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— ¿Por qué me tratabas mal? —Preguntó Izumi sin rodeos, para recibir una pausa en seco del tacto de Hyunjin.

Con una determinación que cortaba el aire, Izumi confrontó a Hyunjin sin rodeos, cuestionando el porqué de su comportamiento pasado. La pregunta resonó en la habitación, deteniendo el suave movimiento de la mano de Hyunjin en su espalda y sumiendo el ambiente en un silencio tenso. Para Izumi, era crucial obtener una respuesta clara y directa, sin máscaras ni excusas que ocultaran la verdad detrás de sus acciones.

La pausa en la caricia de Hyunjin fue como un peso tangible en el aire, cargado de significado y profundidad. En ese instante, el conflicto interno de Hyunjin se reflejó en su mirada, revelando la lucha interna que había estado librando en silencio.

Había tratado a Izumi con dureza no por deseo de lastimarla, sino como un intento desesperado de protegerse a sí mismo de los sentimientos abrumadores que ella despertaba en él.

La presencia de Izumi, con su capacidad para nublar su juicio y poner en peligro su racionalidad, había sido un obstáculo que él había intentado superar de la única manera que sabía: distanciándose emocionalmente.

— No quiero hablar de eso —Respondió suave, procediendo a volver a mover la palma de su mano de arriba abajo.

— Yo sí —Demandó Izumi.

— Estás acostumbrada a tener lo que quieres siempre —Empezó a explicar Hyunjin.

— ¿Por eso lo hiciste? —Levantó una ceja, recibiendo una expresión seria de parte del mayor. 

— Déjame terminar —Demandó, recibiendo un asentimiento de parte de Izumi —Estabas tan acostumbrada a tener lo que quieres y supe que no podía ceder a tus insinuaciones por más que me atrajeras.

— ¿Entonces siempre fue recíproco? —Preguntó Izumi genuina, dejando que Hyunjin notara ese brillo en los ojos de Izumi.

Hyunjin asintió solo una vez, sacándole una sonrisa leve a la menor viendo como ella llevaba la mano a su mejilla soltando un suspiro después de acercarse más a su rostro. El mayor notó lo que quería hacer, así que se alejó unos centímetros más.

— También tu padre es mi superior y sería una falta de respeto que algo entre tú y yo se lleve a cabo —Dijo, como si quisiera poner en claro el por qué se alejó de ella.

— ¿Por qué pensar en eso? Dijiste que era mutuo —Susurraba —Oye, si estás así por lo de Jeongin el no se significó nada. Mi padre no sería capaz de lastimarte.

— Lo sé —Sonrió —Pero no podemos tener algo más que una amistad cuando mucha mierda está embarrando mi vida justo ahora —Admitió, llevando su mano hacia su mejilla, haciéndole saber que ella no era el problema —Mira, acabo de salir de una relación no hace mucho tiempo y quisiera resolver muchas cosas antes de que pueda quererte como quieres.

— Puedo acompañarte —Persuadía Izumi, levantándose de sus brazos para poder hablarlo mejor. El hizo lo mismo, levantándose y sentarse en la cama con su ayuda.

— Mataron a mi novia, Izumi —Escupió sin escrúpulos, haciendo que la piel de la menor se erizaba —La misma gente que tuvo mi vida atada de un hilo. No quiero que te maten.

— Nadie me hará daño —Susurró, acercándose a él llevando palmas de sus manos hacia el rostro de él —Yo sé cómo defenderme, conmigo no tendrás que tener miedo en dejarme sola.

La sonrisa de Hyunjin se deslizó suavemente por sus labios, iluminando su rostro con un destello de ternura y complicidad. Con un gesto apenas perceptible, inclinó la cabeza en un gesto de negación, pero sus ojos brillaban con determinación y afecto mientras volvía a encontrarse con los de Izumi.

En ese instante, comprendió que ella no iba a rendirse fácilmente; su determinación era palpable, y estaba dispuesta a persistir hasta que él cediera ante sus palabras de aliento.

— ¿Que es gracioso? —Sonrió, viendo cómo Hyunjin tomaba sus piernas para cercarla a él y poner cada una a cada lado de la cintura del mayor. Quería tenerla cerca.

A pesar de su intento inicial de resistencia, Hyunjin se dio cuenta de que no podía negarle nada a Izumi, especialmente cuando ella lo miraba con tanta determinación y convicción. En sus ojos encontró una fuerza que lo desarmaba, una determinación que lo obligaba a ceder ante su voluntad. A medida que sus miradas se encontraban, se producía una conexión profunda y poderosa, un lazo que parecía unirlos más allá de las palabras y las acciones.

Hyunjin tomó una decisión silenciosa: estaría allí para Izumi, sin importar los desafíos que pudieran enfrentar juntos. Su sonrisa se ensanchó ligeramente, reflejando su aceptación y su compromiso con ella. Sabía que no importaba cuánto insistiera en resistirse, al final del día, el extraño cariño que tenía por Izumi sería más fuerte que cualquier barrera que pudiera interponerse entre ellos.

— Prométeme que esto no volverá a pasar —Demandó con dulzura, y las cejas de Izumi se habían nublado por la confusión. El se dio cuenta —Prométeme que esto no se repetirá hasta que mi vida esté en paz.

— No entiendo.

— No necesitas entenderlo —Respondió, quejándose un poco por el dolor de su costilla —Solo quiero que me lo prometas.

— Lo prometo —Contestó sin dudarlo.

Viendo cómo Hyunjin lamía sus labios dirigiendo la mirada levemente de los ojos hacia los labios de Izumi. Los labios de Hyunjin se acercaron lentamente a los de Izumi, como si estuvieran atrapados por la fuerza magnética de sus enormes deseos compartidos.

Cada centímetro de proximidad parecía cargar el aire con electricidad, palpable y vibrante. En ese instante, toda la tensión acumulada durante el tiempo en que ambos fingieron no querer nada el uno con el otro se desvaneció, dando paso a una intensa pasión contenida.

Gemidos de Izumi se hacían presentes por los suaves y grandes que eran los labios de Hyunjin, por cómo encajaban a la perfección con los de ella y por cómo la tomaba de la cintura con fuerza como si quisiera cortar el más mínimo espacio que había entre ellos.

El roce inicial de sus labios fue como un destello de fuego, encendiendo una llama que ardía con fervor entre ellos. El beso expresaba no solo el deseo acumulado, sino también la complicidad y la entrega mutua que habían estado reprimiendo durante tanto tiempo. Para Izumi, era la realización de un anhelo largamente acariciado en las sombras de la noche, un momento que había imaginado una y otra vez en sus fantasías más íntimas.

— Tómame —Suplicaba Izumi entre besos, entrelazando el cuello del mayor con sus brazos porque así se sentía más cómoda.

Hyunjin negaba, soltando un enorme suspiro porque sentía que la respiración se le iba y su corazón latía con rapidez y fuerza que la menor podía sentirlo a través de su pecho. El beso se había intensificado al sentir la lengua de Hyunjin invadir la cavidad bucal de Izumi soltándole otra gemido de placer a pesar de que solo era un beso pero se sentía bien y Hyunjin lo sabía, porque por cada gemido que ella soltaba sentía como su cuerpo se derretía con el de él.

— Te deseo tanto —Susurró Hyunjin soltándole un gemido y una risa coqueta a Izumi —Pero este no es el momento —Izumi cortó el beso ya que necesitaba dejarlo hablar, lamiendo sus labios y sintiendo unas ganas de volver a besarlo después de darse cuenta lo hinchados y rosados que estaban los de Hyunjin —No será mañana, ni pasado mañana. Será cuando sepa que ya no tendré que correr más.

— Te esperaré solo si afirmas que me perteneces —Sonrió Izumi, soltándole una risa a Hyunjin lamiendo sus labios de nuevo para darle un beso fugaz —Tomaré eso como un sí.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora