RARO AFECTO

Capitulo 42

—El profesor Sherry te invitó a una lectura matutina a las nueve de la mañana. Hay una gran clase a las diez. Al mediodía hemos quedado para almorzar con el Señor Ross Thorn, el Señor Tijuana y otros miembros para organizar la próxima reunión. A las dos de la tarde nos reuniremos con tres vicepresidentes de la empresa y escucharemos informes, también programaremos una reunión para resumir proyectos de inversión.

Lang Bai recogió el grueso abrigo negro de lana del respaldo de la silla en la mesa del desayuno y preguntó sin mirar atrás:—¿Y en la noche?

El bloc de notas de Mo Fang pasó una página,—Tiene dos horas por la noche para su tiempo privado, y una reservación de la semana pasada para jugar al billar con varios miembros de la familia del inspector, y el Señor Ross estaría presente. Un par de chicas también te estarán visitando en privado. El consejo de tu estilista ya está pegado en la ventana de tu auto

Lang Bai salió por la puerta del apartamento, de repente giró la cabeza y miró seriamente a Mo Fang. —La próxima vez, no te preocupes por esas chicas. No me importa. No quiero pagar el precio por sacrificarte otra vez.

El invierno severo estaba llegando a su fin pronto. Algunas chicas hermosas incluso se ponían faldas cortas sin siquiera sentir el frio. En el patio más cálido, los perales ya estaban floreciendo. Sin embargo, Lang Bai todavía usa pantalones y un abrigo a pesar de que solo camina unos minutos todos los días desde la puerta del apartamento hasta el estacionamiento.

Ya sea el apartamento, la escuela o su oficina privada en la sucursal de los Estados Unidos siempre la calefacción debe estar encendida a más de 20 grados en el lugar donde se encuentra. No había calor en todo su cuerpo y su piel estaba pálida y sin sangre, sus dedos estaban tan fríos que no parecía una persona viva.

Su estilista personal le aconsejó una vez que hiciera una cita con un médico, pero este joven príncipe de la familia Yuan no tenia tiempo para nada.

Tiene un horario completo todos los días, su tiempo es como un gran cuadrado, e innumerables pequeños deberes oficiales en forma de cuadrado llenan su vida, tan llenos que no quedan espacios. De hecho, incluso si Lang Bai quisiera rechazar algunos trabajos, no podría hacerlo.

El día que regresó de Hong Kong, Ike Tijuana lo arrebató de la escuela. El joven maestro de la familia del bajo mundo mexicano acababa de empezar a hacerse cargo del negocio familiar, si Lang Bai no regresaba a los Estados Unidos, moriría aplastado por la montaña de documentos en su oficina.

La vida de Lang Bai no es tanto una guerra como una máquina de línea de producción a toda velocidad, precisa y fría, sin parar ni un segundo. Almuerza, cena e incluso desayuna con diferentes personas todos los días, y trata con clientes o proveedores de diferentes países, a veces, antes de que se levante, la sala de estar afuera ya está llena de subordinados que quieren verlo.

Una mañana de primavera, pasó diez minutos sin precedentes en el guardarropa y luego llamó a su asistente: —Deshágase de todos mis trajes formales y reemplácelos a todos con una pulgada menos de mi cintura y media pulgada más de piernas. Lo quiero la semana que viene.

Mo Fang lo felicitó: —Felicitaciones por su éxito en dar un paso más cerca de la muerte.

Lang Bai resopló: —¿Por qué no dices que logré ganar un salario extra para ti otra vez? Si voy a la quiebra, primero te llevaré a dormir a la calle, solo espera.

En cualquier caso, el fin de año más difícil por fin ha terminado.

Antes de Navidad, todo el trabajo de la sucursal de Estados Unidos se completó y fue perfecto y sin problemas. Al comienzo del nuevo año, desde el vicepresidente hasta los pasantes. A todos los empleados de la empresa se le dieron generosos bonos, mostrando una gran lealtad y entusiasmo por el nuevo joven presidente.