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Hyunjin y su familia se habían mudado de nuevo, abandonando la casa anterior por seguridad. La nueva mansión de Duque era aún más grande y lujosa, pero Hyunjin no encontraba consuelo en eso. La mañana avanzaba lentamente mientras los ojos de Hyunjin ardían y se sentían hinchados por la falta de sueño; no había cerrado los ojos desde que llegaron a la nueva residencia.

Después de una larga ducha para refrescarse, Hyunjin se puso ropa cómoda y se tiró en la cama boca arriba, mirando fijamente el techo. Su mente estaba llena de preocupaciones por Karina. ¿Estaría bien? ¿Cómo la estarían tratando? No sabía las respuestas y eso hacía que su corazón se enfriara más cada vez que lo pensaba.

Soltó un suspiro profundo, cerrando los ojos para intentar calmarse. Recordaba el cálido abrazo que su madre le había dado. Ese gesto había aliviado un poco la tensión y había permitido que su mente se aclarara, al menos por un momento.

Duque había demostrado tener numerosas casas, cada una más grande que la anterior. Hyunjin pensó que esta estrategia era arriesgada, ya que cuanto más grande fuera la casa, más vulnerabilidades tenía. Sin embargo, no discutió con Duque al respecto. Sabía que el hombre estaba haciendo todo lo posible para protegerlos, aunque sus métodos fueran cuestionables.

Escuchó tres golpes en la puerta. Su corazón dio un vuelco, esperando que fuera Duque con noticias sobre su hermana, pero cuando abrió la puerta se encontró con el rostro de Izumi. Ella sostenía una bandeja en sus manos y una sonrisa cálida en el rostro, lo cual llenó de ternura a Hyunjin.

— Espero que tengas hambre —Susurró Izumi con una pequeña sonrisa, adentrándose a la habitación sin permiso y poniendo la bandeja encima de su escritorio.

Hyunjin miró la bandeja con curiosidad y agradecimiento, sintiéndose reconfortado por la presencia de Izumi.

— La verdad no —Dijo Hyunjin, intentando devolverle la sonrisa, aunque se sentía abrumado por la preocupación —Pero gracias, Izumi.

Izumi se sentó en el borde de la cama y miró a Hyunjin con ternura en sus ojos viendo como el también se acercaba an ella sentándose a su lado.

— Sé que estás preocupado por Karina. Todos lo estamos —Dijo Izumi, tomando un pedazo de fruta de la bandeja para dirigirse a él —Pero necesitas comer.

— No, Izumi —Respondió suave.

— Come algo, te hará bien —Sonrió Izumi, llevando la fruta en sus labios haciendo que Hyunjin lo aceptara y empezara a masticar —¿Ves? Está rico, ¿no?

— Sí.

— ¿Quieres más? —Preguntó Izumi con más dulzura.

— No soy un niño —Dijo con una leve sonrisa, ya que Izumi lo mimaba como uno. Hyunjin fue con sus piernas subiéndose más en la cama y poner su cabeza en la almohada volviendo a poner su cuerpo boca arriba, tal y como estaba antes de que Izumi tocara la puerta.

— ¿Ah, no? —Sonreía Izumi coqueta.

Estaba volviendo a la bandeja buscando la miel de los panqueques que ella le había hecho. 

— Hice panqueques —Sonrió mostrándole —Quiere decir que no los querrás ya que es un desayuno para niños.

Hyunjin la observó con una mezcla de cariño y resignación. Después de tanto tiempo escuchando a Izumi convenciéndolo de que se comiera los panqueques y la fruta que ella había picado para él, finalmente cedió. Tomó el tenedor y comenzó a comer, notando la satisfacción y el orgullo en los ojos de Izumi mientras lo observaba.

Cada bocado parecía un pequeño triunfo para Izumi, quien seguía de pie junto a la cama, vigilando cada movimiento que hacía. Ella esperaba ansiosa a que Hyunjin terminara y le dijera que se sentía mejor, pero al volver a la cama, el semblante de Hyunjin no había cambiado mucho. Aunque intentaba ocultarlo, sus ojos seguían reflejando preocupación y angustia.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora