Exámenes

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Narra Lucía:

Salgo de la camilla y me coloco los zapatos, tomo asiento y la ginecóloga me observa con serenidad.

-Está todo bien Lucía, no hay problema con tu fertilidad pero está bien que quieras hacer un tratamiento de hormonas. -Anota la receta. -Tienes que comprar unas pastillas que tienes que tomar una al día y siempre al mismo horario, no te olvides.

Le sigo todo al pie de la letra de sus indicaciones y me da la receta.

-Gracias Sofi. -Agradecida. -Muchas gracias por todo.

La mujer sonríe y estrechamos las manos antes de despedirnos, salgo del consultorio y emprendo marcha hasta la farmacia para comprar los remedios.

Entro a la farmacia y saco un número, tomo asiento y espero a que me llamen. Me llaman por mi número y le entrego la receta a la farmacéutica, me pide el carnet de mi obra social y el documento de identidad, le doy todo y se toma su tiempo para escribir todos los datos.

Cuando tiene todo, me da el remedio y voy hasta la caja para pagar todo.

Al tener mis cosas, salgo de la farmacia y busco mi auto para irme a mi casa. Estoy tan cansada que decido pedir una pizza y reposar un poco en el sofá del living.

Después de un tiempo, dejo el auto en mi garaje y abro la puerta de mi casa, me encuentro con Héctor en el living y camino para besar sus labios.

No obstante, su mirada está concentrada en el celular y me inclino para besar su mejilla.

- ¿Cómo te fue? -Le pregunto.

-Un poco cansado. -Resopla. -Discutí con el gerente de programación y estoy deseando que ya termine el día.

Ni siquiera me mira, lo estudio y de verdad se lo ve de mal humor. Lo peor es que ni me pregunta como me fue en el trabajo y tampoco me pregunto como me fue con la ginecóloga.

Tenia pensado decirle de los remedios para aumentar las chances de quedar embarazada y quizás intentarlo más tarde...

-Voy a pedir pizza.

Tomo su mano y este la quita enseguida, dejándome con un vacío.

-No voy a comer, me voy a bañar y luego ire a la cama.

-Está bien.

No se acerca para besarme, se pone de pie y se aleja automáticamente después de mi fracaso por tratar de acercarme.

Suspiro y me quedo más confundida que nunca, espero que ese mal humor se le pase rápido.

Más tarde, como en la soledad del living y resoplo cansada, estar sola me quito el apetito y me limpio las manos. Me doy una ducha para quitarme la tensión del día y me pongo el pijama, entro a la habitación y me encuentro en medio de la oscuridad.

Escucho los ronquidos de Héctor y me apoyo en el marco de la puerta. Respiro hondo cuando dejo pasar unos minutos y me acuesto en la cama.


Narra Marcos:


Estoy acostado en mi cama y con la mirada perdida en el techo, mi respiración en pesada mientras recuerdo todo lo que paso en el día de hoy.

El momento en que me la encontré en el ascensor, como no pude dejar de mirarla luego de la sorpresa que me llevé cuando supe que es Lucía Dorrego.

Me deje engañar por la imagen que tengo de la gente rica, esas personas frías y ella me demostró que no lo es. Después de haber experimentado un día de trabajo, puedo decir que es una persona muy humana y bondadosa, lo que me deja con ese sentimiento de culpa.

Lucía no merece que la engañen así, mucho menos su marido y no se que hacer. Me siento atado de pies y manos porque necesito el dinero.

Me llevo las manos a la cabeza y me llevo el cabello hacia atrás.

Mi mente me repite que solo será por un tiempo, que piense en el dinero que puedo ganar por eso pero mi corazón y mi moral me dicen que está muy mal.

- ¿Por qué dije que sí? -Me recrimino.

Le doy vueltas a ese asunto miles de veces y eso que esto es el comienzo. No está bien jugar con los sentimientos de Lucía, ella es una mujer de carne y hueso, también siente como cualquier persona.

No puedo hacerle eso.

No puedo.

Se que tuve un acuerdo de palabra pero no podre con mi conciencia.

Al otro día, voy temprano al sanatorio y espero hacer todo rápido para ir al trabajo. Lo hago con una expresión completamente fría y una mujer toma mi muestra.

-En cinco días va a obtener los resultados, los puede retirar por la mañana entre las 7 de la mañana hasta las 10.

-Gracias. -Cabizbajo.

Me despido de la enfermera y salgo del sanatorio, reviso el reloj y niego lentamente al ver que solo cuento con 15 minutos.

Espero poder llegar a tiempo al trabajo.

Llego sobre la hora y ya siento que estoy llegando tarde, lo primero que hago es sacar la carpeta del proyecto de mi jefa y me acerco a su puerta, la golpeo suavemente y su voz se hace escuchar.

-Adelante.

Abro la puerta y sonrió cuando ella hace lo mismo, le doy los buenos días y me responde. -Perdón por llegar un poco tarde, tenia turno con el médico.

-No se preocupe, la salud es lo primero.

Ella muestra calma en su expresión y eso me hace bajar un poco los nervios, le entrego su carpeta y la abre.

-Ahí tienen los números del proyecto, le hice un balance y estoy seguro que les va a gustar a los inversionistas.

Una mirada encendida florece en su rostro y sonríe de felicidad.

-Es excelente

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-Es excelente. -Contenta. -Ya puedo informarles los números. Muchas gracias, señor Natale.

-Para eso me contrato, estoy para servirle.

Observo su escritorio y veo que tiene varios bocetos de los vestidos que diseño.

- ¿Puedo verlos?

Ella sonrie y asiente.

-Claro que si. -Sentándose en el escritorio. -Son los que hice hace un tiempo para el desfile del mes que viene.

-Están hermosos... no estoy muy familiarizado con la moda pero son muy bellos.

Le entrego el boceto y ella se endereza, caminando alrededor del escritorio.

-Muchas gracias pero le aseguro que va a aprender mucho. -Sonrie.

Su estado de ánimo borra todo mi pesar, ya lo tengo decidido. No pienso seguir adelante con el plan de su esposo.

Lucía no merece que alguien la lastime. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora