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— No le tengo miedo a nada —Demandó Hyunjin, soltando una sonrisa después.

— Si te preocupa tu familia tengo para decirte que están a salvo aquí —Contestaba ante su afirmación, y por la manera en la que miraba las fotos.

— ¿Por qué quería que fuera su matón personal? —Preguntó el peli negro, tocando el punto.

Duque sonrió, haciéndole sentir seguro por quinta vez en el día y era extraño por la manera en la que las cosas estaban yendo tranquilas en el momento que llegó a aquella casa.

— Porque tú, Hyunjin —Empezó a buscar contacto físico tomándolo de las manos —Eres increíble, inteligente, talentoso, y sobretodo fuerte.

— Te he visto actuar en situaciones en las que claramente yo no saldría vivo —Añadió Changbin, quien le estaba dando seguridad.

— Mis hombres necesitan a alguien como tú —Expandió Duque, quien no paraba de halagar la forma en la que Hyunjin trabajaba.

— No puedo —Susurró Hyunjin —Todas mis cosas están perdidas en Colombia. Tomaría tiempo en volver a tenerlas.

— ¿En serio las armas son un problema? —Preguntaba Duque humorístico, haciendo que Hyunjin levantara la comisura de sus labios —Tengo todo lo que necesitas en esta casa, jovencito.

Hyunjin observaba con una mezcla de fascinación y emoción la vasta colección de armas que llenaban la habitación blanca. Cada arma parecía tener una historia propia, una historia de violencia y poder que resonaba en su interior. Sus ojos brillaban con una intensidad casi enfermiza mientras recorría las filas de pistolas, rifles y cuchillos, sintiendo una extraña atracción hacia aquel arsenal de destrucción.

La luz fría que inundaba la habitación parecía resaltar cada detalle de las armas, haciendo que brillaran como joyas en un museo macabro. Hyunjin apenas podía respirar, l contener la emoción que lo embargaba mientras imaginaba el potencial letal de cada una de aquellas herramientas de muerte.

— ¿Te gustan? —Preguntó Duque, mirando como el menor corría alrededor de la habitación.

— ¿Qué si me gustan? —Exclamaba Hyunjin, tratando de mirar cada arma al mismo tiempo —¡Esto es increíble! Esto es como un mundo de juguetes pero para mí, ¿me entienden?

— Te entiendo perfectamente —Reía Duque con ganas, como si le gustaba verlo feliz.

Aunque parte de Hyunjin se estremecía ante la idea de la violencia que representaban, otra parte ansiaba el poder y la adrenalina que acompañaban a su uso.

A Duque le parecía tierna la manera en la que el joven reaccionaba, por alguna razón de veía a él mismo la primera vez que experimentó ese tipo de cosas. Incluso más joven que el.

— ¿Quiere decir que ahora trabajaré para ti? —Preguntó Hyunjin ya fuera de la habitación, volviendo a estar sentado en el gran sillón.

— Algo así —Contestaba, viendo cómo Hyunjin se sentía cómodo ya que Changbin no estaba presente —Trabajarás para mi organización, lo que se significa que ya no eres tu propio jefe.

— Siento mucho no estar de acuerdo con usted, Duque. Pero nadie me manda, empecé todo esto yo solo —Pausaba, intentando no faltarle el respeto —Estoy aquí —Apuntaba la lista —Por mí.

— Me recuerdas tanto a tu padre —Empezaba a formular nostalgia, por décima vez en el día —Me gusta que seas independiente, pero las cosas no son como crees.

— ¿Qué quiere decir con eso? —Preguntaba, como si quisiera adentrarse más al tema.

— Estarás en mi organización pero debes seguir las reglas para que no te maten, todos aquí las siguen por su seguridad. En cuanto la gente sepa que estás conmigo, serás un blanco para todos.

— Siempre fui un blanco de todos modos —Susurró demandante, con su mirada puesta en los hilos de sus pulseras jugando con ellas.

Duque asentía, pero esta vez serio, como si tuviera miedo que la pasara lo mismo que le pasó a su mejor amigo, a su compañero de vida el quien desapareció sin dejar rastro. Hacía una señal de que aguardara un momento con su dedo índice procediendo a sacar un estuche negro.

Parecía ser importante, ya que no podía abrirse con llaves o romper un simple candado para ello. Su huella era esencial procediendo a sacar un anillo de plata con una marca extraña que hizo que se le erizara la piel por lo misteriosa y llamativa que era.

— Quiero que tengas uno de estos —Ofrecía la caja de cristal en dónde se encontraba el anillo —No quiero que te lo quites. Por favor, Hyunjin por más cosas que pasen no quiero que te lo quites.

— Primero tengo que saber que es —Demandaba tomando la caja, y ver que era el mismo símbolo que su padre tenía tatuado.

— Es un anillo que me permite saber en dónde estás por si las cosas se salen de control —Sonreía, dándole un sentimiento lleno de seguridad.

— Te tomas muy en serio esto —Decía humorístico, poniéndose el anillo en su dedo anular. Haciendo reír al mayor.

— Ya puedes hacer lo que quieras sin que yo esté detrás de ti —Rió el mayor, haciéndole saber que ya se podía ir.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora