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Hyunjin estacionó el auto con cautela frente a la casa, sus movimientos medidos y precisos después de la frenética huida. Tomó a Izumi de la mano, su agarre firme y protector, mientras la ayudaba a salir del vehículo. Había una mezcla de cansancio y orgullo en su semblante; había prometido a Duque que la traería de vuelta sana y salva, y lo había cumplido. Al acercarse a la puerta de la mansión, los guardias los vieron y mostraron una mezcla de emoción y alivio, apresurándose a informar a Duque y Hikari de su llegada.

Dentro de la mansión, Duque y Hikari estaban sentados en la mesa, tratando de calmar sus nervios con un té, aunque la paranoia se reflejaba en cada sorbo. Al escuchar el aviso de los guardias, ambos se levantaron alarmados y se dirigieron rápidamente a la puerta. Sus corazones latían con fuerza, y una mezcla de esperanza y temor les aceleraba el paso. Cuando la puerta se abrió y vieron a Hyunjin y Izumi de pie, la sorpresa y el alivio fueron casi abrumadores.

Hikari se tapó la boca, luchando por contener el llanto de alivio al ver a su hijo vivo, mientras Duque soltaba un jadeo de sorpresa. Sus ojos se posaron en Izumi, notando su estado mojado y desaliñado, pero entera. Sin decir una palabra, Hikari corrió a abrazar a Hyunjin con todas sus fuerzas, mientras Duque hizo lo propio con Izumi, su expresión de alivio y gratitud evidente. Hyunjin les devolvió el abrazo con firmeza, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, podían permitirse un respiro de paz.

Duque no pudo evitar tocar varias veces a Izumi, inspeccionando su cuerpo para asegurarse de que no estuviera herida. Sus manos temblaban ligeramente al recorrer sus brazos y hombros, y cuando vio que no había signos visibles de daño, dejó escapar un suspiro de alivio. Hikari, por su parte, hacía lo mismo con Hyunjin, examinándolo con ojos llenos de lágrimas. Al ver su rostro cubierto de sangre, su corazón se detuvo momentáneamente, temiendo que las heridas fueran suyas. Hyunjin, notando su preocupación, le tomó las manos con una sonrisa tranquilizadora, mirándola a los ojos para asegurarle que estaba bien.

Al entrar por completo en la casa, Hyunjin comenzó a sentir los efectos del agotamiento. Su respiración se volvió entrecortada, y su visión se nubló. Las voces de los demás se transformaron en murmullos graves y distorsionados. Sintiendo una sed abrumadora, se dirigió al refrigerador para beber un poco de agua. Al hacerlo, un silencio tenso se extendió por la habitación. Duque, Hikari, Izumi y el guardia lo observaron en estado de shock, siguiendo la línea de sangre que Hyunjin dejaba a su paso.

— Izumi —Llamó Hikari horrorizada, señalando la creciente mancha de sangre.

— Hyunjin —Gritó Izumi sorprendida y horrorizada.

— ¿Sí? —Respondió Hyunjin con una pequeña sonrisa, volviéndose para mirarla.

— ¿Estás consciente de que andas chorreando sangre como un cerdo? —Replicó Izumi, su voz temblando de preocupación.

Hyunjin soltó un suspiro al ver la línea de sangre en el suelo. Levantó su camiseta y se encontró con una profunda puñalada en su abdomen, la cual había ignorado en medio de la adrenalina. En ese momento, el dolor y la pérdida de sangre fueron demasiado, y su cuerpo cedió. Cayó al suelo desmayado, su vista finalmente oscureciéndose mientras Izumi y los demás gritaban su nombre en desesperación.

Después de horas de inconsciencia, Hyunjin se despertó lentamente, sintiendo un dolor punzante en su abdomen. Al intentar moverse, un quejido escapó de sus labios debido al movimiento brusco. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sin camisa, con la herida vendada y visiblemente desinfectada, con suturas limpias y precisas.

Volteó la cabeza y vio a Izumi dormida a su lado, acurrucada como si tuviera miedo de lastimarlo. Una sonrisa se dibujó en sus labios al ver su rostro sereno y vulnerable. Llevó su mano hacia ella, acariciando suavemente su mejilla y apartando el cabello que caía sobre su rostro como una cortina.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora