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Hyunjin coqueteaba con Izumi, tomándola de la cintura e inclinándose para intentar besarla. Justo en ese momento, alguien tocó la puerta, haciendo que ambos se espantaran un poco. Hyunjin se levantó con cuidado, procurando no hacer ningún ruido, para verificar quién era. Escucharon la voz de su hermana, lo que alertó a Hyunjin e Izumi. Ella se escondió rápidamente en el baño.

Cuando Hyunjin abrió la puerta, encontró a Karina esperándolo. Ella se tallaba los ojos, claramente agotada, mientras Hyunjin fruncía el ceño, cuestionándose qué hacía allí a esa hora.

— No puedo dormir —Dijo Karina, esperando que Hyunjin la invitara a dormir con él.

— ¿Qué tengo yo que ver con eso? —Preguntó Hyunjin, con indiferencia pero también con un toque de curiosidad.

—¿Puedo dormir contigo?

— No —Se negó firmemente —Si vas a jugar a la niña pequeña, te recomiendo que no lo hagas conmigo. Estoy cansado y quiero dormir.

Hyunjin le cerró la puerta en la cara. Karina se quedó allí, sintiéndose desilusionada y nostálgica. Hizo un pequeño puchero, dolida por la manera en que su hermano podía comportarse como un buen hermano un día y ser tan indiferente al siguiente.

Determinada, volvió a tocar la puerta. Hyunjin, ahora molesto, abrió de nuevo, revoleando los ojos y esperando que ella dijera algo más que solo pedirle dormir con él.

— Hyunjin, por favor... —Dijo Karina, su voz temblorosa —Mamá está muy mal, y yo también me siento muy sola. Solo esta noche...

— Entonces ve con ella —Exclamó en un susurro, mostrando obviedad en su rostro y apuntar la habitación de su madre la cual estaba el otro extremo. 

— No quiero —Suspiró —Por favor, Hyunjin. No hagas que te ruegue, antes lo hacías cuando era más chica. 

Hyunjin la miró con una mezcla de frustración y compasión. Sabía que su hermana estaba pasando por un momento difícil, pero también estaba agotado de la tensión familiar al igual de que no podía dejarla pasar ya que Izumi estaba en el baño.

— Ya estás grande —Dijo serio —Así que arréglatelas tú sola. Buenas noches.

Hyunjin cerró la puerta dejándole la palabra en la boca a Karina. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras volvía lentamente a su habitación, sintiendo un profundo dolor y desilusión por la frialdad de su hermano.

Hyunjin, por su parte, puso el seguro en la puerta de nuevo. Apenas lo hizo, Izumi salió del baño con los brazos cruzados y una expresión seria en su rostro.

— ¿Qué? —Preguntó Hyunjin, con un tono defensivo.

— Eres muy duro con ella —Replicó Izumi, su voz cargada de desaprobación.

Hyunjin la miró, tratando de justificar su actitud.

— Ella necesita aprender a ser fuerte —Contestó, aunque su voz carecía de convicción —También a lidiar con sus problemas ella sola.

— Eso no significa que debas tratarla así —Dijo Izumi, acercándose —Karina solo quería un poco de consuelo. No puedes ser tan indiferente con tus propios sentimientos.

Hyunjin se quedó en silencio, enfrentando la verdad en las palabras de Izumi. Sabía que ella tenía razón, pero la tensión y el agotamiento lo empujaban a mantener su fachada de dureza. Izumi, notando el conflicto interno en Hyunjin, suavizó su expresión y puso una mano en su brazo.

— Todavía puedes arreglarlo —Sugirió suavemente —Ve y háblale.

Hyunjin levantó una ceja, riéndose con una pizca de ironía. A pesar de que Izumi le gustaba, en sus ojos ella no era más que una mocosa, y él, siendo mucho mayor, no veía sentido en hacerle caso a las "estupideces" que ella le pedía.

—Hazlo tú —Dijo Hyunjin, encogiéndose de hombros y yéndose a la cama para sentarse.

—Eres un grosero —Reclamó Izumi, molesta, dirigiéndose a él para sentarse a su lado —No puedes ir por ahí tratando a todo el mundo mal.

— Y tú no puedes ir por ahí diciéndome qué hacer como si fueras mi madre —Replicó Hyunjin con firmeza —Tengo suficiente con que Hikari esté aquí, en el mismo país, en la misma casa, queriendo controlar cada movimiento que hago.

Izumi suspiró, reconociendo la frustración en su voz.

— Está bien —Admitió —Pero deberías mejorar.

— Izumi —Interrumpió Hyunjin —¿Qué te dije?

Izumi se quedó mirándolo, mordiendo la comisura de sus labios desde adentro, dándose cuenta de que lo había hecho de nuevo: había intentado darle órdenes de cómo comportarse. Si de verdad quería estar con él, necesitaba comprender y respetar los límites de Hyunjin.

— Solo me preocupo por ti, eso es todo —Aclaró su garganta —Siempre lo hice. Es solo que... no sé. Tu armadura de chico duro lastima a la gente que está a tu alrededor.

Hyunjin la miró, su expresión suavizándose un poco. Aunque no lo admitiera abiertamente, la preocupación de Izumi le tocaba una fibra sensible. Sin embargo, su orgullo y su necesidad de independencia le impedían mostrarlo completamente.

— Lo sé —Respondió, más calmado—Pero necesito que me des espacio para manejar las cosas a mi manera. No puedes arreglar todo por mí, mucho menos quién soy.

Izumi asintió, dándole a entender que comprendía lo que decía. La manera en la que ella lo miraba siempre hacía que Hyunjin quisiera saber lo que Izumi pensaba, solo por curiosidad. Ella siempre había sido honesta y directa con él, y lo apreciaba bastante; era la única persona que no le tenía miedo.

Ella sonrió levemente, haciendo que el corazón de Hyunjin se encogiera. Él también había sonreído, pero recordó que necesitaba hacer muchas cosas antes de poder dedicarle todo el tiempo y el amor que Izumi se merecía. Solo era cuestión de tiempo para que se abriera con ella poco a poco, pero tenía miedo de que cuando finalmente lo hiciera, todo se saliera de control. Necesitaba deshacerse de sus enemigos primero.

— Izumi, cuando me cure —Pausó, buscando las palabras adecuadas —Cuando me cure y pueda salir... las cosas se pondrán feas.

— Lo sé —Asintió Izumi con seriedad.

— No podré darte mi cien por ciento hasta que no mate a esas personas —Susurró Hyunjin, evitando el contacto visual porque se sentía vulnerable —Temo que algo malo te pase, y sé que me dijiste que podías cuidarte sola, pero esas personas harán lo que sea para destruirme.

— Nada malo le pasará a tu familia mientras estén bajo custodia de mi padre —Sonrió Izumi —Y si algo malo pasa... —pausó, eligiendo cuidadosamente sus palabras —Si algo malo pasa, sé que podrás manejarlo.

— No solo es mi familia —Dijo suavemente, acercándose más a ella llegando a rozar su nariz con la de ella —También tu. En serio me gustas... mucho.

Hyunjin miró a Izumi con una mezcla de gratitud y preocupación. Sabía que sus enemigos eran despiadados y que cualquier paso en falso podría poner en peligro a las personas que amaba. Sin embargo, la confianza y la serenidad en los ojos de Izumi le daban una pequeña esperanza.

— También me gustas —Dijo Izumi en un hilo de voz, lamiendo sus labios y morder el inferior al tenerlo tan cerca.

Hyunjin tenía el poder de hacer que se excitara con tan solo un beso. La tensión entre ellos era palpable, una electricidad que hacía que el aire se sintiera denso y cargado. Ella solo esperaba a que él la besara para derretirse en sus brazos tanto como deseaba. El simple contacto de su piel contra la suya era suficiente para hacerla temblar de anticipación.

Izumi quería arrancarle toda la ropa, sentir su piel pálida y suave contra la suya, dejar marcas en su cuerpo como prueba de su deseo. Los labios de Hyunjin, suaves y rosados, parecían hechos de algodón de azúcar, irresistibles y tentadores. Quería masticarlos, saborearlos, perderse en ese momento con él, haciendo que todo lo demás desapareciera.

— Debes ir a dormir —Dijo, después de depositar un beso lento y determinado en la frente —Mañana tienes que ir al colegio.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora