El hogar del aire

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Estimada destinataria:

Construimos un hogar en nuestra imaginación. Era tan poco lo que necesitábamos para ser felices, que se nos quedaba grande. Abriste entonces todas las puertas y ventanas, de par en par; y en lugar de invitados, todo se nos llenó de okupas. Nada era nuestro ya: ni siquiera nos pertenecían aquellos rincones sucios y escondidos donde guardábamos los oscuros secretos, los recursos para nuestra fortaleza, los lazos que amarraban nuestra confianza... y todos los ajuares de nuestra intimidad.

Dentro de un pequeño cofre, que aún no habían encontrado, guardábamos nuestro amor. En una timba de póker, uno de esos tantos días en los que pensabas que no tenías nada que perder, te jugaste la llave. Lo abrieron, profanando mi más preciado tesoro. Destaparon mi caja de pandora y apareció ese monstruo que llevo dentro, nadando como "el kraken" en un mar de sangre donde fluye la onírica venganza en la que soy mucho más que un gángster: un monstruo atroz poseso de su dolor.
Fantaseé con abrirles el pecho, sacarles su puto corazón, apretarlo entre mis manos mientras cantaba una sátira al ritmo de su pálpito, y morderlo antes de meterle a cada uno el suyo por la boca con un petardo incrustado encendido; para después hacerles un bonito retrato en 50mm y crear un álbum de fotos con sus caras irreconocibles, de tapa de piel humana encurtida con el nombre de cada cual sellado a fuego, en garantía de autenticidad, como portada. Toda una obra maestra con el que habría ganado un merecido reconocimiento en el museo más prestigioso del infierno.
Pero tú estabas allí... con ellos. Y de su parte. Por eso abandoné aquel lugar sin mediar palabra. Sin dar explicaciones. Sin hacer ruido. Sin conflictos. Sin peleas. Sin miradas asesinas. Sin palabras malsonantes. Sin dramas.

He puesto el collar a mi bestia y nos hemos ido lejos de tí. En frío, le doy las gracias por estar ahí, pues no puedo ser otro... y soy quien soy gracias, en parte, a ella.


P.D. Ojalá que seas feliz en esa casa llena de fantasmas.


Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con genteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora