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— Que bueno que estás aquí —Susurraba, abrazándolo con fuerza siendo rodeada por el.

El aceptaba su abrazo, pero no podía ocultar el hecho de que se sentía inquieto luego de las cosas que le había dicho Hitana. El sabía que el hecho de que la sugieran, tenía algo que ver con las cuentas pendientes que iba dejando con su trabajo.

Era la primera vez que Hitana le decía que estaba siendo seguida, y jamás la había visto tan asustada como ahora. Al bajarse del auto ya frente del departamento de la menor, los sentidos del peli negro se agudizaban, captando cada pequeño movimiento o sonido sospechoso.

Cada rincón oscuro se convertía en un escondite potencial para el peligro acechante, y a medida que agudizaba más su vista los lugares se hacían más oscuros. Cada sombra parecía cobrar vida propia, moviéndose y retorciéndose como si estuviera a punto de manifestarse en una forma tangible.

El se aseguró de que ella entrara primero, procediendo a hacerlo el tomándola de la mano con fuerza. Ella estaba dándose cuenta del comportamiento de Hyunjin, por lo que estaba completamente decidido a decírselo todo en cuanto entraran.

Las llaves del cuarto resonaron encima de la mesa de noche, y con la mirada puesta en Hyunjin sus brazos se habían cruzado, ya que esperaba a que hablara. 

— ¿Qué carajo fue eso? —Demandaba Hitana, sintiendo cómo sus ojos se cristalizaban.

— Es mucho que decir —Lamentaba, acercándose a ella intentando consolarla.

— No quiero que sigas evadiendo mi maldita pregunta, Hyunjin. ¿Por qué esas personas me seguían? ¿Por qué actúas como si siempre huyeras de todo y de todos?

— Soy un asesino a sueldo —Exclamaba, cortando todas las preguntas que su novia hacía —Un sicario, la mafia. Como quieras llamarle.

— ¿Qué? —Cuestionaba —¿Qué estás diciendo?

Hyunjin se acercaba a ella buscando algún tipo de consuelo en sus manos, en sus ojos, en su tacto o en su sonrisa; pero lo único que recibir eran miradas confundidas al igual que retrocedía porque tenía miedo.

El presentimiento de que algo terrible estaba por suceder se cernía como una sombra sobre la mente, envolviendo los grandes pensamientos en un manto de fatalidad. Cada paso adelante se sentía como un paso más cerca del abismo, y cada latido del corazón parecía un recordatorio constante de la fragilidad de la existencia.

— No te lo dije antes porque no quería involucrarte en todo esto —Su voz temblaba, sentía que lloraría —Pero por alguna razón pasó, no sé si fue una coincidencia.

— Esta maldita coincidencia casi hace que me muera del susto —Siseaba, maldiciéndolo —Si de verdad quisieras protegerme me hubieras contado todo, hubieras tomado la decisión de enseñarme a defenderme.

— No me quiero arriesgar a perderte, Hitana.

— ¡Ya lo hiciste! —Exclamó —Matas a gente inocente, Hyunjin. Matas a la gente solo porque si.

— No hay un "porque si" Hitana. No entiendes como funciona, no tienes una idea de lo que hablas —Respondía con el mismo tono de voz.

— ¿Por eso no me contaste? ¿En serio pensaste que no contarme sobre toda la mierda que hacías me mantendría a salvo? Por el amor De Dios, Hyunjin. Estoy atascada en este lugar contigo.

— Mato para ganarme la vida, Hitana. No es un trabajo digno, pero es un maldito trabajo.

— Gente inocente muere, Hyunjin —Siseó, sintiendo como todas las lágrimas que contenía, estaban bajando sin permiso.

— No son inocentes —Negaba Hyunjin, con sus ojos rojos. El quería llorar, pero por alguna razón estaba conteniéndose.

— No tienes una idea —Siseaba, sintiendo aún como sus lágrimas bajaban.

— ¿Y tú si? —Reprochó frío.

La paranoia se apoderaba de la mente, distorsionando la realidad y convirtiendo cada sombra en una amenaza potencial. Cada instante se volvía una lucha desesperada por escapar de la sensación de estar en peligro, de ser perseguido por algo que no podía ser visto ni entendido.

En medio de la discusión y la decepción, la sensación de impotencia se intensificaba, dejando al individuo atrapado en un ciclo interminable de temor y ansiedad.

En ese momento de máxima desesperación, la certeza de que algo malo estaba a punto de pasar se hacía insoportablemente palpable, como una sombra que se cernía sobre el alma. Y en un abrir y cerrar los ojos, algunas pizca de la sangre saliendo de la cabeza de la contraria había hecho que Hyunjin despertara de su mundo lleno de ira y angustia.

Sentía que un nudo en la garganta se formaba, y sus ojos se abrían con exageración al verla caer al suelo. No sabía si sólo era el momento pero lo veía todo en cámara lenta. Corrió hacia el interruptor de luz para apagarla tomando sus cosas e irse de allí con rapidez.

Por más que lo quería no podía quedarse ahí sintiendo pesares por el cuerpo; ya que lo matarían. Era cruel pero debía salvarse el y a la única familia que le quedaba en general.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora