Capítulo 75.

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Anneliese

—Cariño — escucho un susurro en mi oído —. Cariño, despierta.

—¿Qué ocurre? — pregunto adormilada. Aún no ha amanecido.

—Se está moviendo — deja su mano en mi barriga y me pongo en alerta.

Mi bebé. Mi preciosa niña se está moviendo, la siento. Astrid me dijo que sobre la semana dieciocho o diecinueve la iba a poder notar y efectivamente a la semana diecinueve la estoy notando.

—Zack — susurro con lágrimas en los ojos y los cierro sintiendo los pequeños movimientos que apenas se notan.

Suelto a llorar y Zack sujeta mi cara.

—¿Por qué lloras? — pregunta asustado — ¿Te duele?

Niego con la cabeza y sollozo. No me duele. Me duele no haberme dado cuenta antes.

—Anneliese, cariño — se sienta en la cama llevándome a su regazo —. Freya me ha dicho. No tienes que sentirte así, estabas dormida.

—Tú también...

—Estaba despierto tocando tu barriga, por eso lo noté. Te aseguro que tampoco me habría dado cuenta dormido.

Sollozo dejando caer mi cabeza en su pecho. Odette se sigue moviendo, es casi como una caricia que apenas se nota, pero ahí está. Ya va quedando menos para conocerla, estoy segura de que las semanas se me harán eternas.

—Nuestra bebé — digo en un suspiro y él besa mi frente.

—Mi dulce mate y mi cachorra. No llores más — pide Sirius y siento un cosquilleo.

—¿Te gusta más mi lobo que yo? — Zack rueda los ojos y niego con una sonrisa.

Sirius... Sirius impone mucho, es un lobo grande, alto y musculoso. Es tan intimidante, y que me hable así me desconcierta un poco, pero lo amo y amo que me hable así.

No sé cuándo me quedo dormida de nuevo, pero me levanto y Zack no está en la cama.

—¿Dónde estás? — pregunto a través del link.

—Baja.

Me levanto para ir al baño y aprovecho para hacerme unas fotos y enviarlas al grupo de la familia donde están todos. Luca y Oliver incluidos, abuela Sinnia los metió.

Cuando envío las fotos les digo que la bebé ya se movió.

Al bajar las escaleras noto el olor de los sándwiches que tanto como. Me encanta el sabor que tienen y el queso fundido.

—Gracias mi amor — le doy un beso antes de sentarme en la silla y él se pone frente a mí.

****

—Es increíble, mamá, pero apenas se nota — le explico la sensación y ella asiente con una sonrisa.

Hemos venido a casa de mis padres para pasar el día en familia. Mañana nos vamos al claro a pasar unos días en mi nueva casa, aún no la he visto, pero vamos a quedarnos ahí. Marcos se encargó de todo, incluso puso las televisiones.

—Lo sé, mi niña — dice pasando un mechón de mi cabello tras mi oreja —. Y cada día la notarás más.

Me dejo caer en su hombro para que me abrace y me doy cuenta de que está viendo otra vez la serie de 'Juego de tronos'. Diosa... no se cansa de verla.

—Mamá — resoplo señalando la televisión —, ¿otra vez?

—Otra vez — confirma ella dejando su mano en mi barriga —. Tú estás obsesionada con 'La casa del dragón'. Te encanta Aemond.

Diosa, sí. Ese hermoso personaje me trae loca. No sé qué tiene que lo hace súper atractivo, incluso me leí unas pequeñas historias en la aplicación de Wattpad.

—¿Estás pensando en otro? — gruñe Sirius asustándome al no esperarlo. Mi madre me mira con confusión y le sonrío.

—Mi lobito — le hablo con voz suave y él ronronea —, solo estaba pensando en una serie.

—Mentirosa — se burla Freya y corto el link cuando llega Zack con las cejas alzadas.

Le doy una sonrisa inocente justo cuando comienzan a llegar los demás.

—Mira que hermosa estás — dice mi tío Andreus dándome un abrazo.

Entonces veo a la pequeña que vi en la playa. Iryna, sé que es de nuestra manada, pero no sabía que venía. Lleva un vestido muy bonito de color rosa con mariposas y dos coletas en el cabello.

—Hola hermosa — le digo pasando una mano por una coleta y ella me sonríe mostrando sus hoyuelos.

—Hola — responde ella —. Elliot me invitó, espero no molestar. Su papá habló con el mío y me dieron permiso.

Ay por los Dioses, es una niña tan linda.

—Bienvenida, Iryna. Claro que no molestas, estás en tu casa — le digo viendo como Elliot se pone a su lado con las manos atrás.

—He escuchado que tenemos una invitada — suena la voz de mi padre y ella se pone muy recta.

—Buenos días, Alfa — muestra respeto y mi padre se agacha a su altura.

—Bienvenida, Iryna. Llámame Kenzo — le sonríe y ella asiente feliz.

—¿Es cierto que Elliot la invitó? — le pregunto a mi tía Aleska a través del link y ella asiente.

—Nos habló de ella cuando vino de la playa.

Sonrío y todos pasamos al comedor. Elliot abre una silla para Iryna y todos observamos con atención. Sigue con su actitud seria, pero sus ojitos brillan con algo de ilusión.

—Mira que niña más hermosa nos está visitando — habla abuela Rosi y la pequeña se sonroja.

Hablamos de cosas sin importancia en el almuerzo y poco a poco le van sacando información a Iryna. Tiene siete años y vive solo unas calles más arriba. Su padre es uno de los mejores guerreros que hay y es hija única. Elliot no se va de su lado y la mira con atención cada vez que habla.

Cuando terminamos el postre nos vamos al salón, ya hace calor y por eso los aires están encendidos. Vamos a pasar la tarde juntos viendo películas con los pequeños. Desde que era pequeña hacemos esto. Recuerdo decir a mi madre que nosotros, los niños, necesitamos a nuestra familia unida y no siempre es trabajo, escuela o estudios. Y hacemos esto una o dos veces al mes.

Elliot ayuda a la pequeña a sentarse en el sillón y le da palomitas, chuches y chocolates. Él se sienta a su lado y miro a mi tía Aleska que los observa con una sonrisa.

—Parece que Diosa Luna ya está trabajando en la siguiente generación — susurra abuela Sinnia y sonrío.

Hemos puesto la primera película del 'Hotel Transylvania'. A mí me encantan este tipo de películas y las de Disney.

Pasamos la tarde escuchando la risa de los pequeños y cuando llega la hora de la merienda, abuela Rosi saca una tarta de chocolate para todos.

Por la tarde todos se van y me despido de Iryna.

—Espero verte pronto — paso una mano por su mejilla y asiente —. Tengo una casa en el claro. En estos días le puedes pedir permiso a tu papá para que te lleve, estarán todos los demás.

—Muchas gracias, Anneliese, se lo diré — me da un abrazo y se despide de mí.

—¿A qué hora nos vamos mañana? — pregunta Adha.

—Al medio día — les digo y ellos asienten antes de irse.

Me despido de mis padres y mis abuelas antes de irme al coche. Estoy muy cansada ya.

—Vamos — Zack me alza llevándome como a una princesa hasta nuestra habitación —, la ropa para estos días ya la preparé.

—Muchas gracias mi amor — me deja en el suelo y entro al baño a lavarme los dientes antes de dormir.

—Buenas noches, cariño.

—Buenas noches mi amor.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora