Alejandro

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Antes del mediodía, mi estomago empieza a hacer ruido por el hambre y tengo unas ganas de comer unas hamburguesas. Le digo a Marcos y él sonríe antes de besar mi frente. 

-Entonces ya voy a comprar. -Poniéndose de pie. - ¿Quieres algo más?

-Un helado. 

Expande su sonrisa y asiente antes de tirarme un beso. 

-Ya regreso. 

Sale de la oficina y me quedo sentada en mi asiento, acariciando mi vientre y agacho la cabeza para mirar mi vientre hinchado. Una sonrisa aparece en mi rostro y suspiro llena de amor. 

- ¿Viste lo hermoso que es papá? -Contenta. -Tienes el mejor papá que una hija podría desear. 

Respiro hondo y en cuestión de minutos, escucho un golpeteo en la puerta y le digo que pase. 

La puerta se abre y veo a Alejandro entrar, veo que tiene una carpeta en su mano y se acerca al escritorio. 

-Perdón que la moleste pero quería mostrarle el balance del mes en el que empecé a trabajar. 

-No molestas. -Sonrió un poco y me entrega la tarjeta. -Gracias. 

- ¿De cuanto estás? 

-En está semana cumplo 6 meses. -Animada. -Es una niña. 

Sonríe al escuchar. 

-Felicitaciones. 

-Gracias. 

Pongo mi atención en el contenido de la carpeta y me tranquiliza que en mi ausencia las cosas no se hayan caído a pedazos. Suspiro de alivio y dejo la carpeta sobre el escritorio. 

-Gracias a Dios. -Tranquila. -Muchas gracias por todo. 

-No tiene que agradecer, es mi trabajo. 

Lo veo sonreír y me pongo a pensar en que ya tengo que ir pensando en el próximo desfile, tengo mucho trabajo para hacer y si las cuentas no me fallan, el desfile será después de que de a luz. 

- ¿Le pasa algo señora? 

Reacciono cuando escucho a Alejandro y niego despacio. 

-No... solo estaba pensando en que ya me tengo que poner a trabajar para el próximo desfile. Le voy a pedir ayuda a mi pareja para ir organizando todo. 

-También la puedo ayudar, si eso desea, claro. 

Asiento al verlo tan servicial y le agradezco. 

Enseguida, Marcos entra a la oficina con el almuerzo y le sonrió al verlo. 

-Justo estaba hablando de vos. -Animada. 

- ¿Mal? 

Suelto una risa y niego. 

-Es que tengo que empezar a organizar todo para el próximo desfile y quería pedirte ayuda. 

-Ni tienes que pedirla. -Acercándose. -Te iba a ayudar de todos modos. 

Deja la bolsa con comida en el escritorio y toma mis manos antes de besarlas. 

-Mejor voy a regresar al trabajo. 

Escucho a Alejandro y asiento suavemente. 

-Gracias, si necesito tu ayuda te llamo. 

Sale de la oficina y limpiamos el escritorio antes de comer. Mientras le doy su hamburguesa, me mira con una sonrisa. 

-Me pone feliz que ya pienses en eso. -Contento. -Solo que no me agrada mucho que te hagas mala sangre. -Acaricia mi vientre. 

-Estaré bien. -Sonrió y me inclino hacia él. -Además tengo a mi guardaespaldas. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora