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— ¿Por qué lo nominaste? —Preguntaba Luján con su agenda en las manos.

Duque, con una sonrisa imperturbable, observaba desde la distancia la escena que se desenvolvía dentro de la jaula, mientras veía a Hyunjin disfrutando de una calada de su cigarrillo.

A su lado, Izumi se encontraba junto a su padre, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, incapaz de prever cómo concluiría aquel enfrentamiento. La tensión en el aire era palpable, reviviendo en Izumi los terribles recuerdos de hace dos años, cuando la violencia y la sangre habían marcado su vida de manera indeleble.

Las pesadillas aún la atormentaban, impidiéndole conciliar el sueño en soledad y recordándole el horror que se había desatado en aquel lugar.
La menor sin pena alguna había tomado un cigarrillo de los que se encontraban en la mesa del Duque, encendiéndolo de una vez y dándole caladas profundas a este. 

— Porque quiero saber de lo que es capaz para sobrevivir —Contestaba serio, mirando su reloj para saber cuándo empezar.

— Siento que Hyunjin es tu rata de laboratorio —Empezaba a especular Luján. Siempre tenía una sonrisa en su rostro, era escalofriante.

El humo del cigarrillo de la menor se mezclaba con la atmósfera cargada de incertidumbre, mientras los protagonistas dentro de la jaula se preparaban para lo que podría ser un desenlace fatal. Izumi, en silencio, rezaba por que la historia no se repitiera, por que el final no fuera una repetición de aquellos días de horror que aún atormentaban sus noches.

Su mente era un torbellino de emociones, incapaz de apartarse del recuerdo de la violencia desmedida que había presenciado en ese mismo escenario dos años atrás. Hyunjin estaba allí dentro y no tenía ni la más mínima idea el por qué tenía tanto miedo.

— Es mucho más que eso —Empezaba a sonreír el viejo, ya con un micrófono en la mano.

Izumi lo miraba tragando seco, viendo cómo el mayor lo extendía hacia la menor —¿Quieres empezarlo tú?

— Bienvenidos al Matadero —Empezaba a hablar Izumi, con sus manos temblorosas pero con su voz segura y profunda.

Los hombres que se habían estado preparando se detuvieron al escuchar la voz, volviendo la mirada hacia su origen con una atención repentina.

Reconocieron a Izumi de inmediato, sorprendidos por la transformación que había experimentado desde la última vez que la vieron.

A pesar de la gravedad del momento, algunos de ellos lanzaban silbidos y piropos hacia ella, mientras otros gritaban obscenidades dirigidas a sus piernas.

El padre de la menor permanecía impasible, con una expresión seria que reflejaba su resignación ante la situación. Sabía que tomar represalias contra los hombres por su falta de respeto sería inútil, considerando el inevitable destino que les aguardaba a todos.

— Las reglas son simples —Hablaba Duque esta vez tomando el control, haciendo que ellos se callaran —Sobrevivir.

El crujido de la jaula al cerrarse resonó como un eco de aquella noche fatídica en la mente de Izumi, haciendo que su corazón se acelerara aún más. Mientras tanto, Duque mantenía su expresión serena, como si estuviera ajeno al torrente de emociones que embargaba a la joven.

Sabía que aquellos eventos habían dejado una marca indeleble en ella, al igual que en él mismo, y que el desenlace de esta noche determinaría en gran medida su futuro.

En medio del caos y la violencia desatada, los hombres se lanzaron unos contra otros, sus cuerpos chocando con fuerza mientras los gritos de dolor resonaban en el aire enrarecido.

La adrenalina corría por sus venas, alimentando el frenesí de la pelea. Algunos sacaban cuchillos para apuñalarse salvajemente, pintando el ambiente con salpicaduras de sangre que parecían formar parte de una macabra cadena alimenticia, donde el más fuerte prevalecería sobre el débil.

Hyunjin, en contraste con el tumulto que lo rodeaba, se mantenía en una esquina, observando con calma la escena. Desde su llegada al lugar, había adoptado una postura discreta, fumando tranquilamente un cigarrillo mientras evaluaba la situación. Su mirada aguda y su mente astuta lo convertían en un espectador privilegiado de aquel macabro espectáculo. Conocía el arte de la paciencia, esperando el momento oportuno para actuar.

— ¿Qué hace? —Cuestionaba Luján.

Mientras que Duque sonreía con satisfacción probando lo que él había especulado. A medida que la pelea continuaba y los hombres se caían uno tras otro, Hyunjin permanecía imperturbable en su rincón.

No se dejaba arrastrar por la furia desatada a su alrededor, sino que calculaba cada movimiento con precisión milimétrica.

Su inteligencia y astucia se manifestaban en su capacidad para anticipar los movimientos de sus adversarios y esperar el momento perfecto para actuar en su propio beneficio.

— Hace las cosas inteligentemente —Halagaba Duque, encendiendo otro cigarro —No esforzándose en exceso.

Finalmente, cuando el fragor de la batalla comenzaba a disiparse y quedaban pocos en pie, Hyunjin se deslizaba entre los escombros humanos con elegancia felina. Su estrategia paciente y calculada había dado sus frutos: ahora, en medio del caos, se alzaba como el vencedor indiscutible, listo para reclamar su posición en el juego de poder que dominaba su oscuro universo.

Esos hombres lo habían visto, uno de ellos tuvo el valor de correr hacia el pero se habían llevado una gran sorpresa al ver la manera en la que Hyunjin lo había recibido. Con una de sus navajas dentro de su cuello, atravesándolo saliendo el filo por su boca.

La sangre salpicó un poco en el rostro pálido de Hyunjin, su rostro no era el mismo por la adrenalina que sentía ya que era la primera vez que mataba con sus propias manos, que mataba con armas blancas y la sangre remojaba sus manos. Ellos se dieron cuenta que era una gran amenaza por lo que se habían hecho aliados para acabar con el.

— Carajo —Maldecía Izumi.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora