Capítulo 71.

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Zack

Estaba viendo a mi mujer, a través del escaparate, como se probaba más de cinco vestidos y solo podía fijarme en lo hermosa que se veía con esa barriguita donde está creciendo nuestra hija. He venido porque estaba sintiendo su angustia a través del vínculo y necesitaba saber que estaba bien.

—No podemos dejar que nadie se le acerque, ¿has visto como la miraban algunos? Hay que matarlos — Sirius siempre ha sido celoso, pero últimamente está actuando como un psicópata.

—Deja la tontería que nadie la está mirando.

—¿No? Gira a tu derecha y mira como el imbécil ese la observa.

Hago lo que dice encontrándome con un imbécil que está observando a mi mujer. Lo voy a matar.

Me acerco a paso rápido y lo agarro del cuello.

—Esa que estás mirando es mi mujer y está preñada por mí — gruño haciendo que me mire con los ojos desorbitados.

—Tranquilo, hombre, solo estaba mirando.

Mal. Mi lobo gruñe y no lo pienso dos veces al darle el puñetazo en la mandíbula.

—Fuera o te saco a patadas.

Se va con la mano en la mandíbula y tengo que tomar aire un par de veces tratando de controlarme y no ir por él.

—Tenemos que encerrarla para que nadie la vea.

—Sirius, ¿tú eres tonto?

Gruñe y corta el link.

No puedo encerrar a mi mujer por las miradas de otros, sí, me dan ganas de hacerlo, sin embargo, estoy seguro de que Anne me mataría.

Vuelvo a mirar cuando sale con un vestido negro que le queda hermoso. Escucho como le dice a las demás que ese es el elegido y entro para pagarlo.

****

Ahora la tengo dormida después de haberla hecho mía varias veces. Su respiración es lenta y cierro los ojos concentrándome en los latidos de ella y los de mi hija. Aún no me creo que vaya a tener una niña, estoy seguro de que va a ser igual de hermosa que Anne.

Mi padre se volvió loco cuando supo que sería abuelo. Ver la reacción que tuvieron todos al leer el pastel que hizo Anne, me llenó el corazón con un sentimiento puro porque sé que ellos la van a amar tanto como nosotros, la van a cuidar y proteger.

Ni hablar de Ethan que ha llamado a Marcos para que le haga planos para un castillo. Dice que su sobrina va a ser tratada como una princesa de verdad.

Me siento pleno gracias a ellas y se lo debo todo. Yo... yo daré todo de mí por hacerlas felices.

El timbre suena y me separo de mala gana para ir a abrir y coger la cena porque Anne no ha comido y necesita alimentarse bien.

—Cariño — paso mi mano por su cara y se pega más a mí cuando vuelvo a la habitación —, despierta, tienes que comer algo.

Estira los brazos moviendo las piernas, haciendo que la sábana se baje y muestre sus pechos.

—Cinco minutos.

Niego con la cabeza dejándola mientras abro las bolsas y saco la comida. Se despierta sola cuando le llega el olor y se sienta en la cama, desnuda y sin vergüenza. La amo.

—Mañana cerraré una etapa.

—Lo harás y estoy muy orgulloso de ti, cariño. Vas a llevar lejos — me sonríe con las mejillas rojas.

Vemos la televisión mientras cenamos en silencio. Anne devora la ensalada césar y sigue con los filetes rellenos que lo acompaña con el arroz blanco.

—¿Crees que tenga tus ojos? — pregunta con una sonrisa.

—Espero que tenga los tuyos — respondo y ella niega con la cabeza.

Mañana será un día especial, mi mujer cerrará una etapa en su vida y podrá seguir con lo planeado. Tendrá todo el verano para disfrutar y tener paz. Algo que últimamente necesita mucho.

Llevo todo a la cocina cuando terminamos y al subir la veo en el baño lavándose los dientes. Me acerco a ella envolviendo su cuerpo con mis brazos. En realidad no sabe cuanto la amo y lo que estaría dispuesto a hacer por ella.

Se inclina un poco para quitar la pasta de dientes y su culo roza mi entrepierna. Me mira a través del espejo con una sonrisa traviesa y sonrío de lado.

—¿Qué ocurre, cariño?

—Te necesito — gimotea sin dejar de mover su culo.

Gruño a la vez que hago a un lado sus pequeñas bragas y la hago mía de nuevo, viendo su cara en el espejo.

—Mañana no tendré energía — murmura cuando nos tumbamos en la cama y se pega a mí.

—Menos mal que mañana no tienes clases — me burlo y resopla.

—Buenas noches, mi amor.

—Buenas noches, cariño — le digo dejando un beso en su frente.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora