Zack
Me echo a Anne sobre el hombro y subo las escaleras tranquilo para llegar a la habitación. Ella no sabe como me excita que me llame señor, y pienso demostrárselo durante toda la noche.
La dejo caer en la cama y suelta una risita mientras se apoya en sus codos para mirarme. Estoy deseando ver la cara que pone cuando vea el regalo que le tengo.
—No te muevas de ahí — le ordeno.
—Sí, señor — intento no reír, pero fallo en el intento.
Me dirijo a mi mesita de noche y del tercer cajón saco una caja envuelta en papel de regalo negro. Anne me mira con una sonrisa y los ojos brillantes mientras se arrodilla en la cama y estira las manos para cogerlo.
—¿Qué es? — pregunta ansiosa.
—Ábrelo.
Se lo entrego, quedándome de pie esperando su reacción.
—Zack... — susurra con las mejillas encendidas y la miro con una sonrisa burlona.
Es un vibrador que se puede introducir, que al final tiene unas orejitas de conejo que se ponen justo en el clítoris. La mujer que me atendió me expresó cómo se sentía tener eso. Demasiada información de su parte.
—Muéstrame cómo te tocas cuando yo no estoy — le digo mientras me desabrocho la chaqueta del traje y me la quito para sentarme en el sofá que hay en la habitación.
—No me toco...
—Te huelo, Anneliese. No me mientas — la corto y ella se queda mirando el movimiento de mis manos al desabrochar mi camisa —. Muéstrame, cariño.
—¿Lo podré usar cuando tú no estés? — pregunta en voz baja y suelto una risa.
No respondo. Solo me quedo observando como se levanta y se dirige hacia mi sitio. Cuando está frente a mí, levanta su pierna para apoyar el pie justo en medio de mis piernas. Rozando mi miembro con la punta de su tacón.
—Necesitaré ayuda, señor Knight.
Agarro su tobillo para quitar la tira del tacón, haciendo lo mismo con él otro. No ha soltado el juguete en ningún momento, lo tiene agarrado como si fuese un salvavidas. Paso mis manos por sus muslos, hasta meterlas dentro del vestido para llegar a su ropa interior y bajarlas con lentitud. Anne está ansiosa y disfruto del tacto de su suave piel.
—Date la vuelta.
Ella obedece de inmediato y se deja caer en mis piernas, moviendo su culo contra mi erección dura que está a punto de explotar.
Bajo el cierre del vestido y lo bajo por sus hombros. Su sujetador también va fuera, dejando que sus pechos den un salto cuando son liberados, y ella suspira.
—Mi amor...
No respondo y sigo con mi tarea de desvestirla. La levanto para sacar el vestido y lo tiro al suelo. Se deja caer contra mi pecho y enciende el vibrador.
Veo como lo sube a su boca, chupándolo como si fuese mi polla, cuando lo saca lo baja a sus pechos, pasándolo por sus pezones y bajando hasta su ombligo. Dejo unos besos en su cuello, haciendo que su piel se erice, y abro mis piernas para que las suyas se mantengan igual. La escucho gimotear cuando siente la vibración del juguete en su clítoris mientras yo paseo mis manos por sus costados, viendo en primer plano como ella juega con su regalo y se lo mete hasta el fondo, dejando las orejitas en su clítoris.
Gime, jadea y sujeto sus piernas cuando las intenta cerrar.
—Piernas abiertas — ordeno y ella gime —. Lo estás haciendo bien, mi dulce mate.
Gime llevando su mano a mi cabello mientras mueve la otra, metiendo y sacando el vibrador.
—Dioses... casi, casi estoy llegando.
Pongo mi mano sobre la suya para ayudarla y cuando grita, sigo clavando el juguete hasta que no puede más. Tiene la respiración descontrolada, las mejillas rojas y los ojos cerrados.
—Lo has hecho bien — la beso mientras la alzo y la dejo en la cama.
—Más — pide alzando los brazos y los envuelve en mi cuello para besarme.
Me quito el pantalón junto a los calzoncillos y de una embestida se la meto hasta el fondo, sintiendo como su interior se contrae y gime.
—Quiero estár arriba, por favor — pide y nos doy la vuelta para que quede sobre mí.
Se abre de piernas y aprovecho para llevar mi boca a sus pechos. Ella misma se clava y tira la cabeza hacia atrás. Está muy húmeda.
Froto su clítoris en círculos. Sus uñas se clavan en mis hombros y su interior se contrae apretando mi polla. Es una persona totalmente diferente en la cama y eso me prende más. Solo yo tengo el privilegio de tenerla así, a mi merced.
Trata de cerrar las piernas cuando siente el orgasmo, pero no puede, mi cuerpo se lo impide. Su respiración es una mierda y los latidos frenéticos de su corazón me dice que se está controlando. Agarro sus caderas para que se deje llevar y lo hace. El orgasmo la golpea, dejando mi miembro cubierto de sus jugos.
—No puedo... — susurra cuando se la meto otra vez, pero su cuerpo dice lo contrario, ya que se pega más a mí.
—Claro que puedes, cariño.
La vuelvo a subir y bajar cuando se recupera del orgasmo. Necesito que tenga otro. Me tumbo con ella encima, se inclina dejando sus pechos en mi cara y los meto en mi boca mordiendo su pezón. Llevo mi mano a sus nalgas para azotarla y suelta un gemido.
—Sigue — le doy con las dos manos y no deja de gemir.
Dioses. Esto es una bendición.
Me mira y veo sus pupilas diltadas. Su azul es casi inexistente y aumento el ritmo cuando tiene el tercer orgasmo junto al squirt. Justo lo que quería.
Grita clavando sus uñas y me baña con sus jugos. La giro para dejarla de lado y pasarle mi nudo.
—No sabes — le doy una embestida dura — como te amo — otra embestida —. Maldita descarada.
Le paso mi nudo y ella lloriquea. Está sin aliento, sudando y no deja de temblar. De mi boca sale un gemido ronco mientras me descargo en su interior. Si no la preño con esto, entonces me considero infértil.
—Mi amor — me llama entre sueños —. Te amo, gracias por mi regalo.
Salgo de su interior después de un rato y voy al baño para coger una toalla y poder limpiarla.
Mi dulce Anneliese, tan hermosa y perfecta. Y solo mía.
—No empieces — gruñe mi lobo y me burlo.
—Vamos, Sirius, sabes que es más mía que tuya.
—¿Crees que pronto tengamos cachorros? — noto la ansiedad en su voz y suspiro.
—No lo sé. Vamos a tomarlo con calma.
No responde y me quedo dormido pasando mi mano por su barriga. Deseo verla llena de mí, de mi cachorro.
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Sempiterno
WerewolfAnneliese es una chica curiosa, risueña, amable y humilde, pero también muy caprichosa y mimada, como lo era su madre. Amada por todos y deseada por otros. Zack es un chico que tuvo una infancia difícil, oscura y triste, pero una adolescencia hermos...