Zack
—No quiero.
—Pues tienes que comer. No voy a hacerte otra cosa.
No entiendo porqué mamá me trata así, ¿no me quiere? Yo sí la quiero, la quiero mucho. No, no la quiero, la amo. Ella es mi mamá.
—Pero, mami, no me gusta esta comida — mi corazoncito duele por la forma en que me mira.
—O comes o te lo tragas.
La miro sin entender lo que quiere decir y veo como ella se levanta de la mesa y comienza a golpear mis bracitos mientras grita, pero yo no entiendo lo que dice. Me hace comer, pero tengo que ir al baño porque mi barriga duele, no me gusta esta comida...
Despierto sudando en mitad de la noche al soñar con esa mujer, en las cosas que me hizo y lo que sufrí a su lado. La odio, joder. Son las cuatro de la madrugada, no voy a poder dormir más, así que me levanto para darme una ducha y salir a entrenar.
Agarro mi teléfono junto a los auriculares y conecto el Bluetooth mientras salgo de casa para trotar.
No puedo dejar que esa mujer siga teniendo el control de mi mente, mucho menos de mi cuerpo. Yo tengo una madre y se llama Jade. Esa mujer que me acogió desde el primer momento en que la ví, ella sí se merece el título de madre y eso es lo que es para mí.
Ya no soy ese niño de cuatro años indefenso que se dejaba pegar, ahora tengo veintidós años. No voy a dejar que nadie más me haga daño, tampoco mi madre lo dejaría. Sonrío al pensar en cada vez que nos ha protegido en todos estos años a los mellizos y a mí.
Casi todas las noches me levanto con una pesadilla distinta, solo duermo bien cuando lo hago en el mismo techo donde se encuentra mi madre o cuando era pequeño y dormía con ellos, pero hoy me quedé con mi padre.
Sigo trotando hasta que llego a la laguna, dejo mis manos en mis caderas con la cabeza mirando al cielo, observando lo hermosa que está la luna hoy. Cierro los ojos para tratar de borrar los recuerdos de esa mujer cuando de repente escucho un susurro.
Hago como el que no ha oído nada, ya que puede ser que una pareja esté haciendo lo suyo y no quiero interrumpir, molesta mucho cuando eso sucede.
Me doy la vuelta para irme cuando veo una silueta que reconocería de aquí a China. Anneliese.
—¿Sabe tu padre que estás fuera de casa a esta hora?
La escucho suspirar y sale del árbol, pero no lo hace sola, lo hace con un niñato de su edad. Diosa... dame control. Tenso la mandíbula, sintiendo como me duelen los dientes por la fuerza.
Doy dos pasos hacia ella haciendo que me mire con los ojos muy abiertos, la agarro del brazo por encima del codo y la arrastro para llevarla a su casa mientras ella patalea e intenta detener mis pasos. Está loca si cree que voy a dejarla ahí con el niñato ese.
—Suéltame, troglodita.
Giro la cabeza para verla y se congela.
—¿Troglodita? — la alzo y la echo a mi hombro, manteniéndola ahí mientras sujeto sus piernas con mi brazo y vuelvo a andar — Así se comportan los trogloditas, Anneliese. No quiero volver a verte con otro niñato como ese que lo único que quiere es tu maldita virginidad.
La escucho jadear, porque sí, sé que es virgen y espero que siga así.
—¿Sabes que nos estás dejando en evidencia, no? — Sirius, mi lobo, habla resoplando.
—¿Evidencia de qué?
—No te hagas el tonto conmigo, Zack. Vivo en ti, sé tus pensamientos así como tus sentimientos.
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Sempiterno
Manusia SerigalaAnneliese es una chica curiosa, risueña, amable y humilde, pero también muy caprichosa y mimada, como lo era su madre. Amada por todos y deseada por otros. Zack es un chico que tuvo una infancia difícil, oscura y triste, pero una adolescencia hermos...