Sobre mi cadaver

63 7 1
                                    


Narra Héctor:

Tengo un día tan atareado en el canal, cuya situación se está poniendo cada vez más aguda debido al bajo rating que está presentando los programas y tenemos que estar haciendo unos cambios a último momento para revertir

Encima ese no es el único problema que me quita el sueño, sino que también mi esposa me está preocupando demasiado sobre su comportamiento, en el desayuno de ayer la sentí distraída, en el almuerzo se fue para compartir un momento con Juliana y cuando llego la cena, se mostro distante, pensativa y cuando quise encender la llama de la pasión, ella estaba cansada.

No quiero pensar en lo peor porque sino haría una locura y no deseo eso, solo quiero pensar con la cabeza fría y espero que Alfonso haya hablado con ese infeliz para que renuncie y desaparezca de la vida de mi mujer.

Porque Lucía siempre será mi mujer y completamente mía. En ni siquiera es un adversario, no se puede comparar con lo que puedo darle a mi esposa.

Además, si el intenta algo con Lucía tiene muchas cosas que perder... sí. Lo había olvidado por completo.

El accedió seducirla por dinero y eso no le gustaría a mi esposa, esa verdad la destrozaría...

¿Por qué digo esas cosas? Si Lucía no está enamorada de él, no me seria infiel y por eso ese estúpido nunca pudo hacer nada.

Es verdad y eso me tranquiliza mucho.

Más tarde, una llamada de Alfonso irrumpe mi trabajo y atiendo enseguida.

- ¿Paso algo?

-En realidad si, ayer hable con ese tipo para que renuncie al trabajo de tu esposa y por suerte me hizo caso, me dijo la secretaria de Lucía que Marcos renuncio así que ya no es una amenaza.

-Que alivio. -Me llevo una mano a la nuca. - ¿Le dijiste que le voy a pagar?

-Me dijo que no quiere tu dinero y la verdad es que me dejo bastante confundido.

- ¿Por qué?

-Es que lo vi bastante triste cuando le ordene que tiene que renunciar, es como si no deseaba hacerlo... llegue a la conclusión de que siente algo por tu esposa.

- ¿Algo como que?

Ni quiero imaginármelo pero se lo que quiere decir.

-Que está enamorado de Lucía.

-Eso no puede ser. -Negándome a esa idea. -Es descabellado lo que estás diciendo y aunque así fuera, el no tiene nada que pueda darle a Lucía, ni puede competir conmigo.

-Solo te advierto que tengas cuidado, puede atreverse a volver.

-No lo hará, si lo hace ni se imagina lo que le espera y va a desear no haber nacido porque pienso matarlo.

Mi respiración es errática y estoy necesitando un poco de whisky para aliviar mi cabeza.

-Después hablamos, adiós.

Corto la llamada y me pongo de pie, voy al mueble donde están las bebidas alcohólicas y me sirvo un trago. Lo tomo enseguida y el liquido corre por mi garganta.

-Ese infeliz no me la va a quitar... -Enfurecido. -Sobre mi cadáver.

Después de unos tragos, el whisky logra relajarme y me acuesto en el sillón.


Narra Marcos:


Mis ojos la miran con tanta excitación mientras me tomo el tiempo para desnudarla, acaricio ese cuerpo perfecto con mis manos y mi boca. La despojo de su brasier y lo primero que hago es prenderme de su cuello, lamiendo su carne y los jadeos aparecen para traspasar mis sentidos y volverme loco.

Mi entrepierna se hincha más, pidiéndome a gritos por ella y en mi mente está latente darle todo el placer que merece y el que puedo darle.

La amo tanto, maldita sea. Ella es mi oxígeno, mis ganas de vivir y significa hasta mi propia muerte, porque daría hasta mi vida por Lucía.

Mis labios arrasan con los suyos y gime en mi boca, mis manos se mueven traviesas por toda su piel desnuda hasta sus bragas, la última prenda que le queda por quitarle y agarro sus tiritas, dejo de besarla para agacharme y se las quito lentamente.

Estoy arrodillado frente a Lucía y al mirarla, sus ojos brillan con excitación y babeo por ella, me acerco a su vientre para besarlo con suavidad e inicio un camino de besos hasta sus pechos prominentes y capturo su mama derecha con mi boca, mis labios succionan sus pezones, dando lengüetazos y chupones en su piel blanca.

Ella va gimiendo más y más alto a medida que la excito con mis caricias hasta que la tomo entre mis brazos y se me pega como un koala cuando la alzo.

Mi sangre corre espesa al sentirme tan excitado, ella me pone así. Me tiene a sus pies como ninguna otra mujer pudo. Lucía tiene un encanto que traspasa mi manera de ser.

Mi pene entra en Lucía sin previo aviso y nuestras miradas se encuentran, su boca se abre al recibirme y sus uñas se hunden en mis hombros.

Ese dolor es tan intenso y placentero, ese dolor que se mezcla con el placer y se me hace tan exquisito.

Empiezo a moverme y mis manos van a sus glúteos, sosteniéndola con fuerza y la muevo más rápido y con dureza, mis embestidas provocan que sus gemidos sean más prolongados y ambos nos dejamos llevar por el placer que sentimos.

Mi piel es un fuego, la temperatura va aumentando a medida que mis estocadas son desenfrenadas y me dejo llevar por mis bajos instintos. La beso apasionadamente, sus brazos envuelven mi cuello y echa la cabeza hacia atrás cuando la lujuria es mucho más fuerte que ella.

Se está rompiendo entre mis brazos y parece papel, la muevo con fuerza, sube y baja sobre mi pene y mis gruñidos son más altos.

Sus paredes vaginales aprietan mi pene y se que se está por venir, ahí es cuando dejo de moverme desenfrenadamente y me muevo lentamente. Lucía se queja en silencio por lo que estoy haciendo. Tengo pensado torturarla antes de que alcance el orgasmo.

Sus ojos se llenan de lagrimas y quiere moverse para volver al ritmo que teníamos hace unos minutos.

-Quieta, mi vida. -Palmeo su trasero.

Hace un puchero, se la ve tan tierna y más cuando esta desesperada por llegar a la cima.

-Eres tan hermosa... -La veo cerrar los ojos. -Mirame, mi amor.

Mis manos acarician su espalda desnuda, su piel es tan suave y vuelvo a palmear su trasero cuando no me hace caso.

-Mírame... -Gruño.

Tiembla de pies a cabeza y abre los ojos, frunce el ceño y empiezo a moverme con fuerza, de a poco estamos volviendo al ritmo anterior y arruga su rostro antes de clavar sus uñas en mi espalda.

Gimo con ella y la sensación de placer, de tensión, de dolor me está poniendo más duro. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora