Conocí a una tarotista que rara vez erraba en sus nefastas interpretaciones cuando preguntaba al oráculo por su propio futuro. Su tirada era algo así como un campo de batalla de cartas al azar que le servían para elaborar una buena estrategia con la que sabotearse. Poco importaba esa compleja enciclopedia arquetípica de ilustraciones cuando se trataba de vaticinar la ruina, pues ese ya era un objetivo a alcanzar... tan sólo quedaba trazar el itinerario para hacerlo realidad, atando cabos con sus propias y desoladas fantasías.
A menudo me preguntaba por qué echaba tantos naipes sobre el tapete. La verdad es que con un poco de amaño, una tirada triple le podía ser suficiente: con la torre, el tres de espadas y el cinco de copas tenía su perfecto "ménage à trois". Su método, a mi parecer, era jodidamente malo, pues consistía en reafirmar sus respuestas. Aquella fé ciega que tenía en esas tétricas profecías era algo digno de admirar, no obstante; pero el tarot es un instrumento que invita a la voluntad: no se puede ser una buena maga o un buen mago si se carece de buena voluntad. No se puede obrar bien sobre el porvenir sin querer corregir y actuar sobre nuestra propia conducta.La estadística esotérica y el lenguaje simbólico muestra las veredas donde Dios, como un 'Logos', nos permite construir nuestro destino; y esta misma probabilidad dejará asomar al Sol de entre la baraja cuando la suerte lo precise. El engranaje que mueve el presente hacia el ulterior es complejo y no funciona estampando mazos sobre la mesa. Un buen alquimista es capaz de transformar el mercurio en oro, pero si se despista no tendrá más que hierro y óxido.
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Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con gente
Kısa HikayeColección de mis primeros bocetos de escritura, microrrelatos y algo de prosa poética, en una marcha fugaz entre la narrativa y el ensayo corto. Escritos de diversos matices sobre un diario que transcurre en los caminos perdidos donde coexiste la cr...