Vivía sobresaturado y al borde del colapso entre consejos y recomendaciones. Reconozco que muchas de aquellas palabras eran bienintencionadas, pero aún así nadie había andado vistiendo mis zapatos sobre los fangos que quedan para siempre pegados como posos en las cloacas de esos recuerdos que, cuanto uno más se esfuerza por olvidar, más sólidos se asientan. Y además, porque yo tampoco había sido un santo, siempre cabía entre líneas algún pequeño reproche encajando como un golpe bajo que, disfrazado de una ayuda para mí, realmente suponía un desahogo y una pequeña venganza para quien me lo arrojaba. De modo que tomé la actitud de hacerme el sordo y dejar de oír: aislado en mi burbuja, como Lucifer atrapado en la pompa de sus infiernos sin nadie en quien dejarse confiar, solo escuchaba mi voz interior. Y entre mis monólogos surgían diálogos de ángeles y demonios disputándose razones para pelear o rendirse, para caminar o enterrarse sin siquiera haber sido capaz de terminar el réquiem con el que poder brindarme un homenaje 'post-mortem' y darle algún sentido a mi locura... y a mi razón de ser.
Entonces me cansé también de la prosa de mis arrogantes séquitos imaginarios. Destaponándome, caí enfermo de nihilismo buscando el silencio sin mi ayuda. Porque no era mucho mejor que la que me brindaban los demás.
ESTÁS LEYENDO
Micro relatos escritos en un purgatorio donde, a menudo, me encuentro con gente
Short StoryColección de mis primeros bocetos de escritura, microrrelatos y algo de prosa poética, en una marcha fugaz entre la narrativa y el ensayo corto. Escritos de diversos matices sobre un diario que transcurre en los caminos perdidos donde coexiste la cr...