Narra Lucía:
Abro los ojos y lo primero que veo es a Héctor, sus ojos me miran con una expresión que no puedo llegar a entender e inmediatamente todos los recuerdos inundan mi cabeza y me está dando vueltas. Me doy cuenta de que estoy en la habitación del hospital y estoy conectada a un suero. También puedo asegurar que me pincharon al ver que tengo un pedazo de algodón en mi brazo.
-¿Cómo estás, mi amor?
Intenta tocar mi cabello y me siento sobre la cama, despreciando sus caricias y me toma del brazo.
-Acá no, estamos en el hospital y no quiero escándalos. ¿Me escuchaste?
Me amenazó entre dientes y tiró mi brazo para zafar de su agarre. Ni siquiera quiero verlo, me da tanto asco. No puedo creer que haya hecho algo semejante.
-¿Que hacemos acá? -Pregunto con seriedad.
-Te desmayaste, ¿te acuerdas?
-Si es tan solo un desmayo. ¿Por qué me trajiste?
No dice nada, solo se queda mirándome en silencio y lo miro con tanto enojo. Cuando salgamos de aquí le voy a pedir el divorcio, este matrimonio ya no tiene vuelta atrás y no lo quiero ver nunca más en mi vida.
Minutos después, una doctora irrumpe el momento incómodo y mi mirada está sobre ella.
-Ya están listos los resultados y los parametros son normales, solo algunas cosas están para mantener en observación pero es normal por tu estado.
-¿Mi estado? -Confundida.
-Si, como está embarazada es normal que tenga la presión baja y sufra desmayos por los disgustos que pueda llegar a tener.
Me quedo en shock al escuchar hablar a la doctora y parpadeo mientras me encuentro con la noticia del embarazo.
-No sabe la felicidad que me da está noticia, doctora.
Héctor me abraza al momento de hablar y un asco recorre todo mi cuerpo.
-Felicitaciones a ustedes. -Sonríe, -Ahora le voy a pedir a la enfermera que te saque el suero y ya te puedes ir a casa.
Solo me limito a asentir, sintiendo como las lágrimas amenazan con salir.
Voy a tener un hijo de Marcos, un hijo que fue creado con engaños. Mi corazón se rompe de nuevo al darme cuenta que voy a criar sola a mi bebé...
Sin embargo, siempre quise ser madre y ahora tengo la oportunidad de hacerlo. Un sentimiento de lucha me inunda y mis manos se apoyan sobre mi estómago.
Minutos después, estamos en la calle y avanzó con prisa, alejándome de Héctor y siento sus pasos mientras me sigue.
-Lucía...
-No te quiero ver Hector. Me da asco verte y no quiero verte nunca más. ¿Me escuchaste? -Furiosa. -Quiero el divorcio.
Sus ojos me miran con una chispa llena de ira y me toma del brazo.
-No te voy a dar el divorcio... -Apretando los dientes. -Todo esto lo hice por vos y ahora vamos a ser padres.
-No es tu hijo. -Le hago frente. -No te vas a hacer cargo porque yo no te voy a dejar que te le acerques. -Furiosa. -Me vas a dar el divorcio o te juro que soy capaz de hacer cualquier cosa.
-Y YO TAMBIÉN. -Grita. -No me conoces y te aseguro que si me dejas vas a sufrir todo lo que mereces por enamorarte de ese imbécil. Vas a estar conmigo o te juro que voy a matar ese bastardo que está en tu vientre.
En un arrebato de furia, le doy una cachetada y lo empujó.
-NO VAS A TOCAR A MI HIJO. -Desesperada.
-Soy capaz de hacer cualquier cosa con tal que estés conmigo. No me vas a dejar para irte con ese hijo de puta. ERES MÍA, ¿LO ENTIENDES?
-No me vas a detener, Héctor. Mi decisión ya está tomada.
Siento tanta valentia que no me importan sus amenazas, solo me alejo de él y agilizo mi paso mientras lo escucho gritar.
-SI VUELVES CON ÉL TE PROMETO QUE VOY A MATAR A TU HIJO. TE VOY A HACER MIERDA.
Mis lagrimas salen de mis lagrimales y sollozo sin control por toda la situación que estoy sufriendo. Tomó un taxi y viajó hasta la casa de Juliana, le cuento todo lo que pasó y me mira con tanta sorpresa que me abraza con fuerza.
-Es un hijo de puta. -Furiosa. -No puedo creer que sea tan macabro.
-Y no puedo entender que Marcos se haya prestado en su plan. -Mis labios tiemblan al sentirme tan desconsolada. -Decía que me amaba y eran tan solo mentiras. Lo peor de todo es que aún lo amo, Juli... estoy tan enamorada de él que no puedo odiarlo.
Rompo en llanto y siento como el corazón se me desgarra.
Juliana me consuela y se muestra calma.
-Ahora te vas a tranquilizar mientras te hago un té y te vas a dormir.
Asiento en silencio y enseguida va a la cocina para prepararme el té. Mi celular no para de sonar y al agarrarlo veo que son llamadas perdidas de Marcos. Un nudo se forma en mi garganta y cierro los ojos.
Al otro día, me quede a dormir en la casa de Juliana y no tengo intenciones en salir de la cama.. No obstante, mi amiga ingresa a la habitación y puedo darme cuenta que está preocupada.
-Vino alguien para hablar con vos.
Me siento sobre la cama y niego al pensar que es Héctor.
-No quiero hablar con Héctor, no quiero verlo nunca más.
-¿A mí tampoco?
Marcos aparece en el marco de la puerta y mi corazón salta al verlo.
Mis ojos se inundan por las lágrimas que estoy conteniendo, Juli nos deja solos y cierra la puerta. Dejo de mirarlo, no puedo mirarlo porque se muy bien que puedo caer bajo sus encantos y no quiero eso.
Solo quiero odiarlo, alejarlo de mi vida y empezar de nuevo.
Cerró los ojos y respiró hondo.
-¿Qué quieres? ¿Burlarte de mi?
Narra Marcos:
Me arrodillo al pie de la cama y me duele verla de esa manera, está sufriendo por mi culpa y me odio por eso.
-Por favor, mi amor. Escuchame, dame la oportunidad para explicarte.
-¿Explicar que? -Me habla con la voz rota por las lágrimas. -¿Cómo te burlaste de mí todo este tiempo?
Muevo la cabeza en un no y tomo sus manos.
-No sabes lo que me dolió hacer eso pero nunca me burlé de ti. Todo el amor que siento por vos es verdadero, mi amor. -Llorando. -Mi corazón está en carne viva de tan solo pensar que te puedo perder porque no me imagino mi vida sin vos, sin tu amor, sin tus caricias y me volvería loco de pensar en un futuro en el que no vas a estar. Te amo Lucía, te amo intensamente y nada va a cambiar todo lo que siento.
-¿Y por que aceptaste? ¿Por qué te prestaste a eso?
-Porque Héctor y Alfonso me amenazaban. No sabia que hacer porque Héctor es un hombre con poder y solo soy un pobre diablo.
Vuelve a mirarme con sus ojos llenos de lágrimas y tomo sus manos con fuerza. Mueve la cabeza y solloza.
-¿Por qué te creo? ¿Acaso soy tan estúpida por creerte? Dios santo.
Me acerco a ella y la estrechó con mis brazos, mis manos acarician sus mejillas y limpio sus lágrimas, mis ojos la miran con ese amor que me hace sentir día a día. Mis labios están locos por besarla y les hago caso, nos fundimos en un beso apasionado y ella lo corresponde. Mis lagrimas corren por mis mejillas con intensidad y mi corazón está que explota.
ESTÁS LEYENDO
En carne viva
RomanceUna maternidad deseada y un esposo dispuesto a todo para que su esposa quede embarazada.