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Karina y Hikari se encontraban encerradas en la habitación, abrazadas una a la otra en un gesto de consuelo mutuo. El eco de las conversaciones y los gritos provenientes de la sala se filtraban por la puerta cerrada, revelando solo fragmentos de la angustia que se desarrollaba afuera. A pesar de la incertidumbre y el temor que las envolvía, encontraban consuelo en la presencia una de la otra, compartiendo el peso de la preocupación y la ansiedad que pesaba sobre sus corazones.

En medio de la oscuridad de la habitación, Karina y Hikari buscaban fuerzas en una en la otra, encontrando consuelo en la conexión familiar que compartían. Sus palabras de aliento y apoyo emocional llenaban el espacio con una sensación de calidez y solidaridad, un recordatorio de que no estaban solas en su angustia.

A medida que compartían sus temores y esperanzas, se aferraban a la idea de que juntas podrían enfrentar cualquier desafío que se presentara, unidas por el amor y el lazo inquebrantable de la familia pero no importaba cuanto amor y positivismo hubiera a su alrededor, Karina sentía que Hyunjin no iba a lograr mantenerse en pie.

— Hyunjin necesita un cirujano —Empezó a hablar Karina, con la información que tenía del exterior.

— Acabamos de escuchar que tu hermano está siendo buscado hasta por las abejas de panales ajenos, Karina —Demandó Hikari —No creo que lo lleven a un hospital.

— Tiene una puta bala atravesada en el pulmón —Exclamó con calma la menor, separándose de su madre —No pueden salvarlo ellos, Luján no puede hacer algo tan grande como eso. Tenemos que intentar que lo saquen, mamá.

— Luján salvó a Hyunjin cuando lo dejaron con orificios de puñaladas —Demandó Hikari —¿Qué te hace pensar que no puede hacerlo de nuevo?

— Las puñaladas son meter y sacar, mamá —Informaba Karina —Hay una bala enterrada en su pulmón y se está desbaratando por otra en su pierna.

— No la subestimes.

— Por su culpa el está así, tengo todo el derecho en hacerlo —Maldijo Karina, intentando abrir la puerta pero no pudo —Carajo.

— ¿Cuanto tiempo crees que tardará la cura? —Preguntó Hikari a su hija, esperando una mentira para el menos relajarla un poco.

— Se les muere, mamá.

— Changbin, necesito anestésico —Ordenaba Luján, viendo cómo el se dirigía a buscarlo para luego darle una mirada a su paciente —Hyunjin, vamos a dormirte

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— Changbin, necesito anestésico —Ordenaba Luján, viendo cómo el se dirigía a buscarlo para luego darle una mirada a su paciente —Hyunjin, vamos a dormirte.

— No me vas a dormir —Sollozaba dirigiéndole la mirada a Duque —Duque... Duque... dígale que es mi vida. Y decido yo. Por favor.

— Precisamente por eso te vamos a operar aquí —Duque Intentaba calmarlo —Tranquilo.

— Duque, por favor —Susurraba —Por favor.

El sonido de sus respiraciones entrecortadas y el palpitar acelerado de sus corazones era el único acompañamiento en la sala justo ahora, pero en esa intimidad compartida encontraban fortaleza para enfrentar lo desconocido. A medida que la noche avanzaba y las sombras se alargaban.

Duque y Luján se aferraban a la esperanza de que, a pesar de las adversidades, su familia encontraría una manera de superar la oscuridad y reunirse una vez más en la luz.

— El decide —Izumi intervino —Punto final.

— Luján, duérmelo ahora, es una puta orden —Demandó Duque, estaba serio, como si hubiera apagado su humanidad para hacer lo que era necesario.

— Tu no le das las órdenes —Intervino Izumi, quitándose la aguja y levantarse de allí —No eres su jefe, maldita sea. Dejaste que ella lo sacara a "pasear" porque desde el principio te encantó la idea de que se lo follara para complacer su culo mimado. Tú deberías protegerlo. ¡Ella puede cometer errores, pero tú no!

— Cállate la boca —Exclamó Duque sacando su arma y apuntándola a la frente de su hija —O te voy a matar, mocosa malcriada. Te callas la boca. Eres mi hija, no eres mi madre. Si Hyunjin está así es por su culpa. No tiene dos dedos de frente.

Changbin se había acercado, sacando su arma sin dudarlo apuntándole a Duque con manos temblorosas pero decidido a apoyar a su mejor amigo.

— Si Hyunjin dice que sale, yo lo acompaño al hospital. Y usted pedazo de mierda, se va a quedar callado. Porque por ahora, ya no eres mi jefe.

Luján suspiró, sacando su arma apuntándole a Changbin —Changbin cariño, baja la puta pistola. Si Hyunjin sale lo van a matar y si lo encuentran esta vez no se irá de rositas. Le hacemos la cura aquí dentro.

Izumi tomó el mismo bisturí que estaba en la mesa de cura de Luján posicionándolo en su cuello con la mirada firme a pesar de que tenía un arma justo frente a ella.

— ¿Tú qué vas a curar, eres estúpida? Hyunjin necesita un cirujano, uno que no se deje llevar por los impulsos de lo que tiene entre las piernas. Puta.

— ¿Están todos locos o qué? —Gritaba Hikari logrando salir de la habitación a medida que veía la situación.

— Juro que nada va a pasar —Susurraba Hyunjin, mirando todo a su alrededor mientras que su madre y su hermana bajaban las escaleras.

— Hyunjin —Persuadía Luján —Ahora crees que no, pero en cuanto pises un hospital puede haber un informante allí dentro. Ellos saben que te hirieron gravemente, están esperándote para rematarte.

— Me importa un carajo —Demandó Hikari después de escuchar eso, metiéndose en la conversación —Es mi hijo. El saldrá.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora