Decidida

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Queria avisarles que el sábado habrá maratón. Ojala les guste el capítulo de hoy <3

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Después del viaje, salgo de la estación Callao y me apoyo de la baranda mientras me recupero por unos minutos. No puedo creer haber llegado a está instancia y todavía no se me va el miedo que estoy sintiendo en estos momentos.

Por suerte logre perderlos y tengo que ver como llegar hasta el departamento de Marcos, espero que Héctor no sospeche en donde estoy porque sino todo se puede complicar.

Logró recomponerme unos minutos después y emprendo viaje.

Más tarde, llego al departamento y Marcos se preocupa al verme tan blanca.

-¿Qué pasó? Pensé lo peor al no saber nada de ti.

Sus brazos me rodean con fuerza y me refugio en ellos, cierro los ojos y apoyó el rostro en su pecho.

-Me estaban siguiendo... -Asustada. -Tuve que ir hasta Parque Chas y tome un subte, por suerte los perdí pero no sé si Héctor se dará cuenta que estamos juntos.

Contiene la respiración y empieza a maldecir.

-Es un hijo de puta... Lo mataría si pudiera. -Furioso.

-Ahora hay que estar alerta porque no va a parar hasta saber la verdad.

-Me niego a dejarme intimidar por ese enfermo. -Se aleja y se agarra la cabeza. -No voy a dejar que te asuste.

Se acerca para apoyar sus manos en mis mejillas y mis ojos lo miran llenos de lágrimas. Apoya su frente con la mía y cierro los ojos con fuerza, intento no dejarme intimidar por Héctor pero es tan difícil no tener miedo.


Narra Héctor:


-¿Como que la perdieron?

Estoy que explotó de furia por la situación, no pueden ser tan estúpidos.

-Es que se habrá dado cuenta que la seguíamos y se desvió hasta Triunvirato.

-¿Dónde estaba?

-Había doblado en sentido a la Avenida Rivadavia.

Me pongo a pensar y una duda carcome mi cabeza.

-¿Eso fue en Caballito?

-Almagro, señor.

Emito un sonido y eso me hace levantar mis sospechas.

Espero que no me hayas mentido Lucía porque lo vas a pagar muy caro.

-Gracias Gimenez, trata que la proxima vez que te pida algo no seas tan idiota.

Corto la llamada sin más y mis sospechas se van poniendo más intensas. Aprieto los puños cuando una ira se extiende por todo mi cuerpo.

Narra Marcos:

Le prepare un baño relajante para Lucía y por suerte se la ve más tranquila, no es bueno que esté llena de stress y estoy pensando que hacer para mantenerla relajada.

Estoy sentado en el suelo mientras paso la esponja en su espalda y voy depositando besos en su nuca.

-¿Cómo te sientes, mi amor?

-Mejor... solo estaba pensando en qué hacer.

-¿Qué cosa? -Curioso.

Me mira con seriedad y deja escapar un suspiro.

-Creo que es mejor hablar con la prensa... adelantarme a los hechos para que Héctor no utilice ninguna carta para arruinarme.

-¿Qué vas a decir?

-La verdad, que estamos separados porque ya no lo amo y porque me engaño. No voy a contar de nuestra relación porque es echarle sal a la herida, al menos por ahora pero ya me está hartando esconderme.

No puedo evitar sonreír al escucharla y le beso la sien.

-¿No crees que haciendo esto puede empeorar todo?

-Puede ser pero es darle un poco de su medicina.

Me quedo sin habla al verla tan decidida, la verdad es que me deja tan sorprendido y hace que me enamore más de ella.

Al otro día, me siento un poco ansioso porque Lucía va a reunir a los periodistas en su empresa y no dejo de sentir miedo por su embarazo.

Ahora estoy en mi nuevo trabajo y mi mente no puede dejar de pensar en otra cosa que no sea en ella, en como pueda tomar las cosas de ahora en adelante por sí Héctor decide hacer una contraofensiva para perjudicarla.

Respiro hondo e intento mantener la vista en la computadora de la oficina.

Y a medida que fueron avanzando las horas, los portales de noticias no hicieron otra cosa que subir la noticia de la separación de Lucía con su ex marido.


Narra Lucía:


Mi mirada está sobre la pantalla de mi celular mientras leo los títulos en los portales.

"La modista y empresaria Lucía Dorrego confirmó su separación con el empresario de medios Héctor Ibañez"

Ya lo hice, al fin me anime y la verdad es que me siento más aliviada, me saque un peso de encima al contar todo y que Héctor ya no puede amenazarme con arruinarme con la prensa.

Saco las ventanas de internet y sigo focalizada en el desfile que tengo que planear. Todavía me queda un diseño más y empezar a llamar a las modelos para tomar las medidas.

Sin embargo, toda la concentración que tuve se esfumo de inmediato cuando escuche unos gritos que venian del lado de la recepción.

-TENGO DERECHO A VERLA Y ME VA A OÍR.

Escucho la voz de Héctor y me pongo de pie enseguida. Salgo de mi oficina y veo a los hombres de seguridad agarrándolo para sacarlo. Mi ex me mira con los ojos inyectados de sangre y forcejea para liberarse de los guardias.

-Sos una hija de puta, te cagaste en todo lo que hice por vos pero ni creas que te vas a salvar de lo que te espera.

-¿Me estás amenazando? -Le hago frente. -Hacelo que me haces un favor, tengo testigos para denunciarte.

-No me importa nada, ¿crees que me va a hacer algo que me denuncies? -Furioso. -Grabatelo bien en la cabeza, no te vas a librar bien de mi porque por las buenas o por las malas vas a regresar conmigo y si me llego a enterar que estás con Marcos te ira mucho peor. ¿Me escuchaste?

-Saquenlo.

Les ordenó a los guardias y me hacen caso, lo sacan con la fuerza y respiró con dificultad.

-Ya le hago un té, señora.

Escucho a Milagros y le agradezco.

-Gracias Mili.

Regreso a mi oficina y tomo asiento, era obvio que iba a pasar esto pero no voy a dejar que sus amenazas me asusten, no estoy sola y se que podre salir adelante. 

En carne vivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora