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Hyunjin se encontraba de pie frente a la tumba de su hermana, el cielo gris y nublado sobre él transmitiendo un frío que calaba hasta los huesos. Era como si el propio cielo se uniera a su dolor, mostrando su tristeza y luto junto con Hyunjin. Las nubes pesadas y oscuras parecían reflejar el peso en su corazón, mientras el viento helado soplaba suavemente, susurrando un lamento sordo.

Sus ojos, hinchados y rojos, eran un claro testimonio del profundo afecto y la devastación que sentía por la pérdida de Karina. Cada lágrima que había derramado era una expresión de amor y de la herida abierta que su muerte había dejado en él. Miraba la lápida con una intensidad dolorosa, sus pensamientos inundados de recuerdos y promesas no cumplidas.

— Fue mi culpa —Susurró.

El silencio que lo rodeaba era solo interrumpido por el ocasional susurro del viento a través de los árboles. Hyunjin sintió una mezcla de vacío y desolación mientras permanecía inmóvil, como si el tiempo se hubiera detenido en ese momento de luto. La rosa blanca que había dejado sobre la tumba era ahora el único color en un paisaje gris, simbolizando su amor eterno y su dolor inquebrantable.

escuchó pasos acercándose lentamente detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, sintió unos brazos rodear su cuerpo desde la espalda, envolviéndolo en un abrazo cálido y reconfortante.

En ese instante, Hyunjin se derrumbó emocionalmente. Reconoció de inmediato el abrazo de Izumi, y la barrera de fortaleza que había intentado mantener se rompió por completo. Un sollozo profundo escapó de su pecho mientras las lágrimas comenzaron a fluir nuevamente, empapando sus mejillas.

Izumi lo sostuvo con fuerza, apoyando su cabeza contra su espalda, sus propios ojos llenos de lágrimas. No necesitaban palabras; el dolor compartido y el amor por Karina eran suficientes para comunicar todo lo que sentían en ese momento. Hyunjin se dejó llevar por el consuelo del abrazo, sintiendo una mezcla de alivio y dolor al saber que no estaba solo en su sufrimiento.

— Sé cómo te estás sintiendo en este momento —Murmuró Izumi aún con el abrazo intacto —Pero no puedes seguir culpándote a ti mismo.

Hyunjin se apartó levemente del abrazo, girándose para poder rodear a Izumi con sus propios brazos, deseando corresponder plenamente al contacto físico que tanto necesitaba. Con un movimiento desesperado, ocultó su rostro en el cuello de Izumi, buscando consuelo en su fragancia y en la calidez de su piel. A medida que lo hacía, el llanto que había estado conteniendo se desató con una intensidad abrumadora.

Las lágrimas fluían libremente mientras sollozaba, sus hombros temblando con cada suspiro entrecortado. Apretaba con fuerza el cuerpo frágil de Izumi, como si temiera perderla también. El llanto se volvía incontrolable, y la profunda pena se reflejaba en cada lágrima que caía sobre su pareja. Hyunjin absorbía su nariz, intentando respirar entre los sollozos, y sentía cómo su cabeza dolía por la acumulación de emociones fuertes que habían estallado desde el día anterior.

Izumi, consciente del dolor de Hyunjin, lo sostuvo con firmeza, acariciando suavemente su espalda mientras susurraba palabras de consuelo.

El abrazo que compartían no solo era un refugio emocional, sino también una promesa silenciosa de estar el uno para el otro en esos momentos oscuros. La conexión entre ellos se fortalecía a través del dolor compartido, y el abrazo se convertía en un símbolo de su amor y apoyo incondicional.

Mientras las lágrimas continuaban cayendo, Hyunjin sentía un pequeño alivio al dejarse llevar por las emociones. El abrazo de Izumi, su voz suave y sus caricias reconfortantes, le recordaban que no estaba solo. A pesar del dolor insoportable de perder a su hermana, sabía que tenía a alguien en quien apoyarse, alguien que comprendía su sufrimiento y estaba dispuesta a caminar junto a él en este difícil camino de duelo y recuperación.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora