Capítulo 30.

7.4K 501 25
                                    

Anneliese

Estamos a viernes. Han pasado ya tres días desde que conocí a mi loba y reconocí a Zack como mi mate. Diosa... me gusta tanto que creo que voy a acabar obsesionada con él.

Ha estado durmiendo en mi habitación estos días y sé que papá se ha dado cuenta, pero no dice nada. Estoy segura que mamá lo ha amenazado.

Estoy con las chicas, saliendo de clases cuando veo a mi hombre esperando por mí. Por la tarde vamos a irnos con nuestros lobos.

—Nos vemos mañana, chicas — me despido de ellas.

—Es tan hermoso — suspira Freya.

—Hola mi dulce mate — pasa una mano por mi cabello y deja un beso húmedo en mis labios.

—Hola mi amor.

Entramos al coche para ir a casa, donde veo a mi padre refunfuñar en la puerta al ver a mamá sentada en el porche.

—¿Qué ocurre? — pregunto y dejo un beso en la mejilla de mamá y otro en su vientre, que aún sigue plano.

—Ocurre que tu padre no me deja en paz — se queja con el ceño fruncido —. No me deja tomar el aire, se cree que estoy inválida y que no puedo andar. ¡Sí que puedo! Astrid me dijo que lo hiciera con cuidado y eso hago.

Veo como sus ojos se llenan de lágrimas y gira la cabeza para que no la veamos. Papá se pellizca la nariz mientras suelta un largo suspiro.

—Mi Luna, solo quiero que entres a casa. Hace frío y no quiero que te enfermes — le habla con voz suave mientras se sienta a su otro lado —, dentro estarás calentita. Podrás ver tu serie.

Mamá sigue sin responder y dejo mi mano en su vientre.

—No quiero — responde ella orgullosa.

—Podrás comer todo lo que quieras. Chocolate, galletas...

Lo mira de reojo y alza el mentón antes de levantarse y entrar a casa con la cabeza en alto.

—Me va a volver loco — niega con la cabeza y mira a Zack —. Y no creas que no sé que duermes con mi hija. Más te vale...

—¡Kenzo! — lo llama mamá desde la puerta y papá se levanta rápido.

Zack y yo soltamos a reír mientras entramos. Almorzamos y subimos a mi habitación.

—¿Dormimos un rato y luego salimos? — pregunto y asiente quitándose la camisa.

****

—Zack — susurro para que despierte. Son las seis y hemos dormido unas tres horas.

Se queja mientras se pone boca abajo, dejando su ancha espalda a la vista, también tiene tatuajes ahí y aún así se le notan los músculos.

—Dale besitos — me incita Freya y claramente le hago caso.

Comienzo a repartir besos por su espalda baja hasta llegar a sus omóplatos y lo escucho hacer un sonido de aprobación.

—Levanta, mi amor. Nuestros lobos quieren salir — sigo dejando besos a lo largo de su espalda.

De un movimiento rápido me tumba, cara a cara con él y con mis manos sujetas por encima de mi cabeza. Está entre mis piernas y juro por la Diosa que no miento cuando digo que siento mariposas ahí, viajando hacia el sur.

—Deja de incitarme, no lo aguantarás — me amenaza en voz baja, y digamos que sin querer, levanto un poco mis caderas haciendo que nuestras zonas se rocen un poco —. Anneliese.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora