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La boda había sido un evento extraordinario, fruto de cinco años de meticulosa planificación. Hyunjin esperaba al amor de su vida en el altar, con una mezcla de emoción y nerviosismo en su corazón. Mientras tanto, sus dos hijos de cinco años, Karim y He-ra, esparcían flores a medida que su madre avanzaba por el pasillo. La ceremonia fue íntima y emotiva, con la presencia de Duque, Hikari, los sicarios de la organización y el padre que los casaría. Duque, con un aire de solemnidad y orgullo, sostenía a su Izumi de veintidós años, entregándola a Hyunjin en un gesto lleno de amor y significado.

La celebración posterior fue encantadora. Los niños jugaban y saltaban con los hijos de los demás sicarios, llenando el ambiente de risas y alegría. Duque y Hikari disfrutaban de un baile, sus movimientos suaves y coordinados reflejando años de amor y complicidad. Izumi, por su parte, estaba rodeada de las esposas de algunos de los hombres presentes, recibiendo felicitaciones y compartiendo anécdotas mientras irradiaba felicidad.

Hyunjin, en un momento de tranquilidad, se había apartado con He-ra en sus brazos. La niña dormía plácidamente, y él se sentó en una de las sillas alejadas de todos para disfrutar de un momento a solas. Observaba el cielo, que comenzaba a oscurecerse con el hermoso atardecer naranja que iluminaba el césped verde del patio de la nueva mansión. Esta mansión era un regalo de bodas de Duque, aunque aún no estaba lista, ya que Hyunjin estaba en proceso de personalizarla para los años de adolescencia de los gemelos.

Mientras bebía un sorbo de whiskey, dando pequeñas palmadas en la espalda de He-ra por hábito, pensó que era hora de volver con los demás. Sin embargo, alguien se acercó y le indicó que se quedara. Hyunjin, sorprendido, vio cómo un hombre se sentaba a su lado, haciendo un gesto para que guardara silencio ya que He-ra dormía.

La aparición inesperada de Changbin dejó a Hyunjin atónito. Sus ojos se llenaron de lágrimas de sorpresa al ver a su viejo amigo, a quien creía muerto. La emoción era palpable en el aire mientras ambos hombres, que habían compartido tantas experiencias, se reencontraban en ese momento tan significativo de la vida de Hyunjin.

El reencuentro fue emotivo y lleno de preguntas. Hyunjin, con su habitual impulso protector, intentó mantener la calma para no despertar a su hija. Sin embargo, la presencia de Changbin, vivo y en persona, trajo una oleada de recuerdos y sentimientos que necesitaban ser compartidos y comprendidos.

— Muchas felicidades —Dijo en un tono de voz bajo, ya sentado con un vaso de whiskey en su mano también.

— Eres un hijo de p- —Intentó maldecir.

— Lenguaje... —Demandó Changbin interrumpiéndolo, ya que la niña estaba ahí.

— Te creía muerto —Dijo en un tono de voz más formal.

— También yo a ti —Rió —¿Sabes? Cuando Duque me avisó de tu boda y de que ya tenías hijos no lo podía creer. 

Hyunjin, con una mezcla de alivio y asombro, murmuró sus palabras mientras mantenía a He-ra cerca. La emoción era palpable en su voz, y Changbin, notando el profundo impacto de su presencia, sonrió comprensivamente.

— Yo no puedo creer que estés aquí —Murmuró —¿A dónde estuviste todo este tiempo? En serio me preocupé, pensé que te mataron ese día de la emboscada.

Changbin, consciente de la gravedad de lo que había sucedido, se acomodó en su asiento. La historia que tenía que contar era larga y complicada, pero Hyunjin merecía saber la verdad.

— Fue un milagro que sobreviviera —Empezó Changbin, con una mirada reflexiva —Esa emboscada fue un infierno, pero logré escapar por poco.

— Pero, ¿por qué desapareciste? —Preguntó asombrado y confundido.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora