Aquel lugar era una trampa, un laberinto vertical donde no importaba si mirar arriba o abajo, pues en ambas direcciones no alcanzaba a ver más que abismos donde se perdían, en el infinito, una sucesión de difíciles peldaños por donde se me hizo una costumbre andar. De aquellos avernos asentados en los extremos de la eternidad espacial de ese camino de obstáculos, se hacía notar la presencia de otros actores invisibles que observaban, unas veces desde lo alto como entrometidos espectadores y otras desde el foso como ratas carroñeras, la lucha que me disputaba allí sólo. Me senté, rendido y desolado, en un rellano entre escaleras, pensando en la forma de no pensar mientras hilaba, con la precisión de un artesano, una tumba de hamaca con la seda de una inmensa tela de araña que posaba y resplandecía ahí mismo. Al terminar, me introduje en aquella cama y todo mi ardúo trabajo se hizo una maraña, quedando yo dentro de un capullo donde pensé que iba a hacer mi última metamorfosis. Pero al despertar, sencillamente, me echaron de allí. Había sido víctima de algún juego mental y terminé, por lo visto, aburriendo al personal. Y luego opté por sentirme como si nada de aquello hubiera ocurrido... porque no valía la pena darle más vueltas y comenzar, así, de nuevo otra vez.
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Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con gente
Short StoryColección de mis primeros bocetos de escritura, microrrelatos y algo de prosa poética, en una marcha fugaz entre la narrativa y el ensayo corto. Escritos de diversos matices sobre un diario que transcurre en los caminos perdidos donde coexiste la cr...