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Jungkook caminaba rápidamente por los pasillos, saliendo del laberinto subterráneo hacia la playa. Necesitaba aire, necesitaba escapar del peso aplastante de sus emociones. Cada paso lo alejaba más de la organización y más cerca de un lugar donde pudiera ser verdaderamente libre para expresarse. Aunque sabía que Bang Chan tenía ojos en todas partes, ya no le importaba. No quería que esto pasara, no quería que Karina sufriera de esa manera. Dos días atrás, ella había perdido su virginidad con alguien que pensó que la quería, solo para ser traicionada y ahora enfrentarse a esta nueva atrocidad.

Cuando estuvo lo suficientemente lejos, Jungkook finalmente dejó salir todo lo que había estado conteniendo. Soltó un grito desgarrador, la desesperación y la rabia mezclándose en el aire salado de la playa. Su respiración se volvió agitada y desesperada, y llevó las manos a su cabello, tirando de él mientras se agachaba, tratando de recuperar el aliento que el estrés y la ansiedad le habían robado.

La playa, normalmente un lugar de tranquilidad, se convirtió en su refugio para liberar su dolor. Sentía la arena bajo sus pies, fría y firme, un contraste con el caos interno que lo consumía. Jungkook sabía que había fallado a Karina y el peso de esa culpa lo aplastaba, haciéndolo sentir pequeño y impotente frente a la inmensidad del océano que se extendía ante él.

Jungkook, manteniendo la compostura, volvió a la organización con un aire de determinación. Aunque el ambiente se sentía tranquilo pero pesado, su único objetivo era regresar junto a Karina y asegurarse de que estaba bien. Sabía que, después de lo que había pasado, ella no estaría bien. Nadie podría sentirse bien después de perder su dignidad y amor propio de una manera tan brutal.

Al llegar al pasillo donde se encontraba la habitación de Karina, Jungkook vio a Bang Chan salir. La expresión de Bang Chan no era la habitual: no había ni una pizca de su habitual superioridad, ironía o frialdad. En su lugar, había sorpresa y horror en sus ojos. El corazón de Jungkook se aceleró mientras corría hacia la habitación para entender la razón de la reacción de Bang Chan. Al entrar, sus piernas se debilitaron, su corazón se encogió y sus ojos ardieron, dejando escapar un grito ahogado de desesperación.

Karina estaba colgada con la misma sábana que Jungkook le había dado para cubrirse. Su cuerpo se balanceaba ligeramente, una visión que Jungkook nunca podría borrar de su mente. No sabía cuánto tiempo había estado así, pero los detalles eran devastadores: sus ojos, velados por un color carmesí, sus labios hinchados, y su cuello marcado con pequeños arañazos causados por la presión de la sábana. La escena era una pesadilla hecha realidad, y Jungkook se sintió consumido por la culpa y el dolor al ver la consecuencia final de la violencia y la desesperación que Karina había soportado.

Jungkook salió de la habitación, con el rostro descompuesto por el dolor y la furia. Sin pensarlo, se lanzó hacia Bang Chan, tomándolo por la camiseta y sacudiéndolo violentamente. Su voz, cargada de dolor y decepción, resonó en el pasillo mientras las lágrimas corrían libremente por su rostro.

— ¡¿Qué carajo pasó?! —Gritó Jungkook, sus palabras llenas de desesperación y rabia. Su tono temblaba, reflejando el tumulto de emociones que lo consumían —¡¿Qué pasó?! —Volvió a preguntar, su voz quebrándose bajo el peso del dolor.

Bang Chan, sorprendido por el ataque, trató de zafarse de Jungkook.

— ¡No lo sé! —Contestó, logrando empujarlo hacia atrás —Cuando vine a verla, ya estaba así.

La respuesta solo aumentó la ira de Jungkook.

— ¿Cómo te atreves a verla después de lo que le hiciste? —Siseó, su voz baja pero cargada de un veneno palpable. Era un dardo envenenado, su furia y repulsión hacia Bang Chan eran evidentes.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora