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Hyunjin se encontraba boca arriba en su cama, con una de sus manos relajadamente extendida sobre el colchón mientras sostenía entre sus dedos el cigarrillo que ardía lentamente.

El humo se elevaba en espirales, mezclándose con la luz tenue que se filtraba por el ventanal.

Su respiración era pausada, acompasada con cada inhalación del humo que llenaba sus grandes pulmones, y su mirada perdida en el techo, como si se encontrara sumergido en un mundo propio, ajeno a todo lo demás.

Mientras tanto, Izumi se encontraba sentada en una silla junto a la cama, observando en silencio cada movimiento de Hyunjin. Sus ojos oscuros seguían cada gesto, cada exhalación de ese humo que se desvanecía en el aire.

Cada trazo de su mirada recorría el rostro de Hyunjin con una grande intensidad cautivadora, como si intentara descifrar los secretos más profundos que se escondían tras su expresión impasible.

— ¿Por qué no te duermes de una buena vez? —Demandaba Hyunjin con un tono humorista, dándose cuenta que ella lo veía desde hace un buen rato.

— ¿Quieres que duerma contigo? —Preguntaba juguetona, pero la seria expresión de Hyunjin hizo que su humor se desvaneciera —Bromeo.

Hyunjin levantó su ceja, procediendo a mirarle el rostro a Izumi quien mantenía una mirada perdida. El ambiente estaba cargado de una tensión silenciosa, rota únicamente por el suave crujir de las sábanas y el chisporroteo ocasional del cigarrillo.

Hyunjin continuaba fumando con una calma aparente, mientras Izumi seguía inmersa en su contemplación silenciosa.

Era como si en ese momento, en la quietud de la habitación, sus almas se comunicaran sin necesidad de palabras, conectadas por un hilo invisible que los unía en un instante etéreo y cargado de significado.

— ¿Por qué entraste en pánico? —Preguntó Hyunjin, negándose una vez más en darle de su cigarrillo a la menor.

— ¿Por qué no compartes tu cigarrillo conmigo? —Izumi evadió la pregunta, e citándose más en otro de sus caprichos.

— Hablo en serio —Demandó Hyunjin, mirándola para verla perdida —Entraste aquí hace horas desesperada queriendo hablar. No querías irte, así que supongo que era algo importante.

A pesar de la calidez del momento, una pesada carga de preocupación pesaba sobre sus hombros, pero no quería arruinar la armonía del momento compartido. Aunque ansiaba desesperadamente querer desahogarse, Izumi luchaba con la difícil decisión de mantener sus problemas ocultos. Sabía que Hyunjin estaba atravesando un momento difícil y no quería añadir más carga emocional a su ya abrumada mente.

Sin embargo, la necesidad de hablar con alguien, de compartir el peso de sus preocupaciones, la consumía desde dentro, dejándola atrapada en un dilema emocional.

— Padre me privó de mis clases de ballet —Admitió Izumi, jugando con las puntas de su cabello.

— ¿Por eso te sientes mal? —Preguntó Hyunjin comprensivo, esperando a que dijera algo más. Izumi asintió, aún jugando con su cabello —¿Por qué? ¿Por qué no te opusiste?

Izumi se encontraba en un estado de angustia palpable, con la voz apenas audible y el peso de sus acciones pesando sobre sus hombros. Su incapacidad para alzar la voz revelaba una profunda sensación de impotencia, como si estuviera atrapada en un laberinto emocional del cual no encontraba salida.

La idea de enfrentarse a su padre, de contradecirlo, le resultaba abrumadora, como si estuviera atada por cadenas invisibles de obligación y culpa.

— No puedo oponerme a nada —Susurraba desesperada, ya que no podía gritar —No tengo el derecho. Después de todas las cosas que hice siento que me odia.

— Es tu padre —Sonreía —Dudo mucho que te odie, tal vez esté decepcionado, pero no te odia.

— No conoces a mi papá —Demandaba Izumi, con un tono un poco irritante —Es muy amable contigo, hasta que cometas un error y no le sirvas para nada.

Hyunjin observó a Izumi con una mezcla de serenidad y desdén. Sabía muy bien quién era el padre de Izumi y qué tipo de hombre era. Sin embargo, no se inmutó por las palabras de la joven.

Para él, lidiar con personas como Duque era simplemente parte del trabajo de un sicario. Había aprendido a mantener la calma ante amenazas y desafíos, incluso cuando provenían de personas con conexiones poderosas como la familia de Izumi.

— No sé si estás consciente de que se perfectamente quién es tu padre —Susurraba con delicadeza —Siempre estoy lidiando con gente así todo el tiempo. Además, mi familia está aquí y mataría por ellas.

— Por eso eres un sicario —Interrumpió Izumi, captando el contacto visual de Hyunjin —¿No? Matas para ganarte la vida por ellas.

Izumi arrojó la afirmación con una mezcla de comprensión, clavando sus ojos en los de Hyunjin en busca de una reacción.

La afirmación de Izumi no era nueva para él; había enfrentado ese tipo de juicios infundados innumerables veces en su carrera como sicario.

El gesto de Hyunjin revelaba una resignación taciturna, como si estuviera acostumbrado a estas confrontaciones pero prefiriera evitarlas. Sabía que la vida que había elegido no era fácil ni exenta de críticas, pero su rostro no dejaba traslucir ni una pizca de remordimiento o duda.

Mientras tanto, Izumi, consciente del impacto de sus palabras, era capaz de continuar mirándolo, delineando las grietas en la fachada de aquella casa que pretendía ser un refugio seguro.

— Izumi, tienes toda una vida por delante y sería muy estúpido dejar que unas clases de ballet arruine tu estado de ánimo —Hyunjin pensó en voz alta, con los ojos cerrados intentando relajarse.

— ¿Por qué me dices eso? —Preguntó seria, levantándose un poco de la cama apoyando su cuerpo con sus brazos.

— No lo sé —Respondió serio —Pero pensé que era necesario decirte algo así. No es algo que no puedas practicar tú sola, solo ponte tus zapatos y listo.

— ¿Estás motivándome? —Cuestionaba Izumi humorística, con una enorme sonrisa en sus labios. Hyunjin soltó un chasquido con su lengua, haciéndole reír esta vez —Estás motivándome.

— Como quieras tomarlo —Hyunjin intentaba ocultar su sonrisa —Ahora vete y duerme, mañana tienes escuela.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora