Trasnoche

44 5 0
                                    


Narra Lucía:


Minutos más tarde, me ayuda a hacer algunos huecos en el suelo y plantamos las plantas, me alcanza la regadera y riego las plantas. Me gusta como va quedando el jardín, lo veo con más vida y no tan gris como antes. 

-Me encanta como va quedando. -Sonrió. - ¿Y que te parece? -Lo miro. 

-Muy hermoso. -Animado. -Siempre tuviste buen gusto. 

Me quedo mirándolo al ver lo lindo que es sonriendo y mi estomago ruge al sentir tanta hambre. 

- ¿Quieres almorzar? Me muero de hambre. 

Asiente en respuesta y entramos a la casa. 

Más tarde, suspiro con amargura al ver que Horacio está en la casa y besa mis labios. 

-Está bastante cambiado el jardín. ¿Qué paso? 

-Nada, fuimos a un vivero con Marcos porque no me gustaba como se veía el jardín. ¿Te molesta? -Seria. 

-Claro que no mi amor. Me gusta como quedo. 

Ni siquiera sonrío, solo me pongo de pie y voy a la cocina para ver que vamos a cenar dentro de un rato. 

Durante la cena, me muestro seria y completamente callada, Marcos no está con nosotros, él está en la cocina y resoplo en voz baja. 

- ¿Te pasa algo, mi amor?

-No... solo estoy cansada. -Corro el plato. -Creo que me voy a acostar. 

- ¿Quieres que te haga compañía?

-No te preocupes, estaré bien. 

Me alejo de Horacio y subo las escaleras. Cepillo mis dientes y me pongo el camisón antes de acostarme. Apago las luces y apoyo mi cabeza en la almohada antes de quedar completamente dormida.


Sueño de Lucía:


Mi cuerpo siente un leve temblor cuando intensificó sus besos y fuimos desnudándonos, las caricias son protagonistas del momento y me hizo temblar de pies a cabeza al ver como me mira con deseo, es como si quisiera comerme y lo hace al pie de la letra cuando me acuesta en la cama.

Sus labios y manos recorren todo mi cuerpo, haciendo que me derrita a sus pies y que solamente me posee en cuerpo y alma.

Mis senos están libres y su boca captura mi pezón derecho, tirando y mordisqueando suavemente, un gemido alto escapa de mis labios y cierro los ojos, dejándome llevar por la pasión arrolladora de Marcos.

Me quita las bragas y separa mis piernas para besar mis muslos, depositando un camino de besos hasta que llega a mi monte de venus y al sentir su lengua vertiginosa en mi clítoris, mi cabeza se dispara y mi cordura pende de un hilo.

Me saborea, utiliza su lengua para lengüetear de arriba abajo y toma mi clítoris en sus dientes, tirando suavemente y soy incapaz de quedarme callada.

-Marcos.... Ahhh...

Al escucharme de esa manera, gruñe en voz alta y sigue comiéndome por completo.

La espera me está volviendo loca y mi cabeza se echa hacia atrás al sentirme inundada por la lujuria.

Cuando estoy por llegar al clímax, deja de hacerme sexo oral y veo que saca un preservativo de sus pantalones, rompe el envoltorio y mi mirada queda perpleja al ver su tamaño.

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora