¿Hablas en serio?

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Narra Lucía:


Un sentimiento de alegría me alcanza cuando entramos a la empresa y los trabajadores me saludan con una cálida bienvenida y sonrió al ver a Milagros. Ella se acerca y nos damos un abrazo.

- ¿Cómo está señora? No sabe la alegría que me da que esté con nosotros. -Contenta. -Se la ve tan linda así embarazada. 

-Lo mismo digo. -Acota Marcos. 

Nos ponemos a reír y avanzamos hasta la oficina, mi pareja me toma de la mano y sonreímos al mirarnos. Milagros cierra la puerta y Marcos corre mi silla para que tome asiento. 

Se siente tan bien regresar y tomar las riendas de mi vida. Respiro hondo para bajar un poco la euforia. Le agradezco a Milagros y a los trabajadores por habérselas arreglado con la empresa para que no se viniera abajo. Les debo mi vida y tendrán una excelente gratificación por la ayuda. 

- ¿Paso algo en mi ausencia? salvo lo que ya me contaron. -Curiosa. 

Milagros es la primera en hablar y le pido que tome asiento. Marcos está de pie, observando lo que pasa y se pone detrás de mí, apoyando sus manos en mis hombros.

-Hay un nuevo contador, hace un mes que está trabajando y lo hace muy bien. 

-Pero pensaba que ibas a ocupar ese puesto. -Me volteo para ver a Marcos.

-Lo se mi amor pero es mejor que trabaje en otro lugar... no me agrada mucho la idea que me mantengas. 

-No te estoy manteniendo si estás trabajando. 

-Es tu empresa y es tu dinero. 

Resoplo y hago una mueca. 

- ¿Entonces? 

-Estoy buscando trabajo, el anterior que tenía termine renunciando cuando paso todo... 

- ¿No puedes estar aquí mientras tanto? -Tomo su mano. -Al menos hasta que encuentres el trabajo. 

Sonríe y aprieta mi mano. 

-Siempre encuentras la manera para que cambie de opinión. -Riéndose y se agacha para besarme. -Pero solo hasta que encuentre trabajo. 

Asiento y acaricio suavemente mi vientre hinchado.

- ¿Cómo se llama el contador?

- Alejandro Condarco. Se estuvo haciendo cargo en todo este mes y la verdad que los dejo a todos muy satisfechos con su labor. 

Me siento más tranquila que sea así y me da curiosidad por saber como es. 

- ¿Puedes pedirle que venga? quisiera conocerlo. 

-Claro señora, enseguida. 

Se pone de pie y sale de la oficina. Marcos se sienta a mi lado y nuestros dedos se entrelazan. 

-Se te ve muy bien. -Me mira. -Siempre estás hermosa pero tienes otro brillo cuando estás trabajando. 

-Es que amo mi profesión. -Contenta. -La pase muy mal cuando Horacio me tenia encerrada en esa casa... -Muevo la cabeza para no recordar ese momento horroroso de mi vida. -Pero gracias a Dios apareciste tu y me enseñaste a recordar mi vida. Tuve tu apoyo en todo ese tiempo y no sabes como te agradezco por tomar mi mano y nunca abandonarme.

Sonríe con amor y se acerca más para besar mis labios. 

-Nunca te voy a soltar la mano, mi amor. Siempre pero siempre me vas a tener a tu lado en cada paso que des siempre voy a tomarte de la mano. 

Sus labios atrapan los míos y mi espíritu está que vuela por las emociones que estoy atravesando. La sensación de sus labios besándome apasionadamente son tan maravillosas, mis brazos envuelven su cuello y su lengua explora mi boca. 

No obstante, se escucha un golpeteo en la puerta y nos separamos. 

-Adelante. -Hablo. 

Enseguida se abre la puerta y veo entrar a un hombre que aparenta tener más o menos unos 40 años, está vestido con un traje y sonríe con cortesía. 

-Buenos días. 

-Buenos días. -Contestamos. 

Me pongo de pie y estrechamos las manos. 

-El es Marcos, mi pareja. 

-Mucho gusto. 

Se estrechan las manos y tomamos asiento. 

-Me dijo Milagros que trabajaste muy bien. 

-Trate de mantener a flote la empresa y me pone muy feliz que estén conformes con mi trabajo. También me alegra que esté fuera de peligro y que ya este aquí. 

-Muchas gracias. -Animada. -Ahora voy a retomar el trabajo asique espero que podamos trabajar en conjunto.

-Delo por hecho. -Sonríe.

Más tarde, estoy sola en la oficina con Marcos y puedo notar que está un poco serio. Está de pie mirando por la ventana y me pongo de pie antes de apoyar mis manos en su pecho.

- ¿Pasa algo, mi amor?

-No... solo estaba pensando. 

- ¿En que?

-Bastante fachero el nuevo contador. -Serio. 

Muevo los hombros, ni siquiera me fije en eso pero puedo notar un poco de celos en Marcos. 

- ¿Hablas en serio? -Sorprendida. -No me digas que estás celoso. 

Suspira y mueve la cabeza.

-Lo siento. mi amor. -Rodea sus brazos alrededor de mi cintura. -Me siento un poco estúpido. 

-Ni siquiera me fije en él. -Muevo los hombros de nuevo. -Solo tengo ojos en alguien que me encanta. 

Sonríe y apoya su frente con la mía.

-Debes pensar que soy un toxico. 

-Un poquito. -Riéndome. -Es un poco tierno verte así de celoso, siempre y cuando no pases los limites en tus celos. -Hago una mueca. 

-Perdón. -Acaricia mi cabello. 

Niego lentamente y apoyo la cabeza en su pecho. 

-Además, no tienes motivos para desconfiar de mí. 

-Por eso te pido perdón. -Lleva mi cabello hacia atrás. 

-No tienes porque pedir perdón. Yo también fui un poco celosa con vos. -Hago una mueca. -Había una cierta modelo que te buscaba y como la odiaba. Todavía me cae mal. 

Se pone a reír y me atrae más a él. 

-Cierto... me acuerdo de esa muchacha. -Hago otra mueca y sonríe. -El primer desfile que estuve con vos me busco en el edificio. No le hice caso. 

Me quedo petrificada al escucharlo. 

- ¿Que? Nunca me contaste nada. 

-Es que no le di importancia. Nunca me intereso.

Suspiro lentamente y lo miro con seriedad. 

-No me hace mucha gracia lo que me estás contando. 

-Tranquila, mi amor. -Me besa. -Te juro que no paso nada. -Sonríe suavemente. -Además... ya estabas en mi cabeza. 

No digo nada y Marcos se inclina para besarme. 



En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora