Sentimientos

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Narra Marcos:

Trago de nuevo al darme cuenta de lo que me está pasando, quiero besarla. Sus labios me están tentando en hacerlo y la tengo tan cerca que el fuego se está extendiendo en mi interior.

Ese latigazo que siento en mi corazón, ese sentimiento que estoy reconociendo desde que estoy empezando a unirme más a Lucía y se hace evidente cuando la miro a los ojos y mi rostro se va acercando más a la mujer de la que estoy comenzando a sentir algo.

Ella me mira con esos ojos de mar, abriéndolos aún más cuando sabe lo que estoy a punto de hacer. A medida que el tiempo se hace más lento, sus ojos se cierran y nuestras bocas se encuentran.

Mis brazos envuelven su cintura y muevo mis labios rítmicamente, besando los suyos con delicadeza y saciando mis ganas de besarla, me tomo el tiempo para recorrer cada centímetro de sus labios, mordiéndolos suavemente y ella gime cuando lo hago.

-Ay. -Gime de dolor.

Cuando escucho eso, me saca de mi fantasía y me doy cuenta de lo que he hecho. Me imagine que la estaba besando y ahora estoy con la respiración entrecortada.

¿Qué me paso? ¿Por qué me imagine eso?

-Me duele. -Hace una mueca cuando quiere pisar el pie.

-La ayudo.

La tomó de la cintura y la siento en su silla antes de levantarle la pierna izquierda. Sostengo su pie y ambos nos miramos en silencio, le pregunto donde le duele y me dice que en el tobillo.

- ¿Ahí? -Hago una presión y asiente.

Empiezo a hacerle masajes y cuando estudio su expresión, veo que aprieta los labios y trago saliva. Se que ella también está sintiendo esa tensión, esa tensión sexual que ya se aprovecho de mi mente.

Mi imaginación me jugo una mala pasada al imaginarme sus labios sobre los míos, se sentía tan bien en mi mente y por un momento pensé que fue tan real. Sin embargo, solo fue mi mente.

¿Cómo seria besarla? ¿Igual o mejor que lo que se asoma en mi mente?

Me mojo los labios y trago saliva. Tengo que pensar con la mente fría, se que quiero protegerla de ese bastardo pero no puedo sentir nada más.

Me niego sentir algo por ella porque seria muy peligroso.

Sigo masajeando su tobillo y veo que no hay esguince, no hay fractura. Solamente piso mal pero se le va a ir muy rápido.

-No tienes nada... solamente toma un ibuprofeno y descansa un poco.

Lucía asiente lentamente y alejo mis manos de ella, no obstante, la sensación de tocarla fue tan placentera. Trago en seco y cierro los ojos por un momento.

Dios mío, no dejes que me pase algo con ella. No puedo enamorarme de Lucía Dorrego.


Narra Lucía:


Cuando Marcos aparece en ese momento para auxiliarme, esa picazón se hizo evidente en todo mi cuerpo y sentí un leve temblor al estar entre sus brazos. Al tenerlo tan cerca y poder sentir su respiración lenta, pesada y su aliento que me llega hasta los huesos.

Contengo la respiración al sentirme tan bien entre sus brazos.

Esto no está bien, eres casada Lucía... no podes sentirte así por otro hombre que no sea Héctor.

Piso el pie que tengo delicado y gimo de dolor.

-Ay...

Marcos sale de su trance y parpadea varias veces. Me ayuda a sentarme y levanta mi pierna antes de preguntarme donde es el dolor. No se lo que es respirar con normalidad porque perdí la noción de lo que significa en el momento en que empezó a masajear mi tobillo.

Sus dedos largos tocando mi piel sobre la tela de mis pantimedias, una calidez se expande por todo mi cuerpo y un nudo se forma en mi garganta.

-No tienes nada... solamente toma un ibuprofeno y descansa un poco.

Asiento despacio y le doy las gracias.

-De nada. -Habla despacio.

Miro sus ojos oscuros y un nudo se forma en mi garganta.

-Le diré a Milagros que te traiga uno.

-Está bien.

Asiente y hay un silencio pesado, sostenemos la mirada y luego de unos minutos, se retira y me deja sola con una marea de sensaciones que me deja muy confundida.

Más tarde, termino una videollamada con un empresario de México para planear nuestra reunión en Cancún para un proyecto en conjunto. Al final la reunión es dentro de dos semanas y le voy a pedir a Alfonso para que me acompañe.

Apago la computadora y cuando me pongo de pie, otro dolor aparece en mi tobillo y me quejo en silencio.

Puedo pisar y caminar con normalidad pero me molesta un poco el dolor.

Salgo de la oficina para irme a mi casa y antes de llegar al ascensor, me encuentro con Marcos, quien me ve con preocupación.

- ¿Puedes caminar?

-Si, me duele un poco pero sí.

-A ver, la ayudo.

Me agarra el brazo con cuidado y entramos al ascensor, el aprieta el botón del estacionamiento y esté baja rápidamente.

Me sigue sosteniendo y la picazón se mezcla con el hormigueo de mi estómago, bajo la mirada para no encontrarme con sus ojos oscuros.

El tiempo fue muy lento hasta que llegamos al estacionamiento, me ayuda a llegar al auto y me atrevo a mirarlo, sus ojos me miran con una electricidad que detiene mi razonamiento, me deja contra las cuerdas cuando se acerca y toma mi cintura antes de besarme.

Sus manos se mueven delicadamente sobre mi espalda, haciéndome temblar entre sus brazos mientras sus labios encuentran el ritmo sobre los míos.

Mi boca se abre cuando su lengua la explora y gimo suavemente al sentir como muerde ligeramente mi labio inferior.

El beso es tan delicado, amable y romántico. Mis brazos rodean su cuello y siento su mano acariciando mi cuero cabelludo.

Ese momento tan maravilloso se corta cuando reacciono al saber que no está bien. Mis ojos se abren como platos y el me mira con culpa, como si quisiera pedirme perdón y no le doy tiempo a disculparse. Solo entro a mi auto y me voy de allí como si hubiese visto un fantasma.

Mis ojos se llenan de lagrimas cuando salgo del edificio y acelero para ir a mi casa lo antes posible.

No entiendo como paso, solo me deje llevar por el momento y ahora me estoy arrepintiendo. No es porque no me gusta porque me atrae más de lo que estoy dispuesta a confesar, solo se que no está bien, no quiero serle infiel a Héctor.

No lo merece y no quiero hacerle daño.

Mi cabeza es victima de la confusión de todo lo que me hizo sentir ese beso y mis lagrimas caen sobre mis mejillas. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora