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El rugido del motor llenaba el interior del vehículo mientras Luján se abría paso por las calles, maniobrando con destreza entre el tráfico frenético de la ciudad. La adrenalina corría por sus venas mientras intentaba dejar atrás a los autos que los perseguían implacablemente.

Con una mano firme en el volante y la otra presionando con fuerza la herida de Hyunjin, quien yacía en el asiento del copiloto, su rostro pálido y lleno de dolor era un recordatorio constante de la gravedad de la situación.

— Aguanta, Hyunjin —Gritó. Estaba haciéndolo como si lo motivara a aguantar hasta lo último que faltaba.

Lo último para llegar y poder salvarle la vida de nuevo. Esos gruñidos de Hyunjin se hacían más fuertes y altos cada vez que Luján apretaba con mucha fuerza por accidente, las lágrimas se le salían y no porque le dolía, no porque tenía miedo; sino porque no quería dejar sola a su hermana y a su madre.

Se preguntarán: ¿qué carajos pasó?


Hyunjin se encontraba en el centro del club, inmerso en el bullicio y la música envolvente, cuando una sensación inquietante comenzó a crecer en su mente

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Hyunjin se encontraba en el centro del club, inmerso en el bullicio y la música envolvente, cuando una sensación inquietante comenzó a crecer en su mente.

Una cosquilleo en la nuca lo hizo girar por inercia, buscando la fuente de esa extraña percepción. Sus ojos escudriñaron la multitud, pero no pudieron detectar nada fuera de lo común. Sin embargo, un escalofrío recorrió su espalda, como si una mirada penetrante estuviera fija en él desde las sombras.

A medida que la noche avanzaba, esa sensación persistente de ser observado se intensificaba, hasta que Hyunjin ya no pudo ignorarla. Cada vez que volvía la cabeza, tenía la inexplicable certeza de que alguien lo estaba mirando, como si quisiera estudiarlo con atención desde algún rincón oculto del club. Los escalofríos se convirtieron en una corriente de mucha inquietud, haciendo que se sintiera cada vez más incómodo bajo esa mirada invisible pero palpable.

Mientras vagaba entre la maraña de cuerpos y rostros desconocidos, su atención se detuvo en un hombre que parecía esfumarse entre la multitud, como una sombra entre la luz. Sin embargo, sus tatuajes rompían esa ilusión de invisibilidad, destacando contra su piel como símbolos de un pasado misterioso.

Era como si cada línea y trazo contuviera una historia propia, oculta a simple vista pero palpable en su presencia. En ese breve intercambio, parecía que sus ojos compartían un conocimiento secreto, una comprensión mutua que trascendía las palabras.

Era como si en ese momento, en medio de la bulliciosa multitud, se hubiera tejido un lazo invisible que los unía en un destino común, aunque ninguno de los dos pudiera aún comprender su alcance.

Destello de movimiento captó la atención de Hyunjin. Volvió la cabeza en un rápido movimiento y sus ojos se encontraron con los de alguien en la penumbra, uno que al parecer vigilaba que nadie saliera ni entrara por aquella puerta. En ese instante, la certeza se apoderó de él: no solo era una sensación, alguien realmente lo observaba.

La intensidad de esa mirada le envió un escalofrío por la columna vertebral, confirmándole que estaba siendo vigilado de cerca y se había encontrado con un rostro conocido, una de las razones por las que estaba en Italia.

Hyunjin mantuvo una fachada de normalidad, aunque en su interior bullían emociones contradictorias.
Con una leve sonrisa fingida en los labios de Hyunjin se acercó a la casi ebria Luján, quien respondió con el mismo gesto, ajena a lo que se avecinaba.

Al tomar su mano, Hyunjin la atrajo hacia sí, depositando un beso en su mejilla y envolviéndola en un abrazo reconfortante. El humor de Luján era contagioso, pero bajo la superficie, la tensión crecía en Hyunjin mientras se preparaba para revelar la verdad.

— No quiero alarmarte —Susurró Hyunjin procediendo a besar su cuello y disimular la charla —Pero este club está lleno de sicarios y no están aquí para bailar la bamba.

El contacto físico entre ellos se volvió un vínculo tangible en medio de la incertidumbre. Cuando Hyunjin soltó la bomba, un escalofrío recorrió el cuerpo de Luján, transmitiéndose al mayor a través de su piel erizada.

La tensión en el ambiente se palpaba, y la reacción de Luján confirmó las dudas de Hyunjin sobre cómo recibiría la noticia. La carga emocional se intensificó, mientras ambos enfrentaban el impacto de esa revelación inesperada.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora