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— Fuimos a un club —Empezaba a hablar Luján a medida que se ponía sus guantes —Todo estaba bien y de la nada aparecieron unos sicarios. Estaban equipados, como si todo lo que hicieron había sido planeado.

— ¿Pudiste reconocer a esos hombres? —Preguntó Duque, mientras ayudaba a voltear el cuerpo de Hyunjin y así usar un aparato para rastrear la bala.

— No —Respondió.

— ¿Cómo se encuentra? —Preguntó Changbin procediendo a ponerse unos guantes también.

— La bala está en la séptima costilla —Informaba Luján —Está en la parte baja del pulmón, eso es bueno. Hyunjin, estarás bien.

Hyunjin no podía decir nada, solo se escuchaba como batallaba en poder respirar mientras que el pulso de su corazón bajaba al igual que el de Duque.

— Carajo, que no puede respirar —Demandaba Duque preocupado a medida que los jadeos de Hyunjin se volvían más pesados y lentos —Es un neumotórax.

Ocurría cuando en aire escapaba del pulmón. El aire luego llenaba el espacio por fuera del pulmón, entre este y la pared torácica.

Esta acumulación de aire ejercía presión sobre el pulmón así que este no se podía expandir tanto como lo hacía normalmente cuando Hyunjin inspira. Habían que pinchar urgentemente.

— Se ahoga —Demandaba Changbin desesperado buscando algo con qué pinchar mientras que los pitidos de la máquina se volvían mucho más rápidos.

— Luján, carajo —Maldecía Duque —Busca el kit seis. Busquen el maldito kit seis, maldita sea —El señor sentía como se le bajaba la presión y como su corazón latía con el mismo ritmo de la máquina.

— Tiene aire entre el pulmón y la caja torácica —Informaba Changbin mientras lo volteaba esperando a que Luján buscara el kit seis.

— Deprisa, joder —Gritaba.

Izumi permanecía inmóvil en su silla, incapaz de apartar la mirada de la escena que se desarrollaba frente a ella.

Una mezcla de horror y parálisis la mantenía atrapada en su asiento, sintiendo que su corazón latía tan fuerte que amenazaba con salirse de su pecho en cualquier momento.

Cada segundo que pasaba aumentaba su ansiedad, y una sensación de debilidad le recorría el cuerpo, haciendo que su piel se erizara como la de una gallina en un intento desesperado por protegerse del horror que presenciaba.

En cuanto Luján había pinchado Hyunjin procedió a soltar una respiración profunda, levantando su cabeza por la intensidad en la que había recuperado el aire y en cuanto su cabeza había pegado el colchón del sofá lágrimas de sus ojos habían salido en silencio cerrando los ojos haciendo notar lo asustado que se encontraba pero las lágrimas no eran de miedo, sino de alivio.

— Ya está —Susurraba Luján, dándole apoyo emocional para que supiera que se pondría bien. Hyunjin sollozó, y no pudo evitar hacer contacto visual con Izumi a quien aún estaban drenándole sangre.

En cuanto se miraron sintieron como el tiempo se había detenido y a pesar de mirarse todos estaban tan concentrados en salvarle la vida que no estaban dándose cuenta de el momento que tenían. Era como si todo a su alrededor se volviera gris y lo único que aún estaba colorido era ella.

— ¿Quién donó la sangre? —Preguntaba Hyunjin viendo cómo Luján se levantaba de su silla para volver a limpiar la habitación.

— No puedo revelarte esa información —Caminaba tomando todo procediendo a votarlo en un basurero de metal.

— ¿Por qué no? —Sonreía.

— Políticas de una enfermera —Luján se encogía de hombros tomando su bolso.

Era difícil para ella admitirlo, pero había sido Izumi quien había donado la sangre vital que había salvado la vida de Hyunjin en el Matadero. A pesar de los tratos injustos y abusivos que había recibido de él, Izumi había dado un acto de generosidad desinteresado en su momento de necesidad más desesperada.

Todo lo que había sucedido entre ellos, el gesto de Izumi había sido un recordatorio doloroso de su propia humanidad y fragilidad. Ahora, sentada frente a él por segunda vez, la ironía de la situación no pasaba desapercibida para ninguno de los dos, y la verdad pendía en el aire como una sombra oscura sobre sus cabezas.

— Sáquenme de aquí —Hablaba Hyunjin en llanto. Lo decía porque sentía que en las manos de un buen doctor sobreviviría.

— No podemos sacarte de aquí —Susurraba Duque, dándole apoyo emocional —Con sicarios pisándote los talones y la policía corrupta es peligroso.

— Prefiero vivir en la cárcel —Lloraba, le rompía el alma a todos los que estaban ahí —No quiero morir aquí —Dirigió su mirada a su casi mejor amigo —Changbin. Por favor llévame a un hospital —Sus lágrimas empezaron a salir una vez más, dejándole un peso encima al contrario —Por favor.

— Sabías que tus enemigos reaccionarían con dureza —Empezaba a hablar Duque —Y te dio igual. Dijiste que pasara lo que pasara, e hicieran lo que hicieran... debíamos ser capaces de mantener el control. Sino, tu vida estaría en peligro.

— No puedo —Sollozaba Hyunjin —No quiero morir, no quiero dejar sola a mi familia. No quiero irme de aquí y dejar toda la mierda suelta, no puedo.

— El Hyunjin que conozco no estaría llorando de esa manera —Empezó a hablar Izumi —No le importaría estar a un hilo de la muerte como ahora. Eres más de los que plantean cara con un lanza llamas, no correr y esperar a que te cacen. Así que vas a cerrar los ojos y pondrás tu vida en las manos de Luján tal y como lo hiciste luego de que te acribillaran en el Matadero, y cuando te despiertes te vas a recuperar e irás a por esos hijos de puta.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora