Cumpleaños fallido

28 2 0
                                    


Narra Marcos:


Un mes después... 


Hoy es sábado, cumpleaños de mi Lucía y pienso en darle un hermoso día como todos los que me regala. 

A pesar de la aparición de Horacio, este mes lo pudimos pasar con tranquilidad aunque también fuimos precavidos cada vez que salíamos a la calle. Todavía no apareció y no sabemos el paso siguiente.

Sin embargo, no le tengo miedo. Aquí lo voy a estar esperando para hacerle frente y acabar con su maldad de una vez por todas. 

No me voy a esconder, el seguro sabe donde encontrarme y estaremos frente a frente. 

Muevo mi cabeza para sacar esos pensamientos que no valen la pena, lo único importante es el cumpleaños de mi futura esposa y ya estoy emocionado. 

Ahora estoy en la habitación de Emilia, cambiándole los pañales a mi bebé y esperando a que Juliana se haga presente en la casa. Preparo a la niña y la tomo entre mis brazos. Una sonrisa aparece en mi rostro al mirarla, si no fuera por mis ojos diría que es exactamente igual a Lucía. 

Mi prometida nos mira con una sonrisa y toma a la niña en brazos. 

-Como está creciendo... -Contenta. -Como le agradezco a Dios por tener este hermoso pedacito de nosotros. 

-Es una hija fruto de nuestro amor. -La abrazo con cuidado y beso su frente. 

Mi mano libre acaricia su cabello sedoso y mis labios la reciben con entusiasmo, sus labios provocan revoluciones en mi estomago e introduzco mi lengua en su boca. El beso se está volviendo intenso y en cuestión de segundos se escucha el timbre. 

Nos separamos un poco y apoyamos nuestras frentes mientras sonreímos. 

-Debe ser Juliana. Yo le abro. -Digo. 

Le doy un beso y le entrego a la niña. 

Salgo de la habitación y bajo las escaleras, cruzo el comedor y me dirijo hasta la entrada, cuando abro la puerta, me encuentro con dos hombres que me agarran de los brazos y me inmovilizan rápidamente. 

Intento luchar pero enseguida uno de ellos me da un golpe en el estomago y el aire se me escapa de la boca. Mis ojos están en la puerta y el pánico se apodera de mi cuando Horacio se hace presente. 

No puede ser, trago saliva e intento gritar lo más alto que puedo. 

- !LUCÍA! -Grito con todas mis fuerzas. -ENCERRATE CON LA NIÑA EN SU HABITACIÓN. 

Grito con desesperación y Horacio se ríe. 

-No vas a poder hacer nada para salvarla. 

De un segundo al otro, siento un golpe en el rostro y caigo inconsciente. 


Narra Lucía:


Escucho a Marcos gritar y mi respiración se vuelve errática cuando me dirijo a la puerta, le hago caso y enseguida cierro la puerta con llave. 

Sostengo a la niña que está llorando y mis ojos se llenan de lagrimas por el peligro que estamos corriendo. Trago saliva y ruego una y otra vez para que Marcos esté fuera de peligro. 

Sin embargo, escucho las pisadas que se van acercando y mi cuerpo empieza a temblar cuando escucho la voz de Horacio del otro lado de la puerta. 

-Se que estás ahí, mi amor... No intentes escaparte porque te voy a encontrar. 

Emilia llora con más fuerza y siento que no puedo respirar, intento pensar lo más rápido que puedo para salir de está habitación. Consuelo a la niña al mismo tiempo que mi mirada se posa sobre la ventana y respiro hondo antes de hacer el intento. 

Agarro a la niña con fuerza en mis brazos y levanto la ventana con cuidado, tratando de no ponerla nerviosa a Emilia.

Me siento sobre la ventana y trago nerviosa al ver la altura del piso donde estamos. Vuelvo a respirar hondo y mis brazos protegen a mi niña. Aterrizo en el suelo y siento un tirón en mi pierna izquierda. Suelto un gemido de dolor y siento unos brazos que me envuelven con fuerza. 

-Aquí estoy, mi amor. 

Escucho la voz de Marcos y mis lagrimas recorren mis mejillas. 

-Gracias a Dios estás bien. 

Asiente y sus brazos me rodean con fuerza. Me ayuda a levantarme y siento otro dolor en mi pierna.

-Llame a la policía ¿Puedes caminar? -Asustado al ver mi cara de dolor. -Además de Horacio, hay dos hombres en la casa.

Asiento mientras no se que hacer, hago el primero movimiento con la pierna izquierda y me quejo por sentir otro tirón. 

Sin embargo, escuchamos a nuestras espaldas la voz de Horacio y se que ya no hay escapatoria. 

-Te dije que no te ibas a escapar, mi amor. 

Nos damos la vuelta y Marcos se pone delante de mi. Horacio nos apunta con un arma, está solo y con una firme determinación de acabar con nuestra vida. 

-Pensar que estaba dispuesto de darte todo de mi, de dejar que esa bastarda siga viva cuando solo quería que la abortaras. -Fuera de si. -Pero no me importo, solo quería verte feliz pero preferiste a este hijo de puta. 

-Me engañaste todo esté tiempo, Horacio. -Asustada. -Te aprovechaste de mi vulnerabilidad y no te importo de todo lo que pase... 

-Yo te amaba, Lucía. Lo hice porque quería tenerte, enamorarte y empezar una nueva vida pero solo te burlaste de mi. 

-Déjala fuera de esto, Horacio. -Habla Marcos. -El culpable de todo soy yo, deja que Lucía y Emilia escapen. 

-No, no.... -Dice Horacio. -Ustedes se van a quedar aquí porque los voy a matar. 

Le quita el seguro al arma y le apunta a Marcos. La desesperación inunda mi capacidad de pensar y mi labio inferior tiembla. 

-No lo mates, Horacio... por favor. 

Horacio se ríe al escucharla y la mira. 

-Como voy a disfrutar verlos muertos... -Sonriendo. -Me jure que acabaría con ustedes y eso es lo que voy a hacer. 


En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora