Capítulo 47.

8.3K 571 38
                                        

Anneliese

Creo que estoy en problemas. Zack no me ha hablado en todo el camino y ya hemos llegado a casa.

No puedo creer que esa mujer haya sido capaz de intentar matar a su propia sangre. Se lanzó hacia Sirius como si fuese su enemigo de toda la vida.

Es increíble que Alfa Ibrahim haya estado cumpliendo con las órdenes de Vasili. Entiendo el por qué de las cosas, yo tampoco pondría en peligro a mi bebé. Y esa bebé era tan hermosa...

—Estoy muy enfadado contigo, Anneliese — me sujeta del brazo y subimos a la habitación.

—¿Por qué me lo ocultaste? — le reclamo y tensa la mandíbula.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan caprichosa? — pregunta con la voz ronca — Y dejaste que la descarada de tu loba le pusiera las patas encima a Ibrahim.

—A mí no me metas en tus líos — resopla Freya.

Jadeo soltándome de su agarre y camino yo sola hasta la habitación. Intento hacerme la dura, pero verlo desnudo me hace querer caer de rodillas y tomar su miembro.

Zack se sienta en la cama, dejando los codos en sus rodillas, y entonces noto su mirada perdida.

—Zack — susurro de rodilla entre sus piernas —, ya pasó.

Entonces mi hombre suelta a llorar. Me levanto para tumbarnos en la cama y que llore lo que quiera. Se aferra a mí como un bebé a su mamá.

—Ella me hizo tanto daño — murmura como puede y mi corazón se encoge al sentir su tristeza —. Esa mujer me hizo la vida imposible. No sabes... no sabes lo que me hacía sufrir, me golpeaba cuando me comía una miserable galleta de chocolate, o me obligaba a comer sus asquerosas comidas hasta hacer que vomitara.

—Lo siento mucho — mi voz sale temblorosa mientras lo abrazo más fuerte y mis pechos están llenos de sus lágrimas. Lágrimas amargas que no dejan de salir y él se desahoga.

—Me tiraba del cabello cada vez que volvía a casa luego de pasar un día con Jade — se ahoga en lágrimas y no sé cómo calmarlo —. Esa no era mi madre, mi madre es Jade. Ella me salvó.

Paso mi mano por su espalda, tratando de darle calor y apoyo.

—Ya pasó — susurro y se aferra a mí —. Estás a salvo. Sirius la mató, te hizo justicia.

Se queja dormido llorando y solo puedo aferrarme a su cuerpo. Tuvo una muerte rápida en comparación de lo que merecía.

—Lo importante es que nuestro hombre no va a sufrir más por ella — me consuela Freya y asiento.

No sé cómo se encontrará mañana, pero en cuanto me levante voy a cancelar la cita con la ginecóloga. No creo que quiera salir a ningún lado.

Sigo pasando mi mano por su cuerpo hasta que me quedo dormida.

****

Algo me hace cosquillas en la nariz y me paso la mano para apartarlo. Vuelve otra vez y me quejo, lanzando un manotazo.

Escucho una risa profunda y ronca. Esa risa es de mi hombre. Abro los ojos y me doy cuenta que ya es de día y noto que Zack es un hombre nuevo. No hay angustia en su hermoso rostro.

—Buenos días, cariño — me da un beso y lo intento apartar, no me he lavado los dientes —. Dame un beso — demanda con esa voz ronca, ¿y quién soy yo para negarme?

Lastima mis labios con ese beso húmedo mientras se mete entre mis piernas y su miembro toca mi barriga.

—Mi amor — baja a mi cuello dejando besos en la marca —, ¿cómo estás?

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora