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Del otro lado del micrófono, Bang Chan reía satisfecho ante la situación que Jungkook estaba orquestando. Desde su base de operaciones, escuchaba en tiempo real cómo Jungkook manejaba a Karina con precisión, manipulando sus emociones y sembrando dudas sobre Izumi. Cada palabra y cada gesto de Jungkook eran analizados atentamente por Bang Chan y sus hombres, quienes aguardaban el momento exacto para actuar.

Bang Chan, sintiéndose confiado y lleno de adrenalina, empezó a prepararse para la incursión. Se ajustó y comprobó sus armas, asegurándose de que todo el equipo estuviera en perfecto estado. La operación requería precisión y rapidez, y cualquier error podría ser fatal. Los hombres de Bang Chan, entrenados y listos para el combate, también se equipaban con armas y dispositivos de comunicación, preparados para cualquier eventualidad.

— El hijo de puta sabe lo que hace —Reía Bang Chan orgulloso metiendo los cargadores en la mochila silbándole a sus compañeros ya que era hora de salir.

Mientras Bang Chan se ponía el equipo necesario, sus ojos no se apartaban de las imágenes transmitidas desde la mini cámara en el collar de Jungkook. La visión de la mansión Berlusconi desde el interior, junto con los movimientos estratégicos de Jungkook, le daba una clara ventaja. Cada risa, susurro y gesto de Karina eran analizados en busca de cualquier señal de peligro o cambio en la situación.

— ¿Todos listos? —Preguntó Bang Chan.

— ¡Sí, señor! —Gritaron.

Con una mezcla de emoción y profesionalismo, sabía que el éxito de esta misión dependía tanto de la habilidad de Jungkook para mantener la fachada como de su propia preparación para cualquier eventualidad.

Bang Chan sentía una mezcla de ansiedad y excitación mientras apretaba con fuerza el volante de su auto. A su alrededor, el equipo de hombres bien entrenados se preparaba mentalmente para la incursión. La tensión en el aire era palpable, y cada uno de ellos sabía que cualquier error podría ser fatal. Los vehículos se mantenían en marcha lenta, deslizándose silenciosamente hacia su destino, la imponente mansión Berlusconi.

Los hombres en el auto con Bang Chan miraban por las ventanas con atención, escudriñando cada sombra y movimiento en busca de señales de la familia Berlusconi. Conocían la reputación de Hyunjin; su capacidad para percibir el peligro era legendaria, y sabían que el menor indicio de algo fuera de lo normal podría desencadenar una respuesta violenta e inmediata. Las luces de la mansión se perfilaban en la distancia, su brillo dorado contrastando con la oscuridad de la noche, creando un aura de opulencia y peligro.

— Recuerden que Hyunjin es una rata escurridiza —Decía Bang Chan mientras veía la línea azul del gps dándose cuenta que ya estaban llegando —Cualquier descuido y les vuela los sesos.

Bang Chan, con los ojos fijos en la carretera, no dejaba de analizar cada detalle, cada posible escenario. La comunicación con Jungkook seguía abierta, y la información fluía constantemente, manteniéndolo al tanto de los movimientos dentro de la mansión. A medida que se acercaban, su mente repasaba el plan una y otra vez, asegurándose de que no hubiera fallos. La adrenalina recorría su cuerpo, y aunque su exterior mostraba una calma calculada, internamente estaba listo para cualquier cosa. La misión estaba en marcha, y cada segundo contaba.

El convoy de vehículos llegó a la mansión Berlusconi bajo la cubierta de la oscuridad, moviéndose con precisión calculada. Los autos se estacionaron discretamente a cierta distancia, asegurándose de que el ruido de los motores no alertara a los guardias. Bang Chan y sus hombres salieron en silencio, cada uno de ellos con una misión clara en mente. Colocaron silenciadores en sus armas, preparándose para la fase más peligrosa de su incursión.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora