Capítulo 68.

4.4K 333 19
                                    

Anneliese

He preparado algunas cosas para almorzar, ya que mi familia vendrá y voy a aprovechar para darles la noticia de mi bebé. Hay de todo un poco, abuela Rosi me ha dicho que no haga tanta comida que ella llega con algo. Sé que no quiere que esté mucho tiempo de pie, pero puedo hacer esto.

Las demás propusieron hacer una revelación como las que se ven en Instagram, pero me ganó la ansiedad y tenía que saberlo primero.

Estoy terminando de hacer los pasteles que dirán si es niña o niño, me han quedado muy bonitos y debo darle las gracias a mi abuela Rosi que ha sido quien me enseñó todo lo que sé sobre la repostería. Ojalá lleguen pronto porque no me aguanto las ganas de decirles que voy a tener una hermosa niña.

—Hola mi dulce niña, estamos llegando — escucho la voz de mamá a través del link y sonrío.

—Aquí os espero.

Zack me ayuda a preparar la mesa y terminamos justo cuando escuchamos el timbre.

—¡Por la Diosa! — grito moviendo mis manos por los nervios y él se ríe.

Parezco una niña pequeña, pero me da igual, nadie sabe las noches que lloré hasta quedarme dormida al saber que no iba a ser fácil quedar embarazada y ahora que lo estoy, pienso hacer lo que sea por hacerla feliz.

Cuando abro la puerta veo a mis padres junto a mis abuelas y mi pequeño hermano Ian. Es tan hermoso.

—Mi cosita — hablo cuando mamá me lo da y saludo a los demás.

—Mira que barriga tan bonita — susurra abuela Sinnia y sonrío.

Llevo un vestido suelto corto de color verde y mi barriga se marca en él.

Mi pequeño Ian es tan dulce, siempre está sonriendo y con las mejillas rojas. Sus ojos son hermosos, como los de mi madre o Ethan y su cabello es castaño como el de mi madre.

—Que bonito eres, espero que cuides mucho a mi niña — le susurro muy bajito para que nadie escuche.

Los demás llegan al rato y Adha entra con dos bolsas enormes llenas de ropa.

—Para mi sobrino o sobrina — le entrega las bolsas a Zack que rueda los ojos y se acerca a besar mi mejilla y mi barriga —. Mira como crece.

—Hola, pequeña — llega mi suegro y me abraza —, ¿cómo estás?

—Muy bien, quiero daros una noticia — le digo y asiente.

Todos toman asientos, mi madre ayuda a abuela Rosi a repartir la comida. Los pequeños están todos juntos, Valentino ha llegado dormido y no lo he podido recibir.

An se ha sentado junto a Oliver, Adha frente a Luca y Ethan tiene a Kath a su lado.

—Ya sé qué es — hablo y todos dejan de comer —, por eso os he llamado a todos. Ayer fui con Zack a la clínica y Astrid vió.

—Un niño — dice mi tío Antón muy seguro y solo observo.

No puedo negar ni confirmar porque entonces sabrían qué es y no he hecho todos esos pastelitos para nada. Les sonrío antes de seguir comiendo y todos están ansiosos por saber. Adha no deja de hacerme ojitos y me niego a mirarla porque voy a caer en sus juegos.

—Cielito — me llama y niego con la cabeza —. Anda, mírame.

—Por la Diosa — me río y sigo comiendo.

Se rinde y cuando todos terminamos de comer me ayudan a recoger la mesa.

—Necesito que se sienten, voy a por el postre — les pido y Zack viene a ayudarme.

—Tranquila, sabes que la van a amar — me calma cuando pasa sus manos por mi barriga.

Suspiro un par de veces antes de tomar las cosas y volver al jardín donde se encuentran todos. Hace muy buen día y se nota que el verano ya está llegando. Ya quiero ir a la playa y hacerme fotos con mi barriga.

—Que buena pinta — habla An.

Todos los pastelitos están cubiertos de merengue de color azul y rosa, por dentro son de bizcocho, pero solo uno es rosa y tengo pensado a quien se lo voy a entregar porque sé que se va a volver loco.

—No muerdan todavía, tenéis que hacerlo juntos — les pido y asienten.

Mi padre está muy nervioso al igual que Adha que no deja de moverse con el pastel en la mano.

—Para ti — le digo a la persona que lo va a saber primero —, no lo muerdas todavía.

Cuando ya todos tienen sus pasteles me quedo observando como cada uno lo mira con nervios. Los más pequeños ya le dieron el primer bocado.

—Una, dos — cuento y no me da tiempo a decir tres cuando todos lo han mordido.

Veo que miran dentro del pastel, pero no ven nada, ya que el que lo tiene es mi hermano Ethan que me mira con los ojos llenos de lágrimas y la boca llena de pastel.

—Una niña — dice mirándome cuando mastica y se limpia la boca —. ¡Voy a tener una sobrina!

Grita como un loco y que abraza a la vez que me alza.

—Con cuidado, niño — le dice abuela Sinnia y me baja con cuidado dejando un beso en mi frente.

Mamá llora y papá tiene los ojos rojos. Los demás... también tienen lágrimas que no dejan caer, menos Adha, que me abraza con cuidado dejando besos en mi barriga.

—¿Ya tenéis nombre? Dioses, será una niña muy mimada — grita agitando las manos y todos reímos.

Miro a Zack que asiente.

—Odette Knight Parker — les digo alto y claro —. Ese será el nombre de mi niña.

—Nuestra — me corrige Zack pasando una mano por mi cintura.

—Un nombre digno para una princesa — dice Ethan —. Mañana mismo llamo a Marcos para que le hagan su propio castillo.

Lo que pensé, se va a volver loco.

—Por la Diosa — suelto un suspiro.

—Mi princesa — papá llega y me envuelve en sus brazos.

Esos que siempre me han consolado cuando he tenido una caída, un mal día o he estado enferma. A los que me aferro llorando, recordando todos nuestros momentos.

—¿Estás feliz?

—Estoy feliz, orgulloso y dichoso por tener una hija como tú, siempre he sabido que ibas a conseguir todo, porque si algo eres, es capaz. Te amo mi niña y siempre lo haré.

Lloro a moco tendido y no puedo culpar a las hormonas porque ahora estoy llorando porque quiero y porque puedo. Ellos son lo más importante de mi vida, mi familia y ahora se une una más.

Mi princesa.

—Será una niña hermosa — dice Kath y los demás asienten.

Luca, Oliver y Ethan están discutiendo sobre quién será el tío favorito.

—No discuto — Adha mira sus uñas haciéndose la interesante —. Yo seré la tía favorita.

—Ya veremos — responde An.

Pasamos una tarde en familia, agradable y bonita. No saben lo feliz que me hace saber que ellos aman a mi hija aún sin haber nacido.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora