Capítulo 59.

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Ethan

Estoy ansioso. No, ansioso se queda corto. Estoy malditamente desesperado.

Son las cinco de la madrugada y es el cumpleaños de mi Kathi, no puedo esperar a que amanezca para ir a verla. Necesito comprobar que es mi mate, de nadie más. Mi futura Luna y dueña de mi vida.

Me doy una ducha rápida para intentar calmar mi ansiedad. No me sirve y me voy a volver loco.

Al igual que cuando escuché al bastardo de Erick hablar de mi Kathi, diciendo lo hermosa que era, lo que le haría en la cama y como la haría gritar. Ese hijo de puta... lo escuché perfectamente desde donde estaba. No voy a tolerar que nadie hable así de mi mujer y futura Luna.

Me pongo un pantalón de chándal y una camiseta de manga larga negra. Salgo de casa de mis padres lo más silencioso posible y me dirijo a su casa. Necesito saber que es mía, poder sentir ese aroma único que solo los mates pueden percibir. Cuanto más me acerco, más nervioso estoy. Me sudan las manos, la respiración descontrolada y la cabeza vuelta un lío.

Todavía no ha amanecido y estoy bajo su ventana. Si subo hasta ahí puedo asustarla y hacerle creer que soy un ladrón. Busco algunos piedras pequeñas que no pesen tanto como para romper el cristal y las lanzo a la ventana. Una. Dos. Tres. Nada. Mi mujer no despierta, lo que sí escucho es el llanto de Valentino. Mierda, los he despertado.

Lanzo otra piedra y no me da tiempo a reaccionar cuando lanzo otra y le doy a Kathi en la frente. Joder.

—¡Ay! — se queja sacando la cabeza por la ventana y la miro.

—Kathi, lo siento. Mierda — suspiro. Estoy muy nervioso, parezco un niño de cinco años.

—Mate — susurra y la miro. En ese momento me llega un olor único.

Canela y fresas. Tan dulce como ella. Es mi mate, es mi mujer. Me pertenece.

—Nuestra — gruñe Tempestad y sonrío como un niño en Navidad.

Vuelvo a abrir los ojos y ya no está. ¿Dónde está?

—Ethan — me llama una voz dura, sé perfectamente a quién pertenece. Mi tío Antón, bueno, ahora mi suegro.

Me giro y lo veo con las cejas alzadas y los brazos en jarra.

—Suegro — le doy una sonrisa y niega con la cabeza.

—Has despertado a todo el mundo, muchacho. Entra, hace frío.

Lo sigo. Cuando entro, el aroma de mi mate es más intenso y la veo ahí en mitad de la escalera con su pijama de pelos.

—Mi dulce Luna.

—Mi Alfa — me mira con amor. El brillo en sus ojos es diferente y hago un gesto con la cabeza para que venga a mí.

—Feliz cumpleaños mi Luna.

La envuelvo en mis brazos y respiro su aroma. Tan jodidamente dulce. Mi lobo ronronea al tenerla en mis brazos y escucho que mi suegro se aclara la garganta.

—¿No podías esperar unas horas?

—Vamos, suegrito...

—Maldito niño — niega con una sonrisa y veo bajar a mi tía Sara con el cachorro en brazos.

—Ethan, cariño, ¿ha pasado algo? — pregunta preocupada.

Niego con la cabeza y ella entiende de inmediato. Suelta una risa mirando a Kathi con dulzura mientras se acerca a ella.

—¿Lo sois?

—Sí, mamá. Es mío — me abraza más fuerte y Valentino me mira con el ceño fruncido.

—Mi Alfa — escucho esa voz en mi cabeza y miro a mi mujer. Es su loba.

—Mi Luna — ronronea mi lobo.

—Se llama Lyra — me dice y beso su frente.

—¿Qué pasa? — pregunta Antón junior cuando baja las escaleras y su padre le cuenta.

Sus padres la felicitan y ella alza a Valentino que la mira con una sonrisita.

—Me quedo aquí en el salón con Valentino. Ve a dormir un rato más, mamá.

—Está bien, mi niña — se despide de nosotros y se lleva al pequeño Antón.

Cuando nos quedamos solos veo como se sonroja y se da la vuelta para sentarse en el sofá. Me pongo a su lado y con mi mano agarro sus piernas para que las pase por las mías.

—Sabía que Diosa Luna no me iba a fallar.

—Nos cumplió nuestro deseo — se mueve para estar más cerca de mí y el recuerdo de cuando teníamos siete años se hace presente.

11 años atrás.

Veo a Kathi con su vestido de princesa y me acerco a ella. Está jugando con mi hermana y las demás en el jardín.

Hola — llamo la atención de todas y Kathi me sonríe mostrando esos huecos que tiene en la mejilla. Mamá dice que se llaman hoyuelos y a mí me gustan mucho.

—Hola, Ethan.

Me uno a ellas jugando con las flores y siempre al lado de Kathi. Me gusta llamarla así porque nadie más lo hace y yo quiero ser especial para ella.

y yo seremos novios. Serás mi Luna.

—¿Tú me quieres?

te quiero, Kathi. Diosa Luna me dará ese deseo.

—Pues yo deseo que tu deseo se haga realidad — me dice antes de dejar un beso en mi mejilla y salir corriendo.

—Siempre lo supe — susurro muy cerca de su boca —. Déjame besarte.

Ella junta nuestros labios y mi corazón golpea con fuerza. Nos hemos besado antes, pero nada se compara con lo que siento ahora al saber que será mía por siempre.

—No te asustes — susurro en sus labios —, pero te amo y me da igual si piensas que es pronto para decirlo.

Suelta una risita con las mejillas rojas y pone su mano en mi mejilla.

—Yo te amo también.

Cuando bajo la vista veo a Valentino que nos mira con curiosidad y le saco la lengua haciendo que suelte una risa sin dientes. Es curioso que por Kathi no se pongan tan celoso como con mi hermana. Pobre Zack... lo que le espera.

Las horas pasan en el sofá. Cambiamos de posición y ahora estamos tumbados con Valentino en medio. Kathi se vuelve a dormir y me quedo observando su rostro hasta que escucho como baja mi tía a levantarla para que se vista.

Los demás están esperando para pasar el día juntos hasta que llegue la hora de su transformación.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora