Capítulo 53.

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Zack

Siento que voy a perder la cabeza. Han herido a mi padre, el doctor ha dicho que va a vivir, pero lo veo muy mal. Él no puede morir, no puede. Tiene que ver crecer a mis cachorros, porque sé que voy a tener muchos, y él tiene que ser un abuelo presente. Los va a amar como lo hizo conmigo.

—Va a estar bien — escucho a mi dulce mate decir con voz cansada pasando su mano por mi espalda —. Va a estar bien.

La miro y la encuentro más pálida de lo normal, le cuesta mantenerse sentada y su mirada está un poco perdida.

—Cariño — llamo sin obtener respuesta y entonces bajo la mirada por su cuerpo hasta su pierna —. Mierda. ¡Está herida!

Me levanto tomándola en brazos. Kenzo abre la puerta y corre hacia la habitación de Anne, el doctor nos sigue y la dejo en su cama con cuidado para levantar su vestido viendo la herida. Mierda, tiene un buen corte.

—Es solo un corte — dice Kenzo y él doctor comienza a suturar la herida.

No puedo dejar de llorar al pensar en mi padre y en mi mujer. Kenzo palmea mi cara para que espabile y mi madre entra corriendo mirando a Anne.

—Mi niña — le tiembla la voz, sentándose con cuidado a su lado, con su barriga hinchada —. Mi dulce niña.

—Mi Luna, ella está bien, solo se ha desmayado por la pérdida de sangre y el bajón de adrenalina — la intenta calmar el doctor, pero ella se aferra a su niña.

Sinnia llega con una de sus pomadas y veo como se la pone en el muslo. Le va a quedar una cicatriz.

—Ella es hermosa como sea — escucho a Sirius.

—Lo sé.

El doctor se despide de nosotros diciéndome que ya le han puesto la transfusión de sangre a mi padre y que esté tranquilo. Le agradezco y se va.

—Todo está bien, pequeño Zack — me habla Sinnia envolviéndome con sus brazos y rompo en llanto —. Tu padre está bien, también le he puesto el ungüento para que sus heridas curen más rápido.

Solo puedo asentir. Agradecido con ella por actuar rápido. Ha sido ella quien ha llamado al doctor de inmediato.

—Zack — escucho el susurro de Anne y me arrodillo en el suelo cerca de la cama para agarrar su mano —. Tu padre.

Suelto una risa cargada de sentimiento y niego con la cabeza. Mi mujer pregunta por mi padre y no por su herida.

—Está bien, cariño. Estáis bien — dejo un beso en el dorso de su mano y vuelve a cerrar los ojos.

No sé cuánto tiempo paso de rodillas, pero siento a Kenzo entrar a la habitación y levanto la cabeza. Mi madre está dormida al lado de Anne y Kenzo la levanta para llevarla a su habitación.

—Cambia a mi hija y duerme un rato, Zack. Lo necesitas. Te aviso cuando tu padre despierte — dice saliendo de la habitación con mi madre en brazos.

La desvisto, dejándola sólo con la ropa interior y voy al baño para mojar una toalla y poder pasarla por sus brazos, cuello y cara. Luego bajo a su pierna que está llena de sangre y lo dejo lo más limpia posible. Ella odia dormir sucia. Cuando termino me doy una ducha rápido y me tumbo a su lado, dejando mi mano en su barriga y mi nariz en su cabello.

—No me faltes nunca, por favor — susurro y cierro los ojos.

****

Siento unos dedos en mi cabello y suspiro. Sé a quién pertenecen y abrazo su cuerpo con cuidado de no tocar su pierna.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora