VIII

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Jungkook había llegado al palacio y lo había recibido con adoración y respeto, esto siempre sucedía cuando volvía de la guerra, en el despacho privado se encontraban los mejores guardias y en fila las sultanas.

Todas hicieron una reverencia respetuosa esperando el saludo de su majestad.

Jungkook saludo primero a su madre.

—Que bella te ves hoy madre—halago la mujer sonrió contenta por aquel cumplió, siguió pasando y estaba su pequeña hermana. —Hermana, estoy encantado de poder verte hoy...

La chica sonrió enternecida, Jungkook siempre fue un hombre con palabras dulces como la miel.

Para aquellas que se lo merecen.

Saludo a una de las ex concubina de su padre, hablando cortez mente y por último la sultana Iréne.

—Sultana..  ¿como está mi hijo?— pregunto tomándole de la cabeza dulcemente para darle un beso en la frente.

—Ansioso por ver a su majestad... Soobin lo extraña muchísimo.

—Y yo a él.

Cuando todo terminó solo habían quedado la madre del sultán y Jungkook.

Jeon hace mucho tiempo no entablaba una conversación con su madre, el trabajo lo tenía agotado. Pero sabía con exactitud que su madre se quedó para averiguar algo.

—Hijo, ¿tu tienes algún problema con la sultana Irene?.

El azabache la miro, entonces era eso.

—Cuando no los tuve — declaró un poco hostil.

—Se que no debe meterme... Pero es la madre de tu hijo, podrías llevarte un poco mejor con ella, realmente la sultana Iréne te aprecia.

—Madre, te amo y te respeto pero no tienes derecho a decir que debo o no debo hacer, mucho menos con respecto a una de mis concubinas.

—Lo se, solo era un consejo —declaro — te ves cansado, ido... No quiero que te enfermes ni nada de eso.

—¿Y que tiene que ver eso con la sultana madre. ?

El azabache siempre era un poco hostil cada vez que se trataba de su vida privada.

—Que si dejaras ir esa culpa que sientes cada vez que la vez, te hará un hombre un poco más libre.

La madre sultana se reverencio y se dispuso a salir, pero antes de irse dijo algo que dejó plasmado a su hijo.

—El muchacho... Ese doncel, es un encanto, tiene belleza y un carisma contagioso, pero no está apto para algo más.

—¿Por qué lo dices?

—Porque ese joven se enamorara de ti. Lo veo en sus ojos, es un alma dulce esperando a ser rota.




                        —————


Era la hora del banquete, los mejores hombres estaban comiendo con su alteza contando las Miles de historias de cómo pudieron acabar con el enemigo.
La hora del postre llegó, y muchos hombres se retiraron, Dejando solo a los de mayor confianza con su alteza.

Las jóvenes entraron con sus telas largas y sedosas, con accesorios tan delicados y bellos.

Jungkook no iba a mentir estaba buscando a alguien en especial, y cuando por fin lo pudo ver, el joven doncel sonrió contento.

El baile privado comenzó, la música resonaba en todo el salón las muchachas se movían al compás de la melodiosa música que tocaban algunos eunucos. Estaban cordinadas, las miradas de las concubinas iban siempre al sultán.

Era como si solo existiera él, solamente su majestad.

El pelirrojo tenía puesto su ropa para bailar, las telas era sueltas, podías ver si abdomen y una parte de su piernas, Jimin había elegido el color bordo y accesorios de oro, pero a pesar de aquello la posicion en la que bailaba era al fundo, las chicas se habían puesto de acuerdo que el joven este detrás de ella.

Antes de que la música termine, Jimin miro a un Eunuco, asintió con la cabeza, el hombre hizo lo mismo.

El baile terminaba todas de rodillas al piso y reverenciando al sultán, cuando aquello sucedió, la música paro y los aplausados no tardaron en llegar,  en se momento Jimin se levantó y miro al sultán, entonces empezó su propio baile.

El Eunuco que había pagado le tocó una melodía sensual y  atrayente, Jimin movía sus caderas, subía sus manos y las entre cruzaba en su cabeza, moviendo su cuerpo muy sensualmente.

Ese era su plan, llamar la atención lo que más podía.

Las jóvenes estaban perplejas por aquello, no se hacían bailes privado cuando estaban todas, una de ellas quizo detenerlo, pero antes de que pueda Jimin se fue moviendo hacia el sultán, su caminata era sensual, la mitad de su rostro estaba tapado, dejando solo la vista de sus hermosos ojos azules.

Al estar tan cerca del sultán, Jimin pudo notar aquellos ojos oscuros observándolo, con deseo y felicidad, el pelirrojo había extrañado ver a Jungkook, quería volver a estar con él, lo deseaba mucho más que aquellas jóvenes. Cuando la música termino Jimin dió una reverencia cortez, estaba agitado, su respiración aceleras, podría jurar que había sudado un poco, entonces paso lo que hace mucho tiempo no sucedía.

El sultán, saco de su bolsillo un pachuelo morado y lo tiró delicadamente hacia Jimin.

Lo había elegido, se lo había ganado.

El joven levantó la cabeza conectando miradas con Jungkook sonriendo amable.

El espectáculo había terminado, Sana había llegado a Jimin para que se preparase para el sultán.

—Hiciste muy bien Jimin.—Felicito Sana.

—Solo sucedió... Tome el momento para hacer mi momento...—Susurro, le habían puesto un traje precioso color Verde con las joyas que el sultán hace semanas le regaló.

—Ahora estás en el ojo del huracán, se que puedes— alentó.

Ya estaba todo preparado, Jimin se dirigió con los demás sirvientes a los aposentos del sultán, al llegar el gran visir salió saludo con educación.

— Sana... Jimin— dijo para luego mirar la joven por un rato. Después de estar por un minuto mirando a la joven se retiró.

El pelirrojo noto aquello, pero no dijo nada. Nunca había entablado una conversación con Taehyung así que no lo conocía, ni nada de su vida, pero si concia a Sana y pudo notar aquellos ojos brillosos.

Los guardias dejaron que entrase el joven. Y como la primera vez se sentía nervioso. El olor de junkook estaba en toda la habitación.

Se dirigió hacia el sultán, se agacho y beso la punta de su traje en señal de respeto y sumisión. Eso le había dicho Sana que siempre haga.

—Jimin, mi querido Jimin... Hace mucho que te quiero ver— dijo dulce el pelinegro dejando que el joven se parece y estuviesen tan cerca como se les Hera posible.

La tensión sexual estaba allí.

—Lo estuve esperando, ansiaba este momento —Susurro mirándolo a los ojos. A Jungkook le gustó lo declarado.

—Lo siento tuve muchas cosas, pero hoy seré todo para ti.—Expreso.

—¿Solamente hoy?

El sultán levanto una ceja y rio.

—Eres un descarado...—Anuncio con ánimos —Y veo que bailas muy bien.

—Si quiere le puedo dar otro espectáculo, solo pidalo majestad. — aquellas palabras venían con mucha insinuacion.

—Quiero ver todo lo que tienes, pelirrojo.

Ahí estaba otra insinuacion disfrazada.

Skyfall [KM] CORRIGIENDO✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora