Anneliese
Una semana después.
Al salir del instituto veo a Zack apoyado en su coche con los brazos y las piernas cruzadas. Diosa... se ve tan bien. Lleva un traje de tres piezas, seguro que ha venido de una reunión con mi padre. Sigo mirando hasta llegar a sus ojos, negros como la noche.
Me fijo en él, sin embargo, no me mira a mí, está mirando más allá de mi cuerpo. Seguro está mirando a las demás, pues muy bien por él. Sigo mi camino hasta llegar a donde se supone que debería estar mi padre, sorpresa la mía cuando no veo a nadie. Mi hermano tampoco está, seguro que ya se ha ido en su moto.
Sigo caminando para llegar a casa y poder almorzar, llevo una semana con muchos cambios de humor. Mi menstruación está por venir, pero estoy segura de que no se debe a eso, es algo más.
—¿A dónde vas? — escucho la voz del traidor, ni siquiera me molesto en mirarlo y le enseño el dedo.
Escucho como abre una puerta y enciende el coche para venir.
—Sube, no tengo todo el día — habla con la ventana bajada, lo miro y vuelvo la vista al frente.
—Pues sigue de largo.
—Anneliese, sube al coche. Ahora.
—Te recuerdo que no eres mi padre, ni mi novio, nada. No eres quién para decirme qué tengo que hacer.
Frena, sale del coche y viene hacia mí con cara de pocos amigos. Salgo corriendo para que no me atrape porque él no me va a mandar, aunque de nada sirve, porque siete pasos míos son tres de los suyos con esas piernas largas.
Me agarra de la cintura pegándome a su pecho y pataleo para que me suelte aunque no consiga nada. Solo consigo que su agarre sea más fuerte.
—¡Suéltame!
No responde y me mete en el coche abrochando mi cinturón. Cuando vuelve al volante estoy más que furiosa, siento rabia. Ni siquiera me ha mirado al salir del instituto y ahora quiere que vaya con él en su coche.
—Déjame en paz. ¿Por qué no entiendes eso?
—Anne, tu padre me ha mandado por ti, solo quiero llevarte a casa y ya está — responde con cansancio.
—¿Qué ocurre?
Lo escucho suspirar cuando se pasa una mano por la cara, está estresado, solo hay que verlo. Quizás con un besito se le pasa.
Espera, ¿qué? Diosa, me he vuelto loca. Loca de remate. ¿Un besito? Ni siquiera he dado uno.
—Hay problemas, solo debes saber eso por ahora. Tu padre te contará en el momento indicado. Ahora, por favor, tengamos unos minutos de paz.
—¿Me estás diciendo que me calle? Te molesta mi voz, es eso.
Me mira como si la loca fuese yo y me cruzo de brazos y alzo una ceja.
—Anneliese, te juro que estás loca — sonríe un poco y refunfuño por lo bajo —. Puedes hablar lo que quieras, sin discutir.
—Humm, ya no quiero hablar.
—Lo estás haciendo.
Maldito engreído.
No vuelvo a hablar hasta que llegamos a casa, donde veo a mi tío Antón en la puerta con mi padre.
—Tío — voy a su lado para darle un abrazo y él deja un beso en mi cabeza como siempre.
—Cada día estáis más grandes, niñas. No sé qué voy a hacer con vosotras — dice y mira por encima de mi hombro a Zack —. Cuidado con esta loca.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno
WerewolfAnneliese es una chica curiosa, risueña, amable y humilde, pero también muy caprichosa y mimada, como lo era su madre. Amada por todos y deseada por otros. Zack es un chico que tuvo una infancia difícil, oscura y triste, pero una adolescencia hermos...