A puerta cerrada

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Quizá era la costumbre, entendiendo la misma como ese conjunto de normas sociales que todos acatan sin tener ni puta idea de por qué, la mayoría de las veces atendiendo al argumento de "toda la vida se ha hecho así". El caso es que habría estado bien entrometerse, pues algunos asuntos son implícitamente patrimonio de lo que nos queda de humanidad, por encima de nuestra endiosada naturaleza depredadora y de esa cobardía que a menudo también nos hace salir del paso. Pero no se prestó héroe o heroína para lidiar; porque todos, en un amplio abanico de interpretaciones, tenían sus propios problemas...
Ninguno de nosotros sabíamos con certeza qué era realmente lo que pasaba tras las puertas de otra casa cualquiera, pero desde luego no daba la impresión de que aquello fuera un teatro: era un hogar de locos donde nadie parecía prestar atención a razones, y donde la razón tampoco estaba dispuesta a considerarse su merecida importancia. No obstante, a puertas afuera, en el escenario de la civilización y el orden público, sus máscaras representaban toda una 'sitcom' familiar que era fácil de digerir a la vista astuta del prudente callar cotidiano; aún habiendo gozado todos de la capacidad de escuchar y vivir, tarde tras tarde y noche tras noche, lo que realmente eran capítulos de una tragedia que, para bien o para mal, nunca tuvo un desenlace... hasta donde alcanzo a saber.

Aquella familia se fue de allí para siempre. Se despidieron cordialmente de todos los que hicieron por no oír y se desearon la mejor de las suertes, ofreciéndose un amable anhelo de buena ventura sin brindar una invitación a un futuro reencuentro que nadie quería tener.
La vivienda sigue aún vacía. No parece haber fantasmas ni hay indicios de sucederse 'poltergeists', pero ahora se asienta un siniestro silencio en el vecindario que incomoda a los atentos residentes, como nerviosos de no gozar aún de otros con quien comparar sus propios infortunios familiares. Y es que, como escribió Cervantes: "En todas casas cuecen habas; y en la mía a calderadas".

Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con genteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora