59. Fin de la tiranía. P2.

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"Hikaru avanzaba junto a Cyrus por el denso y enigmático bosque, sus ojos explorando cada sombra y destello de luz que se filtraba entre las hojas. La atmósfera estaba impregnada de un silencio inquietante, interrumpido solo por el crujir de las ramas bajo sus pies. Cyrus, con una sonrisa radiante que contrastaba con la penumbra que los rodeaba, parecía estar disfrutando del viaje, mientras que Hikaru mantenía una expresión de alivio mezclada con incertidumbre.

—Supongo que es por aquí —dijo Cyrus, su voz resonando con confianza en el aire fresco y húmedo.

—En algún punto de este lugar".

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Las multitudes estaban sumidas en un profundo shock, la incredulidad grabada en sus rostros. Los nobles, indignados por lo ocurrido, se apresuraron a buscar justicia. Sin embargo, al encontrar al asesino y traidor, se dieron cuenta de que su mirada era más penetrante que cualquier otra que hubieran visto; un abismo oscuro que parecía devorar la luz a su alrededor. Los soldados, inquebrantables en su lealtad, se alineaban a su lado, dispuestos a respaldar las decisiones de Hikaru.

Con una calma inquietante, Hikaru sostuvo la mirada de los nobles y, con una voz grave y resonante que parecía retumbar en el aire tenso, les advirtió: —Es mejor que se vayan... ahora...

La amenaza colgaba en el aire como una sombra ominosa. Cada palabra era un eco de poder y determinación. ¿Se atreverían a desobedecer?

Los nobles intercambiaron miradas nerviosas, el sudor perlaba sus frentes mientras el silencio se hacía cada vez más pesado. La multitud, paralizada, contenía la respiración, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. Hikaru, con su porte imponente, se erguía como un titán en medio de la tormenta, su presencia irradiaba una mezcla de desafío y poder que nadie osaba ignorar.

Uno de los nobles, un hombre corpulento de barba grisácea, dio un paso adelante, temblando de ira y miedo. —¡No te dejaremos salir impune! —gritó, su voz resonando en el aire tenso—. ¡La justicia será servida!

Sin embargo, Hikaru no se movió. En lugar de eso, una sonrisa burlona se dibujó en sus labios. —¿Justicia? —replicó con desdén—. ¿Qué es la justicia para ustedes? ¿Que los nobles alimenten su ego y se pinten con el dolor de alguien?

Las palabras de Hikaru parecían calar hondo en los corazones de los presentes. El noble retrocedió un paso, la convicción flaqueando en su mirada. Los soldados a su lado se mantenían firmes, listos para actuar ante cualquier intento de desafío.

Hikaru avanzó un paso hacia ellos, su mirada ardía con una intensidad casi sobrenatural. —Si quieren justicia... entonces enfréntenme. Pero sepan que no habrá piedad, ahora que he roto mí pacto con el que llamaban señor y rey, no tengo motivos para no acabar con todos los que me estorban.

El murmullo entre la multitud creció como un rugido distante; algunos comenzaron a cuestionar si realmente valía la pena enfrentarse a un hombre que ya había demostrado ser capaz de todo. La tensión se palpaba en el aire y las decisiones cruciales estaban a punto de tomarse.

La atmósfera era electrizante mientras Hikaru aguardaba con la calma de un depredador ante su presa.

Los nobles desviaron la mirada, incapaces de soportar la imagen del rey caído junto a su reina. Finalmente, abrumados por la humillación, decidieron marcharse rápidamente de la estancia.

El pueblo permanecía inmóvil. Aunque no podían ver con claridad lo que ocurría, presenciaron el momento en que Takeshi fue apuñalado, quedando sin aliento, llenos de pensamientos y emociones revueltas, inseguros sobre lo que sucedería a continuación.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Luang. De Lord a plebeyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora