WALLS┃HYUNJIN.

Epílogo

Los gemelos salieron de la mansión con sus rutinas habituales. He-ra, sumida en su propio mundo, escuchaba música mientras revisaba las publicaciones de Instagram y Twitter, interesada en las noticias y tendencias de su generación. Karim, por otro lado, estaba absorto en un videojuego en su celular, completamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor. El chofer, siempre vigilante, se mantenía pacífico, asegurándose de que todo estuviera en orden desde adentro del vehículo. Dos hombres más rodeaban el auto, verificando meticulosamente que todo estuviera en orden desde afuera.

El trayecto parecía tranquilo. El sol se filtraba a través de los enormes pinos que flanqueaban la carretera, creando un paisaje sereno. He-ra y el chofer intercambiaban miradas llenas de complicidad y coqueteo. Cada vez que ella levantaba la mirada de su celular, sentía los ojos de él sobre ella, lo cual le arrancaba una sonrisa ocasional.

De repente, un perro apareció en el camino del chofer, obligándolo a frenar bruscamente. El frenazo fue tan fuerte que alertó a los gemelos, aunque no salieron volando gracias a los cinturones de seguridad.

— ¿Qué pasó? —Preguntó He-ra, sorprendida y quitándose los audífonos.

— Es un perro —Dijo el chofer, visiblemente confundido, mientras intentaba quitarse el cinturón de seguridad para ver más de cerca.

— ¿Un perro? —Repitió He-ra, preocupada. Se quitó el cinturón de seguridad y dejó sus audífonos y celular en el asiento para salir junto con el chofer —¿Está bien? ¿Lo atropellaste, Han? —Preguntó, visiblemente molesta.

— ¡No! —Respondió Han, con firmeza —Al parecer ya estaba herido.

Han levantó una mano, pidiendo silencio, mientras escuchaba un sonido inquietante: "tic, tic, tic". Inmediatamente comenzó a inspeccionar el auto con rapidez y preocupación, intentando localizar el origen del sonido. Los dos escoltas, que se habían detenido con sus motos para verificar que todo estaba en orden, también empezaron a prestar atención.

De repente, Han vio un detonador escondido en el auto. Sus ojos se abrieron con sorpresa y pánico. Sin perder un segundo, intentó abrir la puerta del lado de Karim, quien seguía absorto en su videojuego y no prestaba atención al peligro inminente. Han gritó a He-ra que se alejara del auto y ordenó a los motociclistas que la escoltaran a un lugar seguro.

— ¡Aléjense del auto! ¡Rápido! —Vociferó Han mientras golpeaba el cristal del auto para captar la atención de Karim. Con señas desesperadas, le indicaba que abriera la puerta —¡Abre la maldita puerta! —Gritó Han, finalmente logrando que el confundido Karim reaccionara. Abrió la puerta y, en un movimiento rápido, Han lo sacó del auto y lo alejó lo más posible.

Justo en ese momento, el auto explotó con una fuerza devastadora. Los sicarios en motocicletas que habían estado escoltando a He-ra fueron derribados por la explosión, algunos de ellos sangrando gravemente. He-ra se quedó inmóvil por un instante, atónita ante el caos. Han, sosteniendo a Karim con fuerza, corrió hacia ella, pero una granada cayó en su camino, complicando aún más la situación.

— ¡He-ra, cúbrete! —Gritó Han con desesperación. Ella reaccionó instintivamente y se ocultó detrás de uno de los árboles cercanos. Han cubrió a Karim con su propio cuerpo, protegiéndolo de la explosión.

Cuando el ambiente empezó a calmarse, Han sacó sus dos armas y las apuntó a su alrededor, manteniéndose alerta. Karim se encontraba detrás de él, protegido por su presencia imponente. Han llamó por su micrófono a Hyunjin mientras buscaba a He-ra con la mirada, gritando su nombre con creciente desesperación.

— He-ra —Llamó, pero ella no salió de su escondite —¡He-ra! —Gritó, lleno de preocupación y miedo.

Finalmente, He-ra salió, pero no estaba sola. Un hombre con un pasamontañas la sostenía firmemente, apuntando una pistola a su cabeza. Ella lloraba, paralizada por el terror. Aunque su padre, Hyunjin, la había entrenado para situaciones así, la realidad de ver morir a dos personas por su culpa la había dejado en shock.