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Eran como si fueran cómplices con aquellas miradas clandestinas, las cuales se entregaban uno al otro sin siquiera esforzarse de querer buscarse.

Ella necesitaba distensión, y el siempre huía porque amaba, era capaz de hacerlo mucho más fuerte que la última vez. Estar despierto todo el tiempo pensando en todo lo que lo rodeaba era un delirio de condenado.

Como un efecto residual, Izumi siempre hacía que todo se fuera a su favor, pero Hyunjin siempre tomaba el desvío. Aunque sus ojos nunca mentirán.

— ¿Adonde vas? —Preguntó Karina a su hermano. Quién bajaba de las escaleras.

Después de aquella noche, Izumi no podía evitar desviar la mirada a su cuaderno, sintiendo el peso de la incomodidad interior, a Hyunjin no le importaba su presencia pero a ella sí. Cada vez que recordaba cómo él se le había ofrecido, una sensación de falta de respeto se apoderaba de ella.

Aquella oferta parecía más una burla disfrazada de ayuda, como si Hyunjin subestimara su capacidad, inteligencia y dignidad, creyendo que Izumi estaba tan desesperada que no se daría cuenta de sus verdaderas intenciones.

— Saldré —Contestó el mayor, acomodando su arma detrás de su cintura.

— ¿Con quién? —Cuestionaba Karina, a medida que soltaba un pequeño canto sacándole una leve sonrisa al contrario.

— Eso no es de tu incumbencia —Canturreaba Hyunjin, notando lo incómoda que se removía Izumi en la silla —Pero lo averiguarás de todos modos así que.

Antes de que pudiera articular una palabra, el sonido distintivo de unos tacones resonó en el pasillo, anunciando la llegada de una figura impactante. Una mujer envuelta en un vestido ajustado y reluciente, apareció ante ellos.

— ¿Estás listo? —Preguntó, captando una mirada llena de admiración de parte de Karina.

— ¿Luján? —Cuestionó Karina, estaba impresionada, ya que nunca la había visto vestida así.

En los ojos de Hyunjin se reflejaba una mezcla de asombro y deseo, el era consciente de la sensualidad exudada por la mujer. Siempre estaba viéndola con su uniforme de secretaria inteligente y mentiría si dijera que subestimaba su cuerpo entero al estar cubierto por aquella estúpida camisa.

El brillo de su vestimenta combinado con la confianza palpable en cada uno de sus pasos, hizo que la presencia de la mujer fuera imposible de ignorar. Izumi no quedó tan impresionada como los hermanos presentes, no porque no se veía preciosa, sino porque saldría con el chico que le gustaba.

Le irritaba que Hyunjin se encontrara momentáneamente hipnotizado por la elegancia y la provocación que emanaban de ella, preguntándose qué clase de persona sería capaz de llevar ese atuendo con tanta seguridad y magnetismo.

— Estás preciosa —Halagó Karina, sacándole una sonrisa brillante a la mujer recibiendo a Hyunjin a su lado. Ya debían irse.

— Gracias, Karina —Contestó Luján, dejándose tomar la cintura de Hyunjin, listo para irse.

Las palabras de Hyunjin resonaban en la mente de Izumi, pero no como un buen recuerdo, le resonaba en la mente por lo estúpida que fue al rechazar aquel polvo que Hyunjin le había puesto en bandeja de plata esa noche.

En vez de brincarle encima y besar esos ricos labios rosados estuvo desperdiciando el tiempo por culpa del discurso lleno de valores que en ese momento sonaba mucho más ético. Había sido muy tonta, porque ahora esos labios serán besados por la perra de Luján esa noche.

Cada vez que lo veía, la tensión entre ellos aumentaba, y aunque quería confrontarlo hablando mal de Luján con Karina, temía que ella pudiera descubrir sus verdaderos sentimientos hacia su hermano o tal vez podría cubrirlos con un velo hacia su prima.



Cada vez que lo veía, la tensión entre ellos aumentaba, y aunque quería confrontarlo hablando mal de Luján con Karina, temía que ella pudiera descubrir sus verdaderos sentimientos hacia su hermano o tal vez podría cubrirlos con un velo hacia su prima

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La música envolvía el ambiente del club con una mezcla hipnótica de ritmos electrónicos y melodías seductoras. Con notas resonando en los tímpanos de Hyunjin, como si estuviera penetrando en su ser y transportándolo a un estado de trance musical.

El bajo pulsante se entrelazaba con las voces distorsionadas, creando una sinfonía de sensaciones que lo envolvían por completo, haciendo que se perdiera en el ritmo y el movimiento de la pista de baile.

Mientras tanto, Luján se encontraba en la barra, observando a Hyunjin con una copa en la mano.

Sus ojos buscaban con el contacto visual con él desde que habían llegado al club. Cada vez que sus miradas se cruzaban brevemente, un chisporroteo de electricidad parecía llenar el aire entre ellos. Ella se mordía el labio inferior nerviosamente, sintiendo la intensidad del momento y la atracción magnética que había surgido en ella.

— ¿Por qué no bailas? —Levantándose de la silla había tomado la mano de Hyunjin como si estuviera bailando solo con su brazo extendido ya que no quería levantarse de allí.

— No es lo mío —Sonreía Hyunjin, procediendo a darle una vuelta a ella aún allí. Sentado o no, bailaba con ella.

A medida que la noche avanzaba, la música seguía fluyendo, creando un ambiente cargado de energía y un poco de humor. Hyunjin y Luján finalmente se encontraron cara a cara en medio de la pista de baile, sus cuerpos moviéndose al ritmo de la música mientras sus miradas se fundían en un intenso encuentro.

Desde la perspectiva de Luján las cosas eran así, pero desde la de Hyunjin el solo estaba divirtiendo con una buena compañera de la organización. No paraba de pensar en Izumi, y en cómo se había visto molesta por el hecho de que saldría con alguien que no fuera ella. 

Tal vez estaba muy cuerdo como para dejar de pensar en la idea que Izumi tenía sobre el luego de esa noche pero tampoco quería estar borracho, ya que necesitaba estar cuerdo para saber lo que pasaba a su alrededor.

— Bebe un poco —Animaba Luján, pegándose más de él, poniendo su copa en los labios del mayor. 

— No quiero —Se negaba humorístico, sacándole una risa sonora a la contraria.

La mujer se acercaba cada vez más a Hyunjin, sus movimientos torpes revelaban el efecto embriagador del alcohol en su sistema. Con una confianza exagerada, se acercaba tanto que sus cuerpos se rozaban, desafiando los límites de la leve intimidad en medio del bullicio del club. Hyunjin, consciente de la situación y preocupado por el estado de Luján, sabía que debía intervenir antes de que las cosas se salieran de control.

Estaba ahí para divertirse, aunque la situación y la manera en la que Luján se comportan a lo estaba incomodando tanto que por un momento se sentía observado.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora