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— ¿Qué es esto? —Preguntaba la mujer confundida, viendo como su hijo le dejaba gran cantidad de dinero en la mesa.

— Veinte mil dólares —Contestó con indiferencia, encogiéndose de hombros dirigiéndose a la nevera.

La preocupación se dibujaba en el rostro de la madre de Hyunjin cada vez que lo veía con grandes sumas de dinero, sin entender de dónde provenían.

Sus grandes ojos reflejaban una mezcla de confusión, ansiedad y un profundo amor maternal, mientras observaba a su hijo envuelto en un misterio que ella no podía resolver.

Cada vez que Hyunjin llegaba a casa con fajos de billetes, su madre no podía evitar interrogarlo con una mirada cargada de preocupación, temiendo lo peor pero sin atreverse a confrontarlo directamente.

— ¿De dónde sacas todo este dinero? —Preguntaba Hikari, con el fajo de billetes en las manos.

— ¿Eso importa? —Levantó una ceja, sentándose con ella en la mesa para morder su manzana —Ahora tienes dinero, préstale atención a eso.

— Dinero de un trabajo desconocido —Contestó Hikari, mirándolo a los ojos —No sé de dónde sale, Hyunjin. Siempre estás forrado y es preocupante.

— ¿Es preocupante que tenga dinero y te ayude con todo aquí? —Cuestionaba, ignorando que ella tenía razón.

— Es difícil hacerte entender mi preocupación —Empezaba a explicar la mujer, tomando las manos de su hijo —Pero sé que estás consciente de que en un país como este, es imposible que tengas esa cantidad de dinero.

A pesar de sus intentos por mantener su vida secreta lejos de los ojos de su madre, Hyunjin podía percibir el peso de su preocupación en cada mirada y cada pregunta no formulada.

La tensión en el hogar se incrementaba con cada día que pasaba, alimentada por la brecha de comunicación entre madre e hijo, y por la incapacidad de Hyunjin para compartir la verdad detrás de su repentino éxito financiero.

— Aprecio que te preocupes por mí —Llevaba las manos de su ladre a sus labios, besándolas después —Pero no estoy metido en nada de lo que estás pensando ahora. Pero todo lo que te diré es que estoy usando mi inteligencia tal y como tú querías que la usara.

— ¿Estás estudiando? —Preguntó Hikari, con un brillo de esperanza en sus ojos. Hyunjin asintió, con una sonrisa de lado —¿Dónde? ¿En qué?

— Soy programador de software —Contestó, levantándose de la silla al sentir su celular vibrar. Tenía otra llamada entrante —Es una buena paga, ahorro dinero. Por eso tanto, mamá.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? —Preguntó Hikari, con una mirada llena de orgullo. Hyunjin se quedó mirándola, negando por inercia al buscar la respuesta correcta.

— Pensé que no era necesario —Sacó su celular para ver la llamada entrante —Hasta que decidiste preguntar las mismas cosas cada mes —Terminó la oración, aún con la mirada en el celular —Tengo que irme, me necesitan en el trabajo.

— Dijiste que te quedarías —Demandaba suavemente.

— Prometo volver más tarde —Depositó un beso rápido en la frente de la mujer, caminando a la puerta con rapidez —Saluda a mi hermana de mi parte.

Contestando la llamada había cerrado la puerta de la casa, y con un tono de voz amable contestó la llamada. Caminaba alejándose de la puerta mirando a sus alrededores de que nadie escuchara.

A Hikari le daba miedo las veces que Hyunjin salía por esa puerta, sonriéndole a sus alrededores con su lindo hoyuelo alegre. Y del aire cuando pasaba levantando su largo y negro cabello junto con el poco oro que se amarraba en su cuello.

Por alguna razón sentía que lo que decía era cierto, pero luego de las cosas por las que le hacía pasar su padre imaginaba que él seguía sus mismos pasos. ¿En serio todo ese dinero era de un trabajo honrado? La verdad estaba dudando de cada dólar que estaba en su manos.

Sólo el cielo y la luna sabían en las cosas que su hijo estaba metido.

— ¿Estás ocupado? —Preguntaba aquella voz femenina con suavidad.

— No —Sonreía, escuchando las pequeñas risas de la chica —¿Por qué?

— Quiero verte.

Hyunjin suspiró, sintiéndose incómodo con la idea de verse con ella, quien tenía esa inocencia que contrastaba con el oscuro mundo en el que él se movía. Tenía una idea que las cosas que él hacía no eran legales, pero también no era consciente de que verse durante el día era peligroso.

A pesar de sus sentimientos por la chica, Hyunjin se veía atrapado entre el deseo de protegerla y la imposibilidad de alejarse por completo de ella. Cada vez que intentaba acercarse, su mente se llenaba de imágenes de peligro y riesgo, recordándole que su trabajo no solo ponía en juego su propia vida, sino también la de aquellos que estaban cerca de él.

Era una lucha interna constante entre el deseo de estar con ella y la necesidad de mantenerla a salvo, una batalla que amenazaba con consumirlo por completo.

— Hablamos sobre esto —Susurró severo, añadiendo un tono suave sin querer lastimarla.

— Estoy consciente de ello —Empezó a justificarse, haciendo un puchero a pesar de que el no la veía —Pero si nos empeñamos tanto en pensar en tu trabajo, esto no va a funcionar.

— Hitana, no me manipules de esa manera —Hyunjin demandaba con un tono humorístico, haciéndola reír —No va a funcionar.

— Te extraño.

— También yo.

— ¿Entonces por qué no vienes? —Incitaba la contraria, tarareando un sonido alegre —¿Qué es lo peor que podría pasar?

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora