Cuando lo conocí era tímido y daba la impresión de vestirle el alma un cierto halo de tristeza, camuflada en esa felina indiferencia que tanto molesta a aquellas personas que pretenden ser simpáticas de más. Era explícito que no mostraba demasiado interés por hacer amigos, y yo en un principio no parecía que fuese a ser una excepción. No obstante, siempre me gustaron los retos que suponen esos difíciles temperamentos: empatizo bien con ellos, porque a mí tampoco me gustan los gilipollas ni sus gilipolleces, y nunca sabes que intenciones se esconden tras la máscara de cualquiera.
Tenía por costumbre salir de casa sin permiso y no era raro que volviera magullado o herido. En cualquier caso, siempre regresaba con la actitud de un victorioso espartano. En esencia era un 'gang' callejero; pero en espíritu era un buen chico defendiendo el lugar que, o bien le arrebataron en algún momento, o bien nadie nunca le dió.
Una mañana no paró de perseguirme, guardando prudentemente la distancia. No parecía nervioso ni excitado. Le ofrecí comida, pero no la quiso. Me detuve entonces en el sitio y se sentó levantando el pecho en alto y las patas delanteras firmes, con la pose de un psicoterapeuta seguro de sí mismo y de su método. Lo miré y me correspondió con la atención de un verdadero amigo, de esos que están para "las duras". Entonces me establecí en el suelo frente a él y le conté mis penas. Al terminar se acercó a mi y quiso acurrucarse en el hueco que había entre mis piernas. Lo abracé y sentí ese vínculo paranormal de dos seres que viven una experiencia similar en cuerpos diferentes, capaz de comprenderse sin hablar una misma lengua.Al poco tiempo tuvimos que dejarnos. No hicimos dramas, tan solo nos dimos las gracias por haber estado ahí y nos deseamos la mejor de las suertes. Sin promesas que romper, los dos nos llevamos para siempre en el corazón. Eso, creo, es lo que viene a ser el amor de verdad.
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Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con gente
Historia CortaColección de mis primeros bocetos de escritura, microrrelatos y algo de prosa poética, en una marcha fugaz entre la narrativa y el ensayo corto. Escritos de diversos matices sobre un diario que transcurre en los caminos perdidos donde coexiste la cr...