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Después de que Izumi se duchara, al salir de su habitación no dudó en dirigirse de inmediato a la habitación de Hyunjin. Caminó con paso decidido, su mente enfocada en brindarle el consuelo que sabía él necesitaba. Llegó frente a su puerta y, con suavidad pero firmeza, tocó dos veces, esperando escuchar algún movimiento al otro lado.

No recibió respuesta. Izumi, preocupada, tocó de nuevo con más insistencia. La puerta se abrió lentamente, revelando a un Hyunjin desgarrado, con lágrimas deslizándose por sus mejillas pálidas y enrojecidas. Sus ojos, hinchados y llenos de dolor, miraron hacia Izumi con una mezcla de desesperación y alivio.

La preocupación en el rostro de Izumi era evidente. Sin dudarlo, entró en la habitación y cerró la puerta detrás de ella, aislándolos del mundo exterior. Dio un par de pasos hacia Hyunjin, sus ojos buscando los de él, intentando conectar, brindarle un punto de apoyo en medio de su tormenta emocional.

— Duele... —Lloriqueaba Hyunjin, su voz quebrada y llena de sufrimiento.

Esa pequeña palabra expresó todo lo que sentía en su interior, dejando claro a Izumi que aún no se sentía bien. Había enterrado a su hermana ese mismo día y, aunque el duelo fluctuaba, Hyunjin se sentía asfixiado por la culpa, incapaz de escapar de la opresión emocional que lo consumía.

Izumi llevó sus manos hacia las mejillas de Hyunjin nuevamente, limpiando las lágrimas que caían con sus pulgares. Le dio una pequeña sonrisa, un gesto tierno que decía sin palabras que ella estaría ahí el tiempo que él quisiera y que se iría solo si él se lo pedía. La tristeza permanecía en el rostro de Hyunjin, pero en su mirada se veía un profundo aprecio y gratitud hacia Izumi, reconociendo todo lo positivo que ella significaba para él.

Con lentitud, Hyunjin se inclinó hacia ella, sus labios encontrándose en un beso lento y tierno, cargado de una inocencia y pureza que reflejaban su necesidad de consuelo. Sus manos se deslizaron hacia la cintura de Izumi, atrayéndola más cerca, como si quisiera eliminar cada átomo de distancia entre ellos. A medida que los segundos pasaban, las manos de Izumi se movieron desde sus mejillas hacia su espalda, dándole suaves toques de apoyo y cariño.

Izumi se separó de él, respirando profundamente al sentir que el aire se le acababa, permitiendo que Hyunjin apoyara su frente contra la de ella, sus narices rozándose suavemente. Hyunjin quiso volver a besarla, pero notó una ligera incomodidad en Izumi que lo detuvo.

— ¿Qué? —Susurró, susurrando contra sus labios —¿Qué pasa?

Izumi, con un tono gentil y considerado, respondió:

— Hyunjin, no es el momento... —Dijo con suavidad —Estoy aquí para ti, pero no en ese sentido. ¿Entiendes?

Hyunjin se quedó mirándola, sus ojos llenos de confusión. Su expresión cambió lentamente, de una tristeza profunda a una mirada extrañada, sus cejas fruncidas en incomprensión. Pero a medida que las palabras de Izumi se asentaban en su mente, la confusión comenzó a desvanecerse, dando paso a una comprensión resignada.

— Lo entiendo —Murmuró, su voz quebrada pero resignada —Lo siento... solo... no quiero estar solo ahora.

— Pero no estás solo —Añadió Izumi angustiada, mostrándole seguridad en su tono de voz a pesar de todo —Estoy aquí contigo. Tal vez no como quieres que lo esté pero.

Hyunjin respiró hondo, dejando que las palabras de Izumi lo envolvieran. La tristeza seguía presente, pero el apoyo incondicional de Izumi le daba una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

— Quiero estar contigo —Interrumpió Hyunjin.

Izumi se dio cuenta en qué sentido lo decía Hyunjin. Soltó un suspiro, negando lentamente con la cabeza y cerrando los ojos, tratando de encontrar la manera de enfrentarlo sin agravarlo en su frágil estado emocional.

WALLS┃HYUNJIN. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora