar que se despida y lo dejo a un lado. Marcos sigue adelante y las paredes vaginales aprietan sus dedos, llega el momento inminente en que me rompo por completo y me vengo.

Mis jugos empapan sus dedos y los saca antes de llevarlo a su boca.

-Tan sabrosa. -Saboreando.

- ¿Estás loco? Mira si se daba cuenta.

-Que vea que eres mía.

Su tono de voz pulverizo mi interior y casi no puedo respirar, sus labios toman los míos y me besa enérgicamente. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora