XXV

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Los enamoramos había llegado a sus aposentos Jimin no aguantaba las ganas de besar aquella boca tan bella.

Por otro lado Jungkook estaba igual o peor.

Ya al estar adentro sus bocas chocaron bruscamente. Sus lenguas danzaban al compás de sus jadeos.

Jungkook rápidamente saco la ropa de Jimin y se alejo admirando aquel cuerpo hermoso, apenas tenia un pequeño bulto en su panza. Se arrodilló y beso ahí en dónde se encontraba su futuro hijo.

—A ti también te extrañe— susurro, Jimin tocó el cabello azabache de su sultán, apreciando las caricias que le proporciona.

Sus labios empezaron a exparcirse por todo cu cuerpo, deleitando cada vez más. Dió vuelta al joven y abrió su cola, ahí estaba aquel orificio rugoso, que desprendía lubricante, paso su lengua una y otra vez.

Jimin al sentir aquello no pudo evitar gemir, sus piernas temblaban y más cuando sintió un dígito entrar delicadamente en su agujero.

Jungkook lo penetro tan rico, primero con uno después con dos y al final cuando el pelirrojo estaba que no podía más, con tres.

—J-jungkook

Trato de decir pero el azabache no dejo que hablase.

—Mi amor estoy desesperado, no aguanto.

Fue lo único que dijo, se levantó, bajo sus pantalones y penetro, tomo los brazos de Jimin moviendo los hacia atrás para poder empezar a embestir.

Los dos estaban agitados y deseosos, el pelinegro no dejaba de penetrar aquel agujero rosado, lo succionaba tan gloriosamente. Jimin estaba peor, sabía que los guardias estarían escuchando pero no pudo evitar gritar.

Jeon soltó uno de sus brazos y paso su mano al pene de su amado, masturbando al ritmo de sus embestidas. El doncel no tardó mucho en venirse, y Jungkook le siguió.

Iba a ser una noche larga.






                            ————




Al día siguiente Jimin se levantó un terrible dolor de trasero, hoy tenía aquella coronación y se sentía agotado, el sultán se había ido más temprano por cuestiones de trabajo, dejando el desayuno preparado para el joven.

Estaba tranquilo cuando alguien llamo a la puerta, se podía oír escándalo, el joven trato de ignorar, pero al reconocer aquella voz supo que sucedía.

—¡¡¡Exijo ver al sultán!!!

La joven pelinegra entro encontrándose con Jimin, su mirada se oscureció, los guardian intentaban sacarla. Jimin levantó la mano ordenando que los dejen tranquilos.

—Tu...

—¿Que sucede Sultana Irene?— pregunto con tranquilidad Jimin siguiendo con su desayuno.

—¿Que haces aquí?— pregunto enfurecida, Jimin suspiro, estaba cansado de aquella bruja, es un grano en el culo, lo peor era que nunca se rendía.

—Estoy desayunando — comento casual, sin darle tanta importancia.

—Sabes a lo que me refiero, dónde está Jungkook — soltó el pelirrojo al escuchar aquello levantó su vista y la miro.

—Sultan.

—¿que?— pregunto confundida.

—El sultán Jeon, mi amado no te ha dado el permiso de llamarlo por su nombre, creo que todavía no lo entendíes.

La joven al escuchar aquello se acercó tratando de amenazar al joven, Jimin rápidamente se levantó y cuando intento caminar hacia ella, la joven retrocedió.

—¿Que quiere.? Acaso las órdenes de nuestro majestad no te quedó claro. No quiere verte, y yo mucho menos.

—¿Y tu quien te crees que eres?— dijo irritada.

—El sultán Jimin, Futuro esposo del sultán Jeon Jungkook el magnífico— contraataco, la chica quedo palida.

—Nunca serás un sultán, no importa cuando lo intentes, siempre serás un criado que fue vendido como si no valiera nada— declaró entre dientes.

—No me desafíe Sultana, por lo que tengo entendido el título que lleva solo es por tener un hijo del sultán, nada más, y déjame iluminar aquella cabecita, también espero un hijo de Jungkook, sabes cuál es lo mejor? No tendré solo uno, sino que le daré muchos hijos, todos serán varones, En cambio tu— señalo — te la pasas llorando por todo el palacio dando pena, en esta vida cruel y dura hay que seguir.

—Estas tan seguro de ti...— fue lo único que dijo— el sultán te cambiará como lo hizo conmigo, ¿sabes Porqué? Porque los hombres aquí son eso, solo somos su compañía nada más, NUNCA UN SULTAN SE HA CASADO, NI UNA SOLA VEZ ¿Y TU LO CAMBIARAS? CREES QUE PUEDES CON AÑOS DE TRADICION.

—Si, lo lograre porque a comparacion de ti, se pensar, y no solo actuar.

—¿Que quieres decir?  Yo llegue primero.

—Eres una cobarde, no tienes lealtad ni juicio, dejaste que al pasha lo castigarán por tu caprichos, crees que no me iba a enterar? Jungkook me lo contó todo, ese pobre hombre castigado por una muchacha enamorada que no conoce de límites.

—Deja de decir estupideces Jimin,  quiero que entiendas algo, nadie aquí es bueno, nadie que ha llegado al poder puede se inocente, tú lo sabes, el pasha me las debía, y cumplió, solo me da curiosidad algo.. ¿quien te jurara lealtad?! Ten cuidado, muchos te sonrien y pocos te aprecian.

Sin más la chica se fue enfurecida, el pelirrojo tocó su cabeza le dolía, discutir con aquella lunática era un asco.





                               —————



Ya era hora de la coronación, las concubinas y los Eunucos estaban esperando a que la madre sultana y Jimin llegase.

Había una decoracion hermosa y pintoresca.

Cuando escuchar anunciar la llegada de la madre sultana hicieron dos filas frente a la puerta y al entrar se reverenciaron.

—Jovenes hoy daremos a un nuevo comienzo el sultán Jeon Jungkook ha pedido que coronaremos al doncel Jimin como el único que puede dirigir el harén.

Sin más la madre sultana ingreso más al harén y dejo pasar a Jimin, este se encontraba con un traje verde esmeralda, su piel se veía preciosa y su cabello ondulado y sedoso.

Cuando el pelirrojo ingreso las chica solo miraban, algunas con envidia otras con recelo y una que otra con admiración, cuando llegó a la madre sultana, está lo saludo saco la corona que tenía guardada, está era alta de color beige, Jimin se agacho con cuidado y la madre sultana lo puso en su cabeza.

Cuando Jimin levantó su cuerpo se sentía diferente, avanzo hacia el segundo piso en dónde estaba la habitación de las favoritas, al estar allí en lo alto pudo notarlo.

Es fácil llegar hasta aquí, pero es difícil permanecer, levantó su menton mostrando superioridad, todos los que estaban abajo se reverenciaron con respeto hasta la madre sultana, eso ocasionó que se le pusiera la piel de gallina, Jimin sentía una adrenalina incapaz de controlarla, cuando su vista se dirigió hacia la puerta allí estaba el sultán Jeon admirando todo del joven, este sonrió en grande mostrando aquella sonrisa preciosa y pulcra. Pero más atrás del sultán pudo ver a la sultana Irene, sus ojos reflejaban tristeza e impotencia.

"tu nunca serás un sultán" — pensó Jimin sobre las palabras de Irene, miro a la joven y sonrió sarcástico.

Su era estaba empezando y arrasaría con todos y todas.

Skyfall [KM] CORRIGIENDO✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora