No paraba de cavar. Su cara, brazos y torso desnudo estaban pintados de tierra y mugre; su pantalón lleno de polvo marrón fino; y sus botas rotas conservaban aún la suela con la que poder defenderse de algún alacrán que, con mucha suerte, brotaba junto a las piedras que esparcía alrededor del agujero y que masticaba, ya muerto, sin el más mínimo escrúpulo. Estaba escuálido, pero todos y cada uno de sus músculos visibles se definían en un retrato de hambre y ardúa labor; mientras apuñalaba el terreno con la pala, a un ritmo frenético que sonaba como un metrónomo de furiosas campanas de la muerte. La superficie ya le quedaba alta, por encima de la cabeza, sumergiendo su figura en aquel agotado inframundo donde no aparecía una lombriz para prestarse a un húmedo manjar. En un ínfimo descanso, aquel hombre pretendía saciar su sed orinando apenas unas gotas sobre un cuenco de carne formado con sus propias manos; y desesperado lamía el sudor de sus brazos, esculpiendo con su lengua surcos de barro en un frustrado intento por degustar líquido.
El cielo, de color amarillo, no daba tregua. Los rayos del sol impactaban como agujas en su espalda quemada, encorvada en un intento de proteger, al menos, su pecho mientras trabajaba sin cesar. Ni siquiera los buitres tenían la valentía de presentarse, como ángeles prestos a dar la extremaunción, por aquel cielo de llamas invisibles.
No se lamentaba, ni rezaba. No invocaba a los elementos; porque la madre naturaleza, en justificada veganza y superioridad de poder, también nos había abandonado. Aquel ser humano no era un loco, ni se comportaba como tal: excavaba un pozo en un lugar al azar, en ese desierto interminable que se perdía en los trescientos sesenta grados del horizonte, buscando el tesoro más preciado de todos: el agua. Y no estaba dispuesto a perecer hasta, como poco, encontrar lodo con el que darse por satisfecho y poder esculpir su propia tumba, en aquel futuro donde ninguna otra cosa tenía ya valor.
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Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con gente
Short StoryColección de mis primeros bocetos de escritura, microrrelatos y algo de prosa poética, en una marcha fugaz entre la narrativa y el ensayo corto. Escritos de diversos matices sobre un diario que transcurre en los caminos perdidos donde coexiste la cr...